Los ministros de Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) alcanzaron ayer un acuerdo sobre el denominado «paquete fiscal», que establece una serie de obligaciones de información de datos fiscales de no residentes entre los socios comunitarios a partir del 1 de enero de 2005, aunque con un sistema transitorio para Bélgica, Austria y Luxemburgo, países que, condicionados por el secreto bancario suizo, temen una salida de capitales si se liberaliza la información.
Esos tres países comunitarios podrán mantener el secreto bancario siempre que impongan una retención en origen del 15% a partir de 2005, del 20% el 1 de enero de 2007 y del 35% en enero de 2010. Una cuarta parte de esa retención será para el país en que se hace el depósito y el 75 restante para el país de origen del no residente que lo hace.
Convencer a Suiza
Mientras este mecanismo se pone en marcha, la Comisión Europea mantendrá conversaciones con Suiza para que acepte entrar a un sistema de intercambio parcial de información. Según fuentes cercanas al Ecofin, los negociadores comunitarios esperan arrancar un compromiso de la Confederación Helvética, aunque sea a largo plazo, para que colabore en el intercambio de información fiscal sobre el ahorro de los particulares no residentes.
A pesar de que será prácticamente imposible que el Gobierno suizo acceda a eliminar el secreto bancario de su legislación, los Quince esperan que, al menos, se avenga a comunicar a otros países europeos la información fiscal de algunos no residentes en su territorio que se consideren incursos en delito fiscal.
Junto con el «paquete», los Quince han aprobado el sistema fiscal que se pretende aplicar al cobro de intereses y cánones entre sociedades en la UE. España ya eliminó las normas fiscales que se consideraron perjudiciales y acepta que el cobro de intereses entre empresas filiales de un mismo grupo dentro de la Unión tribute siempre en el país donde reside la sociedad que recibe ese dinero.