La exposición en cabinas de solárium a los rayos ultravioleta (UVA) está regulada mediante un real decreto, que establece las directrices de funcionamiento, y por normativas específicas en las respectivas comunidades autónomas en las que se encuentren los centros de bronceado. Así, los aparatos han de mostrar, en lugar visible, la categoría a la que pertenecen, las advertencias de seguridad y el marcado CE de la Comunidad Europea que garantiza su seguridad. Además, el personal del centro debe facilitar información clara al usuario sobre los siguientes aspectos:
–Los aparatos no deben ser utilizados por personas quemadas sin broncear por el sol, que presenten insolación, por niños o por personas que hayan tenido un cáncer de piel o condiciones que predispongan a dicho cáncer.
–El programa de exposición recomendado, teniendo en cuenta las duraciones y las distancias de exposición, los intervalos entre las exposiciones y la sensibilidad individual de la piel.
–El número de exposiciones recomendadas que no debe ser sobrepasado en un año.
–La radiación ultravioleta del sol o de un aparato UV puede afectar a la piel y a los ojos. Estos efectos biológicos dependen de la calidad y cantidad de las radiaciones así como de la sensibilidad de la piel de los individuos.
–La piel puede desarrollar una insolación tras una excesiva exposición. Las exposiciones demasiado repetidas tanto a los aparatos como al sol pueden provocar un envejecimiento prematuro de la piel así como un aumento del riesgo de desarrollar tumores de piel.–Hay que tomar precauciones especiales en caso de sensibilidad individual pronunciada a las radiaciones ultravioletas y en el caso que sean utilizados ciertos medicamentos o cosméticos.
Esta información ha de facilitarse mediante carteles, rótulos o cualquier otra forma que garantice a todos los usuarios un adecuado conocimiento de los beneficios y riesgos de broncearse en estos aparatos. El centro también está obligado a facilitar gafas protectoras.
En caso de duda sobre la conveniencia de tomar rayos ultravioleta, el mejor consejo es el del médico de cabecera o el dermatólogo.