Los jóvenes españoles prefieren la estabilidad (en el 77% de los casos) y un ingreso fijo (70%) a la posibilidad de crear su propia empresa, según las conclusiones del Libro Blanco del Emprendedor en España, promovido por la Fundación Príncipe de Girona (FPdGi) y elaborado por ESADE Business School.
El trabajo concluye que la iniciativa emprendedora puede aprenderse en la escuela y debería potenciarse para que los jóvenes españoles puedan desarrollar competencias como la autonomía, la confianza en uno mismo y la toma de decisiones en entornos de riesgo. Otro de los retos que permitiría el necesario «despegue» de los emprendedores en España sería la mejora de la financiación a nuevos proyectos empresariales, especialmente en forma de capital riesgo en sus primeras fases. El Libro Blanco también pone de manifiesto que la crisis económica es un buen momento para el emprendimiento, a pesar de que en España se llevan a cabo iniciativas emprendedoras por necesidad (59% de los casos) más que por oportunidad (41%). El estudio indica que los jóvenes españoles no son emprendedores porque están «acomodados» y prefieren el trabajo asalariado antes que el autoempleo. Incluso la tendencia se ha incrementado del 34% en 2001 a un 52% en 2009.
Los principales condicionantes a la hora de tomar la decisión de no emprender en España son el miedo al fracaso y la aversión al riesgo. En el caso del primero, el informe destaca que el 45% de las personas encuestadas en España tiene miedo al fracaso. Esta cifra tan solo es superada por Francia, con un 47%. Los españoles tampoco son proclives a tomar riesgos y tan solo el 12% asegura que es arriesgado, frente a un 39% de estadounidenses. Pero también se trata de una cuestión de falta de autoconfianza, ya que según el Libro Blanco, los españoles se consideran poco creativos y piensan que lo que les sucede está en gran medida determinado por otros o por la suerte.
Otro de los frenos a la hora de emprender en España es la mala imagen que se tiene del autoempleo. De hecho, ser emprendedor solo cuenta con un 48% de índice de popularidad, frente al 73% de Estados Unidos o el 62% de Francia. Los jóvenes piensan que la sociedad valora mejor a los profesionales independientes (72%) o a los científicos y artistas (69%) que a los emprendedores o empresarios (38%). Solamente los funcionarios están peor vistos.