La utilización de técnicas de agricultura que degradan los suelos, provoca una serie de consecuencias en el medio ambiente que pueden poner en peligro la producción mundial de alimentos. Entre sus efectos devastadores se encuentran el agotamiento de los acuíferos, la contaminación de las aguas y el exterminio de algunas especies de plantas y animales.
Estos datos han sido presentados en el estudio del Instituto Internacional de Investigación de la Política de Alimentación (IFPRI) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) que señala que «la degradación del suelo ha reducido enormemente la productividad y puede tener graves consecuencias en aquellos países pobres y altamente poblados, puesto que las tierras para la agricultura tendrán que afrontar el enorme problema de alimentar a 1.500 millones de personas en los próximos 20 años.
Teniendo en cuenta que la población actual de 6.000 millones de personas se incrementará en un 25 por ciento en las dos próximas décadas se hace necesario, según apunta este estudio hallar una forma de aumentar la producción de alimentos que sustente a la población creciente en los países en desarrollo
El estudio señala que esto debe lograrse sin incrementos en la cantidad de tierra bajo cultivo que amenacen aún más la forestación y la biodiversidad, y sin que recurramos a prácticas agropecuarias insostenibles. Entre un 20 y un 30 por ciento de las junglas y bosques del planeta se han convertido en cultivos, lo cual ha supuesto una pérdida de hábitat para plantas y animales, y la agricultura avanza hacia parques nacionales y otras áreas protegidas.
El informe señala que la agricultura consume anualmente el 70 por ciento del agua dulce de uso humano. La irrigación extrae de ríos y napas acuíferas más agua de la suministrada por las lluvias, y muchos cursos hídricos están contaminados por el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas.