En el marco de unas jornadas organizadas por la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (AUSBANC), la Brigada de Delitos Económicos y Financieros de la Comisaría General de Policía Judicial ha declarado que, según sus cálculos, el uso fraudulento de las tarjetas bancarias en España ascendió a 110 millones de euros en 2004.
Según sus estimaciones, el método más usado de estos fraudes, que afectaron principalmente a particulares y a entidades financieras, es el llamado «lazo libanés». Se trata de un dispositivo que los estafadores preparan en el cajero que simula la ranura donde se introduce la tarjeta de crédito. En la ranura se introduce un lazo realizado con cinta magnetoscópica que evita que el cajero reconozca la introducción de la tarjeta y facilita su posterior robo.
La segunda fase de este robo, que se realiza en cajeros utilizados por extranjeros y a últimas horas de la tarde, comienza cuando la tarjeta se atasca en la ranura falsa. El usuario comienza a manipular las teclas con intención de recuperarla, momento en que uno de los estafadores se acerca a la víctima y le indica que conoce el problema «siendo la solución marcar en el cajero tres o cuatro números, seguido del número clave de la tarjeta».
La persona cuya tarjeta ha quedado atascada teclea el número mientras el estafador se fija en los cuatro últimos dígitos, y al no producir el efecto deseado, se disculpa ante la víctima y abandona el lugar sin levantar sospechas. Tras esto, la persona timada abandona el cajero, un cómplice retira la tarjeta del dispositivo instalado y procede al posterior copiado de la banda magnética de la tarjeta.
El delegado de AUSBANC en Córdoba, Álvaro González, ha recomendado a los usuarios que traten de evitar los cajeros exteriores que carecen de cámaras de seguridad y que, si se acerca cualquier persona al cajero mientras efectúan una operación, en vez de fiarse se pongan en contacto con la entidad bancaria.
González también ha indicado que actualmente hay en circulación un total de 70.000.000 de tarjetas bancarias de banda magnética tradicional en España, aunque se prevé que para 2008 queden totalmente sustituidos por la introducción de las tarjetas de chip.