Cuando buscamos financiación, además de poder conseguirla para llevar a cabo nuestro proyecto, el objetivo principal es encontrar el préstamo con las mejores condiciones y que mejor se adapte a nosotros. Comparar entre diferentes créditos para dar con el mejor resulta una buena forma de comenzar y ahorrar en intereses, pero a veces no basta. Existen otros pequeños trucos menos conocidos que el banco no siempre comunica cuando estamos en el proceso de la contratación del préstamo y que nos permitirán ahorrar mucho más si los tenemos en cuenta.
Negociar con ofertas de otros bancos
Lo común para buscar financiación es acudir a nuestro banco de siempre donde tenemos los ingresos domiciliados y, probablemente, aceptar la primera oferta que nos hagan. No obstante, no debemos tener miedo a ir a otras entidades y pedir otras ofertas para comparar y encontrar mejores créditos.
Los bancos están acostumbrados a negociar las condiciones de sus productos, sobre todo cuando están ante buenos clientes con antigüedad, por lo que con las ofertas de los competidores tendremos un poder de negociación mucho mayor a fin de que nuestra entidad nos mejore la oferta de financiación o, al menos, la iguale. Además, si decide no hacerlo, siempre podremos ir al banco que nos presentó el préstamo más ventajoso.
Acortar el plazo lo máximo posible
El plazo es uno de los aspectos de la financiación que más afectará al coste total del préstamo. Los intereses de un crédito al consumo se generan a lo largo del tiempo, por lo que mientras más tiempo estemos pagando, más intereses se producirán.
Los bancos, por lo general, se centran en comunicar las cuotas mensuales, pero es importante comprobar cuánto se abonará en total. Por eso es importante hacer números y elegir una cuota que se adapte a nuestra situación financiera, ni muy alta ni muy baja, para evitar alargar el plazo más de lo necesario y pagar intereses de más.
Imagen: FirmBee
Para verlo con un ejemplo práctico, imaginemos que tenemos un préstamo de 10.000 euros al 8,5 % y que nos ofrecen hacerlo frente durante 10 años, lo que implicaría una cuota de 124 euros al mes. Esto haría que terminásemos abonando 4.878 euros en intereses. En cambio, si optamos por una cuota más alta, de 205 euros al mes, acortaríamos el plazo a cinco años y se generarían 2.310 euros en intereses; esto supondría pagar 2.568 euros menos en nuestro préstamo.
Aprovechar las vinculaciones gratuitas
Este es, quizás, el truco más conocido. Los bancos quieren vincular al cliente a toda costa y una de sus estrategias consiste en ofrecer descuentos en los intereses del crédito al consumo a cambio de contratar determinados productos.
Los mayores descuentos se consiguen contratando productos vinculados de mayor coste, como seguros o planes de pensiones, pero también puede ocurrir que su precio sea mayor que el descuento que nos aportarán, por lo que no sale a cuenta contratarlos. Solo será una buena alternativa si igualmente tenemos pensado contratar alguno de estos productos.
En cambio, existen algunas vinculaciones gratuitas que sí nos podrán interesar, como domiciliar la nómina o utilizar la tarjeta del banco una vez al mes. Estos productos no tienen costes anuales y podremos aprovecharlos para conseguir una financiación más barata. Aunque el descuento que nos aporten será menor porcentualmente, al final se traducirá en un ahorro mayor en comparación a si contratásemos otros productos con costes anuales.
En definitiva, la clave para obtener un buen préstamo es tener en cuenta siempre todos los aspectos que impactan en el producto que queremos contratar y realizar simulaciones de financiación con las alternativas a las que podemos optar. De esta manera, al contratar un préstamo, estaremos seguros de elegir el que mejor se adapte a nuestra situación financiera y que nos permitirá un ahorro mayor del que probablemente hubiésemos logrado con la primera oferta que nos presentaron.