La llamada «burbuja inmobiliaria», negada por el Gobierno, los constructores y los promotores y denunciada por los consumidores, parece dar los primeros síntomas de frenar en parte su imparable ascenso.
Según el último dato, correspondiente a abril, el volumen de créditos hipotecarios cayó seis puntos porcentuales en una evidente ralentización, pese a que la subida interanual alcanza el 23,4%, de acuerdo con los datos hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El número de fincas adquiridas con un préstamo -el 74% de ellas son viviendas construidas- descendió en abril más del 5%, si bien su crecimiento en los últimos doce meses llega al 11,5%. Según distintos expertos, ambos datos permitirían aventurar que hasta finales de año el precio de la vivienda podría desacelerarse.
Los análisis de las sociedades tasadoras reflejan que en el segundo trimestre de 2003 la subida del coste de los pisos fue algo menor (3,8%) al del primero (4,6%).
Nadie sabe qué pasará con la subida de las casas, máxime cuando depende de las cifras macroeconómicas (una inflación demasiado alta frenaría la demanda), de la renta real de las familias (cuyo endeudamiento aumento un 13,5% en el primer trimestre del año) y de la evolución de los tipos de interés (que, aunque a medio plazo seguirán en torno al 2%, podrían registrar una bajada mínima en otoño).
El mercado hipotecario parece haber cambiado su tendencia en apenas treinta días, aunque está por ver si se confirmará en los meses siguientes. En abril se hipotecaron 7.000 viviendas menos que en marzo sobre un total de 66.015, lo que representa un descenso del 3,5% sobre el mismo periodo de 2002.