La prima de riesgo propuesta a los inversores por el bono español a 10 años respecto al «bund» alemán ha aumentado hasta 183 puntos básicos. Esto supone un incremento de 10 puntos respecto a los 173 del último cierre, debido a una renovada preocupación por la deuda soberana y la exposición de los bancos de la zona euro a la misma. Las dudas sobre la rigurosidad de las pruebas de resistencia se han reavivado tras la publicación de un artículo en ‘The Wall Street Journal’ que considera que las pruebas de estrés no reflejaron la exposición real de la banca europea a la deuda pública.
La rentabilidad de los bonos españoles a 10 años en los mercados secundarios alcanzaba el 4,07%, frente al 2,24% del bono alemán a 10 años. Por su parte, el bono español a tres años registraba una rentabilidad del 2,65%, frente al 0,77% de su homólogo alemán. El diferencial con respecto al bono alemán también se incrementaba en el resto de los países denominados periféricos, en especial en Irlanda, donde aumenta más de 30 puntos básicos hasta 186, su nivel más elevado desde la introducción del euro.
Los seguros frente a un impago de la deuda española a cinco años (CDS) también experimentaban un ascenso, al situarse en 234.200 dólares por cada 10 millones de euros, frente a los 215.600 dólares del anterior cierre. Los CDS de otros países de la zona euro también se incrementaban con respecto al cierre del lunes, como los seguros de impago de la deuda griega, de 868 a 894 puntos básicos, la deuda irlandesa, de 340 a 372 puntos básicos, o portuguesa, de 297 a 328 puntos básicos.
Por otra parte, el análisis realizado por ‘The Wall Street Journal’ afirma que los «stress test» realizados hace un mes a las principales entidades europeas subestimaron la exposición de algunas entidades a una deuda pública «potencialmente en riesgo» y recuerda que fueron numerosas las voces que en su momento calificaron las pruebas de «demasiado indulgentes».
El periódico considera que algunas entidades no aportaron todos los datos sobre su exposición a la deuda pública solicitados por los reguladores y destaca que los resultados de las pruebas difieren de los obtenidos en las realizadas por otras entidades internacionales. Algunos bancos excluyeron ciertos tipos de bonos del análisis y muchos redujeron la cantidad que representaban las posiciones «a corto» en sus balances, asegura el rotativo. Señala el diario que estas evidencias han acabado con el objetivo principal de las pruebas, que pretendían tranquilizar a inversores y mercados con la demostración de la fortaleza del sistema financiero europeo.