Calefacción central o individual, ¿cuál es más cara?

Es posible disfrutar de las ventajas de los dos sistemas si se utilizan contadores diferenciados en cada vivienda
Por Elena V. Izquierdo 2 de octubre de 2011
Radiador
Imagen: Dariusz Rompa

Al comprar una casa o hacer una reforma, uno de los aspectos que se valora es el tipo de calefacción del piso o de la comunidad de vecinos. No solo hay que tener en cuenta el gasto mensual que va a suponer calentar la vivienda, sino también la instalación y obra que se ha de realizar para colocar las tuberías, radiadores y otros elementos. Elegir la calefacción central u optar por la individual es una decisión que se ha de tomar en función del tamaño de la vivienda, el número de personas que la ocupan, el tiempo que se pase en ella o el clima de la zona.

Calefacción central

Imagen: Dariusz Rompa

Ventajas de la calefacción central

  • La calefacción central permite que todos los vecinos utilicen la misma fuente de calor en sus viviendas. Con frecuencia, no se limita a un solo edificio y, en muchos casos, el grupo de bloques que forma la comunidad cuenta con el sistema de climatización compartido. Esto trae consigo numerosas ventajas, como un precio más bajo que el coste que pagaría una familia si su calefacción fuera individual. Los grandes consumidores -como las comunidades de propietarios- tienen importantes descuentos en el combustible con respecto a quienes gastan menos energía y esto hace que la factura llegue a ser un 20% o un 30% inferior que si lo contrata un particular.
  • Al ser un gasto repartido entre todos los vecinos, el coste del mantenimiento también es menor que en los sistemas individuales y la inversión -si la calefacción no venía ya en la vivienda- se amortiza mucho antes.
  • Como el dinero que se paga se conoce de antemano y es una cantidad fija, no es necesario que quienes viven en el piso regulen el termostato para gastar menos. En épocas en las que cada euro cuenta para llegar a fin de mes, es muy frecuente que se intente ahorrar en calefacción y se ponga menos horas al día o se corte el suministro si se piensa que el gasto será muy elevado. La calefacción central evita sorpresas en la factura.
  • También tiene un mayor rendimiento: frente a los frecuentes apagados y encendidos que el particular puede realizar en la vivienda -si va a pasar unas horas fuera de casa o una temporada de vacaciones- la comunitaria funciona de manera continua, con lo que el gasto que genera parar el suministro y reanudar su uso, desaparece. Esto proporciona un mayor rendimiento del sistema centralizado, ya que no pierde calor cada vez que se para.
  • Por lo general, la caldera de la comunidad no solo se utiliza para subir la temperatura de las viviendas, sino que se aprovecha para generar agua caliente sanitaria a un precio bastante más bajo que el individual. El sistema es, por tanto, mucho más eficiente, ya que no desaprovecha energía.
  • Aparte del aspecto económico, tener la caldera fuera de casa también es una ventaja, no solo por el espacio que ocupa, sino por la seguridad de que esté instalada en un cuarto específico y ventilado. Aunque los sistemas actuales son muy seguros, despreocuparse del mantenimiento y los controles periódicos que se deben hacer es positivo.

A quién le compensa la calefacción central

La calefacción se incluye en los gastos de la comunidad y se paga una cantidad invariable a lo largo del año, en proporción a parámetros como los metros cuadrados de la vivienda. Cuando además incluye el agua caliente, favorece mucho a las familias numerosas porque consuman lo que consuman, pagan lo mismo que un vecino que viva solo.

También es un incentivo para los inquilinos. Con mucha frecuencia, es el propietario quien asume los gastos de la comunidad sin repercutírselos a los arrendatarios y, en estos casos, el ahorro en calefacción y agua caliente es considerable.

Quienes tengan su residencia permanente en la vivienda encontrarán en la calefacción central un gran aliado para mantener el calor en el piso sin preocuparse del mantenimiento, la carga de combustible o de parar la calefacción para no gastar, puesto que el precio es fijo y un consumo excesivo en una vivienda se prorratearía entre todos los residentes en la comunidad.

Calefacción individual

Ventajas de la calefacción individual

  • A pesar de todos los beneficios que aporta la calefacción central, la individual también tiene muchas ventajas. Entre ellas destaca que el usuario programa a su medida el tiempo que quiere tenerla encendida y establece las horas exactas del día en que quiere que funcione. Si una persona trabaja por la tarde y está en la vivienda por la mañana, no tiene por qué pasar frío durante estas horas del día ni desperdiciar calor si no permanece en su domicilio después de comer. No todo el mundo tiene los mismos horarios y puede que los de la comunidad no se ajusten a los de todos los vecinos.
  • Cuando se trata de ahorrar, también es posible calentar unas habitaciones y dejar otras frías. Si hay cuartos que no se utilizan y están vacíos durante mucho tiempo, gastar calefacción en ellos es un desperdicio. Con los sistemas individuales no hay por qué encender los radiadores que no sean necesarios, e incluso, se pueden poner a un nivel más bajo por medio de termostatos. Aunque esto también se hace con los sistemas comunitarios, el usuario no dejaría de pagar por consumir menos. En este aspecto, es más eficiente que la calefacción central porque solo gasta donde se necesita.
  • Este control permite que el usuario pague solo por lo que gasta, allí donde quiere, durante las horas que mejor se adapten a él y no tiene la obligación de sufragar el consumo del resto de los vecinos, que puede ser excesivo o no adaptarse a las necesidades de cada particular.

A quién le compensa la calefacción individual.

Los principales beneficiarios de este sistema son los propietarios de una vivienda que pasan mucho tiempo fuera de casa, bien porque es una segunda residencia o porque viajan con frecuencia. También compensa a las personas cuya propiedad -por sus condiciones de conservación o porque no se le da otra utilidad- permanece deshabitada.

En estos casos, tener que pagar por la calefacción central es una desventaja porque la vivienda alcanzará una temperatura agradable sin que se utilice, lo cual supone un desperdicio de dinero y de combustible.

También es adecuada para los arrendadores de un piso, que pueden poner un precio fijo al alquiler y dejar que sean los inquilinos quienes paguen lo que consumen. De este modo, durante el tiempo en que la casa está sin alquilar, no tienen por qué pagar gastos de calefacción.

En cuanto al agua caliente, si todos los vecinos abonan lo mismo, el sistema individual compensa a quienes sean una o dos personas en la vivienda. En cambio, para familias numerosas, es más útil la calefacción central, ya que optimizan mucho más el uso que hacen del agua caliente con respecto a lo que pagan.

Calefacción central con contadores individuales

Este sistema aúna gran parte de las ventajas de la caldera comunitaria y las de la calefacción individual porque dispone de contadores particulares que registran el consumo de cada vivienda y se abona en función del gasto realizado. Por regla general, se hace un desembolso mensual fijo dirigido al mantenimiento de la caldera y después el que figure en el medidor.

Así el usuario puede gestionar su calefacción, bajar el termostato, utilizar agua caliente u optar por la fría y no pagar por lo que hagan sus vecinos, a excepción de la cuota fija.

Distintos tipos de calefacción individual

Si al valorar las ventajas y los inconvenientes de cada sistema el propietario de la vivienda opta por el individual -no siempre es posible elegir puesto que, en la mayoría de los casos, al comprar el piso ya viene instalado-, tendrá que estudiar los distintos tipos de calefacción. Los precios de la obra son muy diferentes en función del tipo de energía que se utilice y también es diferente la factura que pagará el usuario. El clima de la zona donde se encuentra la vivienda también es determinante para colocar un sistema u otro.

Para los climas fríos, una de las calefacciones más demandadas es la de gas natural con radiadores de agua. Instalarla en un piso de 100 metros cuadrados cuesta unos 4.000 euros. Es una energía limpia y que no contamina y cuenta con la ventaja de no tener que acumular bombonas en la vivienda. Tampoco es necesario recargarla ni estar pendiente de que se termine. Según indican las empresas instaladoras de gas natural, se puede gastar en torno a 1,40 euros diarios en los climas más fríos, según el promedio de 365 días al año, es decir, con meses en que la calefacción no se utiliza.

Además, hay que elegir el tipo de caldera: las de condensación son más eficientes que las convencionales y gastan menos, pero llegan a costar el doble. No obstante, hay Planes Renove en las comunidades autónomas para cambiarlas, con lo que pueden no resultar tan caras y, a largo plazo, compensa porque permiten ahorrar hasta un 30% en la factura del gas.

La calefacción individual eléctrica es más adecuada para climas templados o casas de pequeñas dimensiones. Es una energía limpia y segura, ya que no se pueden producir fugas, como sí ocurre con el gas. Su instalación es barata porque la obra no es complicada y es posible adquirir radiadores por menos de 100 euros.

En lugares fríos donde no sea posible colocar otro tipo de calefacción se puede utilizar la eléctrica, pero no es muy recomendada cuando se cuenta con otras opciones, al ser bastante caro calentar la vivienda en los meses de invierno. En todo caso, se pueden programar los acumuladores para que capten el calor en las horas en que la energía es más barata y reducir de esta forma la factura eléctrica.

La instalación de la calefacción radiante es una de las más caras porque hay que hacer una obra muy compleja en toda la vivienda. Su coste oscila entre los 6.000 y los 10.000 euros. Es necesario levantar el suelo -o en su caso el techo o la pared- para colocar los tubos por los que pasa el calor, que se expande por la vivienda de forma uniforme. A pesar del desembolso inicial, después permite ahorrar entre un 10% y un 30% en los gastos de calefacción. Es recomendable para viviendas de tamaño mediano o grande, que se ubiquen en zonas frías.

Otra opción es utilizar bombas de calor, a menudo, incorporadas en muchos aparatos de aire acondicionado. La obra no es complicada y se limita a colocar la unidad exterior en una terraza o ventana de la vivienda y diferentes splits en cada una de las habitaciones. La compra del material y su instalación en cinco estancias puede costar unos 6.000 euros.

Es útil para climas en los que el invierno es corto y no demasiado frío y también para segundas residencias. Muchas casas de playa cuentan con este sistema, ya que durante el verano se utiliza como aire acondicionado.
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