La subida del precio de la energía es una de las sorpresas que reciben los consumidores todos los años. A los ya típicos ascensos del coste del combustible el 1 de enero, se suman los registrados de manera puntual en otras fechas. Una de las ventajas de utilizar la energía solar para calentar la vivienda es que, una vez instaladas las placas que captan la luz, la cantidad que se paga cada mes no está sujeta a fluctuaciones, como sucede con el gas y la electricidad. Aunque la inversión inicial en colectores solares pueda ser algo elevada, se amortiza en pocos años y, según los expertos, el uso de placas para calefacción y agua caliente puede suponer un ahorro anual de entre 75 y 150 euros.
Cuánto cuesta la instalación
El coste de la instalación de placas solares para abastecer a una vivienda de agua caliente varía en función de parámetros como la región donde se coloquen, el tipo de colector solar que se utilice o el uso al que vaya destinado. Si además de aumentar la temperatura del agua del piso se quiere calentar una piscina, el precio será superior. El importe que se paga también varía si los captadores se instalan en una casa unifamiliar o en un edificio con muchos residentes, ya que el coste baja conforme aumenta la superficie.
Además, no todas las viviendas tienen la misma necesidad de agua caliente ni todas las zonas del país cuentan con idénticas temperaturas. Se necesitará una extensión mayor de colectores en zonas frías y de constante lluvia, que en otras donde luce el sol más de 300 días al año.
Instalar placas en un edificio con varios vecinos es más barato que hacerlo en viviendas unifamiliares
Para unificar criterios, se puede decir que el metro cuadrado de placas solares planas para un chalé está en torno a los 700 o 900 euros. Si una familia necesita entre dos y cuatro metros cuadrados para autoabastecerse, el desembolso se sitúa en 1.400 euros si se utilizan dos metros al coste más barato y asciende a 3.600 euros, si hay que instalar el doble de superficie al precio más caro.
La cantidad que se debe pagar se reduce cuando las placas solares las instalan las comunidades de vecinos. No solo se abarata el precio al aumentar la superficie que ocupa el sistema, sino que además disminuye el área que necesita cada familia para tener acceso al agua caliente y la calefacción, que en este caso oscila entre un metro y medio y tres metros cuadrados.
No obstante, de momento, en la mayoría de las viviendas no se puede prescindir por completo de la energía eléctrica o del gas. El uso del sol como fuente de calor se compatibiliza con sistemas tradicionales. Aunque la mayor parte de la energía la proporcionen los colectores -por lo general aportan más del 70%-, la electricidad o el gas son necesarios. El sistema complementario se pone en marcha cuando el aporte de energía por parte de las placas es insuficiente, bien porque hay temperaturas muy bajas o porque el sol en determinadas épocas del año no incide sobre la vivienda tanto como para que el sistema trabaje de manera autónoma.
También hay que tener en cuenta que, en aplicación del Código Técnico de la Edificación, todos los edificios nuevos han de llevar placas solares para el agua caliente sanitaria. Según los datos que aportó en su momento el entonces Ministerio de Vivienda, el coste extra en la construcción es de un 1%, por lo que adquirir estas nuevas casas será algo más caro, pero compensará a largo plazo. En la rehabilitación de viviendas también es obligatorio contar con energías alternativas.
Amortizar la inversión
La utilización de placas solares para calefacción y agua caliente, según aseguran las empresas especializadas, puede suponer un ahorro anual de entre 75 y 150 euros -puede incluso superar los 200 euros-, en función de la energía que se utilizara antes, del sistema complementario al solar que tenga instalado y de las condiciones climáticas de la localidad donde se ubique la vivienda.
Si no hay subvención para la instalación, en unos 10 años la inversión inicial queda amortizada. Como la duración de las placas solares en buen estado ronda los 20 o 25 años, contar con este tipo de energía renovable puede ser un acierto. En el caso de que el ciudadano haya obtenido ayudas estatales o autonómicas para la colocación de los colectores, es posible que la inversión se amortice en cinco o siete años.
Para estos cálculos también hay que tener en cuenta la tendencia alcista de los precios de la electricidad y el gas, que no afectan a esta energía renovable y, por tanto, la recuperación de la inversión inicial puede ser más rápida.
Ayudas y subvenciones
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) otorga ayudas directas -a fondo perdido- a proyectos que promuevan la eficiencia energética o impulsen las energías renovables, como la colocación de colectores solares en las viviendas. Lo hace a través de las comunidades autónomas, que son las encargadas de desarrollar los distintos programas que quieran poner en marcha.
En algunos casos, como sucede en Andalucía, se subvenciona -con hasta el 70% del coste- la compra y colocación de placas solares térmicas con una superficie de captación inferior a 7 metros cuadrados para la producción de agua caliente. Los valencianos también han tenido en 2011 ayudas que llegan al 45% para impulsar los recursos energéticos renovables y, en concreto, la energía solar.
En Madrid las ayudas oscilan entre el 20% y el 25% del coste del proyecto
En otras regiones hay subvenciones para la rehabilitación de edificios, que incluyen la instalación de placas solares. En Madrid, las ayudas oscilan entre el 20% y el 25% del coste del proyecto, aunque son ampliables.
También hay corporaciones locales que incluyen en sus presupuestos partidas dirigidas al ahorro energético, por lo que antes de iniciar la instalación conviene que los interesados estudien qué subvenciones pueden obtener.
Más allá de lo económico, las ventajas del sistema son incuestionables, ya que la solar es una energía limpia cuya utilización permite dejar de contaminar el medio ambiente con millones de toneladas de C02.