Imagen: Jeff Kramer
Las camas y colchones hinchables empiezan a ocupar un lugar cada vez más destacado en los armarios y estancias de los hogares españoles. Asociadas desde siempre a las salidas y acampadas al aire libre, se han convertido ahora en una de las opciones más recurrentes como cama supletoria. La construcción de pisos cada vez más pequeños, y su nueva identidad como mueble portátil -fácil de montar y recoger- son las razones por la que estos lechos de plástico velan por el sueño de amigos y familiares. Su irrupción en el mercado fue a través de la venta por televisión -por 200 euros; hoy se pueden adquirir desde 50 euros.
Sus principales bazas son la rapidez de sus sistemas automáticos de inflado y desinflado, sus dimensiones de «cama normal» y la sencillez para guardarlas y transportarlas. Pero no todos son ventajas. Su principal inconveniente es que con el uso pueden pincharse, por lo que algunas ofertas incluyen un «kit de reparación». La mayoría especifican el peso máximo permitido que soportan, alrededor de 300 kilos.
Destacan por la rapidez de sus sistemas automáticos de inflado y desinflado y la sencillez para guardarlas y transportarlas
Los materiales
El material con el que se fabrican la mayoría de camas hinchables es el plástico blando. A primera vista no se aprecia, porque la mayoría de modelos vienen recubiertos en la parte superior por una felpa que hace la superficie más suave al contacto con la piel.
Las camas pueden tener la altura de un colchón (unos 23 centímetros), o contar con una cámara de aire de base, con lo que logran unas medidas semejantes a las de un lecho normal (entre 37 centímetros y 50 centímetros). La diferencia de precio en las marcas más conocidas entre ambos modelos ronda los 10-15 euros, con el mismo sistema de hinchado.
Aunque las más altas tienen a simple vista una mayor «robustez», esta característica no se mantiene en el uso. La dureza y comodidad, en uno y otro modelo, dependen de la cantidad de aire: esto determinará la posición al acostarse y la calidad del descanso. Hay que tener en cuenta que cuantas más cámaras tenga, mayor será el riesgo de desinflado. El doble módulo presenta el inconveniente de que el espacio entre la cámara superior y la inferior no es suficiente para sujetar las sabanas bajeras, con la incomodidad que esto implica.
Sistemas de inflado
Algunos modelos ofrecen un inflador externo, que se une a la válvula de aire con un adaptador y se enchufan a la corriente eléctrica para hinchar la cama de manera automática. Una posición distinta de encendido es la que permite también desinflarla con rapidez. El problema más acusado de este sistema es el fuerte ruido que produce.
Otro sistema consiste en un pequeño inflador eléctrico incorporado en uno de los lados de la cama, con mando a distancia. Este es más silencioso y ofrece la posibilidad de ajustar de manera automática la rigidez de la cama. No obstante, en la función de desinflado no elimina la totalidad del aire, por lo que es necesario terminar la tarea de manera manual. La diferencia entre ambos sistemas asciende a más de 20 euros, dependiendo de las marcas.
Para usos ocasionales las camas de inflado manual son una alternativa viable y económica
Aunque menos sofisticadas, no se pueden descartar las camas de inflado manual: por medio de fuelles de mano o de pie (se adquieren a partir de cinco euros). No se inflan de manera instantánea, pero no requieren más de cinco minutos de trabajo. Para usos ocasionales este producto es una alternativa viable y más económica que las anteriores.
Los especialistas en salud y fabricantes de colchones coinciden en que las camas de aire son una alternativa aceptable para situaciones excepcionales. De la misma manera que dormir en una superficie dura no es recomendable debido a que el cuerpo, con múltiples curvas, se apoya sólo sobre unos cuantos puntos y no lo hace de forma homogénea, las camas hinchables no alcanzan la firmeza necesaria para que la columna descanse en una posición natural. Como la superficie de descanso debe ser firme, homogénea y adaptable, en las camas hinchables pueden manifestarse dolores de cuello y espalda si se usan durante más de tres días seguidos.
La superficie de descanso debe ser firme, homogénea y adaptable
No obstante, en las camas hinchables la cantidad de aire es la que determina la comodidad de la posición. En esto también influye la calidad del plástico: si es muy fino, el material se estira y provoca hundimientos. Si están demasiado hinchadas, los rebotes al moverse son inevitables, y cada vuelta en la cama puede parecerse más a un parque de diversiones que a un descanso.