La puesta en marcha definitiva del euro a menos de seis meses, esta llevando a los países de la Unión Económica Monetaria (UEM), a la destrucción de las viejas monedas para proceder a la acuñación de las nuevas. Así se han destruido ya 300.000 toneladas de moneda vieja, de las que se han sacado grandes cantidades de níquel y cobre.
De esta manera, el programa de acuñado de la nueva moneda está muy avanzado, y se ha descontado ya la demanda del llamado oro nórdico, que es una aleación compuesta principalmente de cobre, que se espera descienda significativamente para el año que viene, aunque los suministros de níquel y cobre subirán a medida que se descarten, se fundan las monedas europeas y se venda el metal.
El cambio de moneda se espera que se haya completado a las dos semanas de su introducción aunque las viejas divisas seguirán en funcionamiento hasta febrero de 2001. Lo que no tienen claro las autoridades encargadas de la recogida de monedas antiguas, es la cantidad que será devuelta, cuánta se perderá a lo largo de los años, y cuántas personas guardarán las monedas por razones sentimentales
Alemania será el país que mas monedas devuelva, unas 100.000 toneladas, un tercio del total previsto para la zona euro, de los cuales 73.000 serán aleaciones de acero y cobre y 35.000 una mezcla de cobre y níquel. Además este país tiene previsto acuñar 17.000 millones de monedas euro, pero lo que no podrán hacer es transformar el metal de las viejas monedas en nuevas, debido a que la aleación del euro es totalmente diferente.
En total habrá ocho tipos de monedas euro, de uno y dos euros, así como de uno, dos, cinco, diez, veinte y cincuenta céntimos. El diseño de una de las caras será igual para todos los países, mientras que la otra cara presentará un motivo relacionado con la identidad de cada país. El peso, tamaño y aleación será el mismo para todos los países de la UEM.