La economía española se debilitó aún más en el tercer trimestre del año debido al agravamiento de las tensiones financieras internacionales y al clima de incertidumbre que invade los mercados. Lo dice el Banco de España en su boletín del mes de septiembre, que recuerda que en el segundo trimestre la economía española ya redujo ocho décimas su tasa de crecimiento interanual, hasta el 1,8%, con un avance trimestral del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,1%, inferior en dos décimas al experimentado en el primer trimestre.
«Los mercados financieros internacionales han experimentado un agudo recrudecimiento de la inestabilidad, entrando en una nueva fase marcada por la crisis de algunas entidades clave«, indica el boletín. En este contexto, en el tercer trimestre del ejercicio se reforzó el deterioro económico debido, entre otros factores, a la «atonía» del consumo privado, a la desaceleración de la inversión en bienes de equipo y a una disminución de la construcción «más marcada», como pone de manifiesto la caída de la afiliación a la Seguridad Social en el «ladrillo», el mayor número de parados que tiene el sector y el «comportamiento desfavorable» de la superficie visada, tanto en edificación de viviendas como en construcciones no residenciales. La institución que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez también detecta cierta atonía en el sector del turismo a la luz de los indicadores disponibles sobre la evolución de esta actividad en los meses de julio y agosto. Apunta además que la industria está prolongando su fase de debilitamiento y que los servicios de mercado están perdiendo dinamismo.
Ralentización del empleo
Respecto al empleo, señala que se aprecia una «acusada ralentización» que, sin embargo, no ha tenido un impacto significativo sobre la oferta de trabajo, pues la población activa ha mantenido un dinamismo similar al de trimestres pasados, destacando el repunte de la participación femenina y de los extranjeros.
Asimismo, se mantiene la tendencia a la desaceleración de la financiación captada por hogares y sociedades no financieras y el mayor ritmo de expansión de sus activos líquidos. Los tipos de interés de las nuevas operaciones de activo y pasivo que aplican las entidades crediticias volvieron a elevarse el pasado mes de julio, situándose el coste medio de los préstamos a empresas y familias para compra de vivienda, para consumo y para otros fines en el 6,06%, 5,93% y 8,8%, respectivamente.
El boletín del Banco de España añade que la desaceleración de los pasivos de las familias se debe al nuevo descenso que ha experimentado el ritmo de expansión interanual de los préstamos para adquisición de vivienda, que en julio alcanzó el 7%, un punto menos que el mes anterior.