Los precios subieron en febrero tres décimas, algo más de lo previsto por los expertos y por el Gobierno, y la inflación anual repunta hasta el 3,8%, tasa que supera en una décima a la del mes anterior, mientras la acumulada en lo que va de año se sitúa en un 0,4%. El nuevo tirón del precio del petróleo, que causó otra subida de las gasolinas, y el encarecimiento de algunos alimentos básicos (cerdo, pollo), por la crisis de las «vacas locas» tienen parte de culpa de esta subida, pero no toda.
La inflación subyacente, que no incluye los más volátiles precios de la energía y los alimentos no elaborados, se ha colocado en el 3,2%,al registrar un aumento mensual superior en una décima al del índice general. Es una evolución preocupante, porque indica que la subida que el crudo registró meses atrás se está trasladando a los precios finales de forma generalizada. Por añadidura, la inflación española calculada con criterios europeos experimentó un aumento de cuatro décimas y la tasa interanual sube otra vez al 4%. Los precios de hoteles, cafés y restaurantes y ciertos gastos domésticos tiran de este índice, compensados solo en parte por la rebaja de las comunicaciones.
Desde el Gobierno se ha justificado este comportamiento por la incidencia de factores que han afectado por igual, o incluso en mayor medida, a todos los países europeos, como la crisis alimenticia o la subida del petróleo. Aunque no se conocen los datos armonizados de todos los socios del euro, el vicepresidente económico, Rodrigo Rato, tras calificar la variación del IPC en febrero como «razonable», dadas las circunstancias, citó los mayores incrementos de precios registrados en Francia y Alemania (aumento del 0,6%).
Según Rato, «no es previsible que se amplíe el diferencial con la UE» y cabe esperar una mejor evolución en meses venideros, por lo que el Gobierno no se despega del objetivo compartido con el Banco Central Europeo, un 2% de inflación al final del ejercicio. En febrero, la carne de cerdo se encareció un 4%, la de pollo el 3,6% y la de otras especies, el 1,4%. Consecuencia de la desconfianza de los consumidores hacia el vacuno -que bajó de precio un 0,8%-, estos aumentos, junto a la subida del pan en un 1,3% y de la leche en un 1,9%, representan la mitad del tirón. La subida de las gasolinas en un 0,4%, y de los precios de restaurantes, bares y cafeterías en similar proporción, así como la factura del agua y los gastos de comunidad de las viviendas completan el listado de los aumentos de precios.