Los últimos estudios sobre ocio colocan a las compras en un lugar privilegiado. En efecto, todos conocemos gente que compra simplemente como diversión, para pasar el rato o animarse. Un «vicio» muy peligroso cuando nuestros números en la cuenta del banco no están muy boyantes. Una vez eliminada la compra compulsiva habremos dado un gran paso hacia delante en pos del ahorro.
Compara precios y calidades de los productos. Siempre pide ticket de compra para posibles reclamaciones, ante la propia tienda o en su defecto ante la asociación de consumidores. No dan duros a pesetas, así que ojo con las gangas. Por último, no debes tener una gran relación con tu tarjeta de crédito, ya que gastas y no lo notas. Hasta que llega la factura.