Uno de los aparatos que más energía consume en casa es la nevera. Dado que requiere de electricidad las 24 horas del día para mantener el frío de su interior, el frigorífico no da tregua a la factura de la luz. Pero siempre se puede paliar un poco el golpe. En este artículo recopilamos algunos trucos con los que podemos conseguir que este electrodoméstico no haga un consumo más alto del que debe. Y es que un mal uso de la nevera puede llevarnos a gastar el doble de luz cada mes.
Es una nevera, no el polo norte
Un verano sin aire acondicionado en casa puede resultar agobiante. Por ello, es normal que uno de los grandes placeres que tenemos al llegar al hogar sea abrir la nevera y coger una bebida fría de su interior. La sensación de frescor que da abrir su puerta es incalculable y el refresco hace el resto.
Ahora bien, si queremos ahorrar luz de forma efectiva, no debemos perder de vista la temperatura de este electrodoméstico, por lo que tenemos que elegirla bien. La recomendación es que la nevera esté a 5 ºC y el congelador a -18 ºC.
A esto hay que sumarle un uso correcto para que no se pierda la temperatura. Entre los trucos más importantes es no meter comida caliente. Puede parecer una tontería, pero este gesto hace que suba la temperatura y el motor trabaje más para bajarla de nuevo. En cambio, sí es interesante descongelar la comida en el frigorífico, aprovechando el frío para refrigerar la nevera sin esfuerzo.
Por último, es importante no dejar la puerta abierta mucho tiempo. Tal vez esto resulte complicado si hacemos la compra una vez a la semana y toca meterla toda del tirón. Pero, desde luego, debemos evitar quedarnos frente a este electrodoméstico abierto para decidir qué cenamos o qué nos apetece beber.
Poner orden para ahorrar
Que cada tipo de producto tenga un sitio específico en la nevera permitirá encontrarlo con más facilidad. Es decir, seremos más rápidos y se perderá menos frío en el proceso. Además, los frigoríficos más nuevos cuentan con zonas más o menos frías para mantener en mejor estado algunos alimentos, como las frutas y las verduras. Por ello, dedicar un tiempo a distribuir la compra con sentido nos ahorrará dinero en la factura y en el supermercado.
Pero no solo es importante dónde colocamos los yogures o la carne, sino cómo lo hacemos. Para conseguir que la nevera trabaje lo justo, le debemos dar espacio. Esto se traduce en algo tan sencillo como evitar que los productos toquen las paredes del electrodoméstico. De esta forma, las corrientes de aire frío se podrán distribuir mejor y, por tanto, no tendremos temperaturas dispares. Además, es recomendable no llenar al máximo el frigorífico, precisamente para que el aire fluya con mayor facilidad. Caso contrario es el del congelador, en el que es preferible evitar mantenerlo vacío.
Y en cuanto al orden se refiere, no debemos perder de vista que este electrodoméstico debe estar en ciertas condiciones: no pegarlo contra la pared ni ponerlo junto a fuentes de calor (como el horno o el sol) es crucial para evitar que se sobrecaliente.
Mantener el frigorífico limpio para tener un éxito absoluto
Cuidar de nuestros electrodomésticos incluye su limpieza regular. Al igual que quitamos el polvo del televisor o limpiamos el filtro de la lavadora, es vital tener la nevera limpia. Esto incluye desde pasar una bayeta con abundante agua caliente y un desinfectante adecuado, hasta quitar el hielo que se haya podido crear en el congelador. Es más, en caso de observar escarcha o hielo, es importante revisar si las gomas de las puertas siguen sellando bien. Para ello, podemos meter una linterna dentro y comprobar si con la puerta cerrada se ve luz.
Si queremos limpiar el frigorífico, un buen momento para hacerlo es antes de irnos de vacaciones. Aprovechando que vamos a pasar unos días fuera de casa, podemos dejarlo vacío y descongelarlo. A partir de aquí solo tendremos que limpiar todos los estantes y cajones. Además, durante estos días, podemos dejarlo desconectado, evitando que consuma energía sin necesidad y dándole un merecido descanso al motor.
Por último, no debemos olvidarnos de limpiar detrás de la nevera. Aunque es una zona que no se ve, acumula mucho polvo que puede provocar que la resistencia de este aparato se recaliente. En definitiva, hay que tener limpia la zona para no hacer trabajar al electrodoméstico más de la cuenta.