La Comisión Europea (CE) presentó en Bruselas un conjunto de iniciativas legislativas para reforzar la supervisión del sistema financiero europeo con el objetivo de prevenir nuevas crisis como la actual. Estos planes han sido hechos públicos en vísperas de la celebración en Pittsburgh (Estados Unidos) de la cumbre del G-20, con la pretensión de ejercer un papel de liderazgo del sistema financiero internacional.
El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, explicó que con estas mediadas se quiere «proteger a los contribuyentes europeos de lo sucedido el año pasado, cuando los Gobiernos tuvieron que inyectar a la banca miles de millones de euros», y servir de inspiración para la reforma financiera global.
El Ejecutivo comunitario apuesta por un conjunto de disposiciones que entrarán en vigor en 2010 y que garantizan que los Veintisiete apliquen las mismas medidas de supervisión. Tras descartarse un único supervisor europeo con autoridad para imponerse a los reguladores nacionales, porque los socios de la UE no lo admitían, la fórmula que se perfila es bicéfala. De un lado, una entidad encargada de detectar situaciones de riesgo a gran escala, que podrían poner en peligro el sistema en general. De otro, un grupo de supervisores de rango supranacional para la banca, los seguros y los mercados de valores, con poderes limitados aunque con ciertas prerrogativas para discernir en casos de disconformidad entre reguladores nacionales.
Entidades supervisoras
La primera de estas entidades, el denominado Comité europeo de Riesgos Sistémicos (ESRB, por sus siglas en inglés), tendrá como función analizar toda la información macroeconómica disponible y emitir alertas y recomendaciones a los Estados miembros afectados, en caso de detectar riesgos. Los receptores de la advertencia tendrán que comunicar las medidas adoptadas y, si se decide no hacerlo, deberán dar explicaciones.
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, restó importancia al hecho de que las recomendaciones de ese órgano no vayan a ser vinculantes y se mostró convencido de que los socios las seguirán.
Para la puesta en marcha de este organismo, se partirá de la estructura del Banco Central Europeo (BCE), que controlará el Secretariado y en el que también estarán representados los bancos centrales de los 27 Estados miembros.
El Ejecutivo comunitario apuesta por medidas de supervisión comunes a los 27 estados miembros
La segunda de las entidades es el Sistema Europeo de Supervisores Financieros (ESFS), una red compuesta por los organismos nacionales de supervisión y tres nuevas autoridades comunitarias especializadas en banca, bolsa y seguros. Para crear las tres autoridades, se partirá de los actuales comités europeos de supervisores bancarios (CEBS), bursátiles (CESR) y de seguros (CEIOPS), a los que se darán nuevas competencias.
Su función será redactar borradores de propuestas sobre reglas comunes (que deberán convalidar, en todo caso, los órganos comunitarios con poder decisorio); facilitar el intercambio de información entre los supervisores nacionales y mediar en casos de discrepancias, ejecutar una supervisión directa sobre las agencias de calificación y coordinar y adoptar un determinado rango de disposiciones en situaciones de crisis.
Límites a las primas de los banqueros
La Unión Europea (UE), que asiste a la cumbre del G-20 en Pittsburgh representada por Suecia -presidencia de turno-, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, España y Países Bajos, presionará para que el foro se comprometa a limitar las primas de los banqueros que contribuyeron al estallido de la crisis porque incentivaban la asunción de riesgos para lograr beneficios a corto plazo.
Los Veintisiete también estudian pedir que se impongan sanciones a los bancos que paguen primas excesivas a sus directivos porque, como explicó el presidente de turno de la UE, el sueco Fredrik Reinfeldt, «no podemos aceptar que los beneficios de los bancos sean privados y que sus pérdidas deban ser asumidas por los contribuyentes».
La UE pedirá que se impongan sanciones a los bancos que paguen primas excesivas a sus directivos
Además, los líderes analizarán cómo cumplir los objetivos acordados en la última reunión del G-20 en Londres con respecto a la supervisión financiera internacional, la gestión de las quiebras de grandes entidades, la regulación de los fondos ‘hedge fund’ o la valoración de las agencias de calificación de riesgos, a las que se culpa de no haber detectado la situación que se avecinaba en los mercados internacionales.
Otro de los temas que se abordarán en la cumbre es el compromiso que deberían asumir los países más desarrollados con los más pobres para ayudarles a afrontar el cambio climático. La UE pedirá ser solidarios con los estados menos desarrollados para que todos puedan cumplir con el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero. La Comisión Europea estima en 100.000 millones de euros anuales el coste para lograr reducir de forma significativa las emisiones de gases contaminantes en el periodo 2012-2020 y propone que los Veintisiete aporten 15.000 millones.