Los ministros de Economía de los Veintisiete constataron el 13 de marzo la falta de consenso para crear una tasa a las transacciones financieras internacionales que se aplique solo en la Unión Europea (UE) y apostaron por debatir posibles «alternativas» que produzcan el mismo resultado de que la banca asuma parte de los costes de la crisis y reduzca sus operaciones especulativas.
La Comisión Europea (CE), a petición de Francia y Alemania, propuso una tasa que gravaría con un tipo del 0,1% las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01% las de derivados. El nuevo impuesto generaría unos ingresos de 55.000 millones de euros al año, según los cálculos de Bruselas. Durante el debate público celebrado en el Ecofin, cinco Estados miembros (Reino Unido, Países Bajos, Luxemburgo, República Checa y Malta) rechazaron expresamente el plan de Bruselas con el argumento de que provocará deslocalizaciones en el sector financiero, perjudicará al crecimiento y al empleo y aumentará los costes de financiación para familias, empresas y Estados. La tasa solo puede aprobarse por unanimidad.
La novedad de la discusión fue que, por primera vez, los países partidarios de crear la tasa a las transacciones financieras aceptaron estudiar alternativas para desbloquear el debate. «Si durante la presidencia danesa (el primer semestre de 2012) vemos que no hay solución a nivel de la UE, y yo espero que sí la haya, creo que estamos obligados a concentrarnos en alternativas», dijo el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, uno de los máximos defensores de la tasa. «Si no hay ningún resultado tras años de discusiones, sería desastroso», advirtió.
La representante finlandesa, Jutta Urpilainen, expresó su respaldo a la propuesta de Bruselas, pero admitió que «no todos pueden suscribirla» y pidió «no malgastar mucho tiempo en intentar mover lo que es inamovible» y buscar «alternativas» que sean aceptables para los Veintisiete. También el ministro de Economía francés, François Baroin, apoyó la propuesta de Alemania y de Finlandia de encargar a la presidencia danesa y a la CE que «examinen las próximas semanas propuestas alternativas» a la tasa a las transacciones financieras. Baroin explicó que París acaba de adoptar una tasa inspirada en la «Stamp duty reserve tax» británica, que grava la compraventa de acciones.
El ministro sueco, Anders Borg, uno de los máximos opositores a la tasa por la mala experiencia de su país cuando la implantó, resaltó que todos los países consideran que el sector bancario «no paga suficientes impuestos» y debe contribuir a los costes de la crisis. Pero insistió en que gravar las transacciones financieras provocaría deslocalizaciones y «aumentaría el coste del crédito para los hogares» y también para los gobiernos. Por ello reclamó también buscar posibles «alternativas». La presidencia danesa se comprometió a estudiar la petición y seguir con el debate en el Ecofin informal que se celebrará a finales de marzo en Copenhague.