La facturación exterior de la industria agroalimentaria supone el 15% del total en España, un porcentaje que se incrementa con el paso de los años, después de que en 2009 consiguiera un total de 25.253 millones de euros, incluidas la agricultura, la pesca y la industria alimentaria. Destacan también los sectores de las frutas y hortalizas o el porcino. El saldo comercial del sector ha sido positivo en los últimos años y en 2010 se ha incrementado en un 20% respecto al año anterior.
En el territorio nacional, la industria agroalimentaria ha conseguido unas ventas de 84.600 millones de euros, lo que representa el 14% de las ventas netas del conjunto de la industria española. Además, ha generado 460.075 empleos, situándose así como el primer sector manufacturero industrial de España, según destacó la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Elena Espinosa, tras entregar en el último consejo de ministros un informe sobre la situación de la industria agroalimentaria en nuestro país, cuyos datos de mercado, contribución social y medioambiental, su aportación de sinergias con otros sectores económicos y la búsqueda de nuevas oportunidades «constatan el carácter estratégico y de futuro del sector».
Los datos recogidos en el documento muestran que en la actualidad, la industria agroalimentaria española cuenta con 29.547 empresas de menos de 50 empleados, 24.383 empresas con menos de 10 empleados y 68 que dan trabajo a más de 500 empleados. Según Espinosa, estas cifras demuestran la capacidad de este sector como motor de la economía.
La ministra también resaltó el destacado papel de la industria agroalimentaria «en el suministro de alimentos sanos, seguros y de calidad» y su colaboración en la sostenibilidad económica y social, al mantener la población en el territorio y generar actividad económica y empleo. Además, participa en la sostenibilidad ambiental a través de su colaboración en la gestión y el mantenimiento del territorio rural y el medio ambiente.
Junto con estos resultados, Espinosa habló sobre la importancia del sector en la generación de sinergias con otros sectores económicos como la gastronomía, el turismo, la cultura y las nuevas tecnologías y su adaptación al modelo de producción europeo en lo relativo a la seguridad, trazabilidad, responsabilidad medioambiental y bienestar animal.