Los bancos no miran igual a todos sus clientes, con independencia de lo que diga su publicidad. El director del banco sonríe más a quien más dinero tiene. Es ley de vida. Las personas con mayores ingresos y que mayor número de productos contraten con una sucursal suelen ser las que mejores condicones alcanzan, hasta el punto de crear productos «a su medida», con ventajas en comisiones y rentabilidad que los demás no verán nunca. Entre estas condiciones ventajosas se encuentran las tarjetas de crédito sólo para vips, que se ofrecen a personas con un nivel de ingresos muy alto, y gastos inalcanzables para la mayoría de los que confían su dinero al banco. Son tarjetas con un coste muy elevado, que se ofrecen sólo a grandes fortunas, y a las que se accede exclusivamente mediante una invitación que se recibe desde la entidad emisora.
Entre los bancos estadounidenses, los colosos de la banca privada son JP Morgan y Morgan Stanley, junto al Bank of America, que ofrecen sus tarjetas especiales sólo a los clientes que tengan invertidas cantidades superiores a los 30 millones de dólares. Una de las tarjetas más conocidas dentro de este sector exclusivo es la Centurión, o «black card» de American Express. Contratarla supone pagar unas comisiones de 2.500 dólares anuales en Estados Unidos, y 2.634 dólares en España. El gasto mínimo anual es de 250.000 dólares. Su titular dispone de ventajas considerables, como poder acceder a la ayuda que proporciona un asistente personal, entrar en las salas VIP de los aeropuertos, contar con asientos especiales en los vuelos, recibir atención personalizada en hoteles de lujo, etc. American Express la lanzó en 1999, y se ha convertido de un símbolo de distinción para quienes la guardan en su cartera, junto a las fotos familiares y la chequera. Tanto, que para algunos no contar con ella supone un duro golpe a su ego. De hecho, American Express ha llegado a recibir demandas por no ofrecer la tarjeta a quienes se consideraban dignos de contar con ella. Bank of America ofrece la tarjeta Accolades, dirigida a clientes con más de 100.000 dólares en entidades bancarias, que pertenece a American Express.
Sólo 300 personas en España cuentan con una Centurion, lo que equivale a disfrutar de prestaciones como disponer de asistente personal o disponer de asientos especiales en los vuelos
En España también están disponibles, aunque tienen una tradición mucho menor. La tarjeta Centurion de American Express no ha cumplido aún tres años en nuestro país y está destinada únicamente a quienes ya disponen de la Platinum Card y reciben la invitación para contratarla. Ofrece todas las ventajas de la versión norteamericana de la tarjeta, entre las que se cuenta la protección de seguros específicos en caso de robo. Sólo 300 personas en España disponen de ella, y sacarla de la cartera es todo un símbolo, al menos de capacidad adquisitiva.
Santander ha lanzado asimismo una tarjeta de crédito ‘black’ que, a diferencia de otras, se puede solicitar a través de la página web. La publicidad del banco promete protección contra el uso fraudulento, los atracos a cajeros y la falsificación de la tarjeta. Además, ofrece un seguro de vida, un seguro de accidentes hasta 600.000 euros y asistencia en viaje. La tarjeta ofrece protección para las compras que se realizan contra el robo o la rotura. Además, da cobertura en compras en Internet con un límite de hasta 6.000 euros. Esta tarjeta otorga ventajas y servicios VIP y descuentos en algunas compras. Ofrece, además, el regalo de un billetero de piel de marca exclusiva al realizar la primera compra.
Pero la entidad mantiene una actitud comercial distinta a la que se tiene con la Centurión, como muestra el hecho de que se pueda solicitar desde una página web, lo que modifica el concepto de ‘black card’. Ya no hay que esperar a recibir la invitación para contar con ella. Eso sí, el banco Santander exige condiciones de inversiones en sus productos sólo reservadas a las personas con altos ingresos. Santander Central Hispano y Sabadell cuentan, además, con la tarjeta Platinum, con seguros en los viajes y cobertura médica.
Para el banco es caro ofrecer tantos servicios a sus clientes, pero lo compensa gracias a los ingresos percibidos
La compañía Visa ha lanzado «Infinite» con el objetivo de llegar a unos cuantos miles de personas en los próximos años. BBVA Patrimonios, una de las pocas entidades que la ofrece, cobra 1.000 euros anuales a sus titulares, mientras que Caja Madrid, a través de Altae Banco Privado, pide 300. Al igual que a la Centurion, sólo se puede acceder a ella por invitación. Para eso, es necesario contar con 300.000 euros en activos líquidos, lo que sólo cumple algo más del 2% de la población adulta en toda Europa, y un porcentaje similar en España. Con esta operación, Visa busca mantener un mercado en el que uno de cada nueve euros que se gasta actualmente en Europa se paguen con una tarjeta Visa.
El límite mínimo de crédito mensual es de 21.000 euros, y no tiene límite máximo. Los seguros en viajes y accidentes cubren hasta 1,5 millones de euros. El gasto medio que se realiza con las tarjetas Infinite es el doble que con las las Platinum, y seis veces superior que en el caso de la Visa Oro. Los poseedores de una tarjeta VIP Infinite realizan el doble de transacciones al año que los que disponen de una Visa Oro, además de que los gastos son superiores en un 83% que los que se hacen con Platinum y cuatro veces superiores a los de las tarjetas Classic.