En ocasiones, el descuido genera que la ropa que se utiliza a diario se vaya deteriorando y no haya más solución que su arreglo inmediato, o su reposición, antes de tiempo. Para evitar estas situaciones, como se explica a continuación, no hay más que seguir unas sencillas pautas a la hora de usar, lavar y guardar las prendas. Ponerlas en práctica permitirá a las familias ahorrar unos cuantos euros que les ayuden a llegar con más holgura a fin de mes.
Menos gasto en ropa por la crisis
La parte del presupuesto doméstico destinada tradicionalmente a ropa es una de las partidas más sensibles al ahorro en momentos de crisis como el actual. Así se constata en la Encuesta de Presupuestos Familiares de 2012 que ha divulgado el Instituto Nacional de Estadística (INE). En ella se indica que el gasto medio de los hogares españoles bajó un 1% respecto al año anterior, y que lo que más prescindieron las familias fue de artículos de vestir y calzado, con una bajada del 4,60% en este periodo.
Si se usan casi siempre las mismas prendas, habrá que lavar y planchar más a menudo y la ropa se estropeará antes
Una camisa descolorida, colores difuminados en las camisetas o pliegues desgastados son algunos de los efectos que tiene sobre la ropa una falta de mantenimiento adecuado. Esto incide, de manera directa, en un incremento en el gasto familiar, al tener que acudir a tintorerías, modistas, tiendas de arreglos… o a los establecimientos comerciales para comprar nuevo vestuario. En unos momentos en que todos los hogares se trata de seguir estrategias de ahorro en sus actuaciones de consumo, toma especial relevancia el mantenimiento y cuidado de la ropa, para que las prendas duren el mayor tiempo posible y en el mejor de los estados.
Modificar las pautas en el cuidado de la ropa
Tratar de variar la ropa que se utiliza, y no usar siempre de las mismas prendas, ya que si es así, habrá que lavarlas y plancharlas con mayor frecuencia y su duración será mucho menor. La estrategia en este punto pasaría por emplear más todas las ropas que se tengan en el armario.
Comprar prendas de calidad, pues aunque su precio sea un poco más elevado, garantizan una mayor duración y resistencia.
Cumplir siempre con las normas de lavados y planchado de las prendas, en especial con las más delicadas. De no hacerlo, perderán calidad, e incluso necesitarán ser arregladas o sustituidas.
No utilizar productos agresivos en el lavado, ya que lo único que pueden ocasionar son desperfectos irreparables.
Es muy importante guardar la ropa en un sitio adecuado, y protegida de posibles agresiones en el hogar. Debe estar ubicada en un armario o un guardarropa, en una habitación exenta de humo de tabaco u otros elementos perniciosos.
Las prendas tienen que estar colocadas en perchas o bien dobladas en las baldas del armario para conservarse mejor. Algunas, como abrigos, americanas, gabardinas… deberán ir dentro de unas fundas para proteger sus materiales.
Tras utilizar y lavar una indumentaria, hay que dejarla como se cogió: doblada, manteniendo sus formas y protegida de todos los elementos que la puedan dañar. Si no se hace así, perderá elasticidad o se deteriorará antes.
También hay otras alternativas para ahorrar dinero con el vestuario que puede proporcionar una renovación del mismo sin que el bolsillo se resienta en exceso.
Comprar la ropa donde hay oportunidades que permiten adquirir prendas de gran calidad y a precios muy competitivos.
Acudir a las liquidaciones de comercios que cierran sus puertas o cambian de temporada, y rebajan sus artículos de manera significativa. Se pueden encontrar prendas muy buenas con importes irrisorios.
Aprovechar las rebajas para hacerse con vestuario que nunca pasa moda (camisetas, pantalones básicos, pijamas, ropa para estar por casa, equipaje deportivo…). Se pueden conseguir descuentos de hasta el 70%.
También se pueden visitar las tiendas de ropa de segunda mano, que también tienen prendas de calidad y a muy buenos precios.
Aprovechar los servicios de modistas para actualizar el vestuario, con líneas más modernas.