Los intermediarios financieros y, sobre todo, las empresas de refinanciación de deudas son uno de los negocios con más auge de la economía española, principalmente por el aumento de los tipos de interés y el elevado grado de endeudamiento de los hogares.
Un estudio de Tormo y Asociados revela que en lo que va de año se ha duplicado el número de franquicias independientes dedicadas a la intermediación financiera. En estos momentos se acercan al medio centenar, con una red de 3.200 oficinas, una cifra desorbitada teniendo en cuenta que hace tres años apenas existían.
Y la multiplicación de estas sociedades no ha llegado ni mucho menos a su fin, sino más bien al contrario, porque la mayoría de las enseñas del sector y, especialmente, las más grandes -Credit Services, Kirón, Capital Credit o Best Credit- están inmersas en importantes planes de expansión, que podrían elevar por encima de las 5.000 oficinas la red de puntos de venta en dos o tres años.
Estas empresas tienen cada vez un catálogo más amplio de servicios para sus clientes -incluida la orientación en inversión-, pero el mayor volumen de negocio está en la refinanciación y consolidación de deudas, y en el asesoramiento en operaciones crediticias.
Su tarea consiste, habitualmente, en encontrar entre las distintas entidades financieras el crédito que mejor se adapte a las necesidades del cliente o la solución que le permita rebajar el coste mensual de todas sus deudas, mediante la unión en una sola.
Tres tipos de clientes
Los usuarios de estas empresas son de tres tipos: los que no tienen tiempo o conocimientos para buscar la mejor oferta entre los distintos bancos; los que en un momento dado sufren una caída de ingresos y requieren refinanciación, y los que de repente se ven ahogados por la subida de tipos o por no haber calculado bien su grado de endeudamiento y tienen que rediseñar sus créditos para no ir a la quiebra.
Estos últimos son los más habituales, afirma el director general de Best Credit, Christian García, quien asegura que el alza de tipos y la «mentalidad consumista» de los españoles está resultando un excelente caldo de cultivo para el sector.
Pero este floreciente negocio no está libre de críticas. El presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), Gregorio Mayayo, cree necesario que se regule estas empresas cuanto antes y se les imponga un supervisor, porque ahora «están fuera de control» y no tienen obligación alguna de información, frente a las «abusivas» exigencias que afrontan las entidades financieras.
En lo que va de año, se ha duplicado el número de franquicias independientes dedicadas a la intermediación financiera
En las condiciones actuales, los clientes no saben en muchos casos si la operación que les proponen es la más ventajosa para ellos o para el intermediario, alerta Mayayo, quien propone que el sector sea supervisado por el Banco de España.
Las entidades aludidas rechazan estas críticas y afirman que, como en todos los sectores, hay unos más profesionales que otros, pero coinciden en que es prioritario regular y profesionalizar el sector, circunstancia que se podría conseguir a partir del año 2007, con la entrada en vigor de la directiva de Mercados de Instrumentos Financieros.
Cobro de comisiones
Por su parte, el Banco de España recuerda que en la reunificación de deudas, estas entidades cobran una comisión por su intermediación, que se añade a los costes, en muchos casos elevados, de cancelación anticipada de los préstamos, contratación de uno nuevo, y los gastos notariales, registrales, impuestos y demás.
Además, aconseja que, a fin de tener una valoración adecuada de la operación, se tenga en cuenta no sólo la diferencia de tipos de interés entre los préstamos antiguos que se sustituyen y el nuevo, sino también el plazo durante el cual se va a estar pagando y los gastos totales de la operación.
«Nosotros somos los más interesados» en que se regulen las exigencias de transparencia, los contratos y las condiciones de las operaciones asegura Salvador Cerezo, presidente de la Asociación Nacional de Agentes Financieros (ANAF), que agrupa a muchas de estas empresas. Para conseguirlo, la agrupación está en conversaciones con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y prevé hacer lo propio con el Banco de España y con los partidos políticos.
Como de momento no tiene que supervisar a estas entidades, el Banco de España se limita a vigilar que la actividad de los intermediarios no se confunda con la de un banco y que la gente sea consciente de lo que cuesta ese tipo de operaciones.