Para los niños, las vacaciones de verano parecen interminables: casi tres meses para disfrutar de la playa, la piscina y los amigos, sin horarios ni obligaciones. Los padres, sin embargo, antes de que llegue septiembre ya comienzan a pensar en la vuelta al colegio y en el desembolso económico que supone comprar libros, cuadernos, mochilas y ropa de invierno. También hacen cuentas para pagar el comedor escolar o el transporte que llevará a sus hijos a su centro de estudios. Las actividades extraescolares a las que se apuntan los pequeños suponen otro quebradero de cabeza para los mayores que, cuando termina agosto, afrontan el regreso del descanso estival con la cartera llena de preocupaciones. No obstante, una serie de pautas, como las que se enumeran a continuación, hacen posible que estos gastos no sean tan elevados.
1. Libros de texto
Una de las formas de ahorrar en la vuelta al cole es que los niños puedan contar con los libros de texto de sus hermanos mayores. Para ello, es necesario que el material didáctico utilizado no cambie año tras año y no sean manuales sobre los que haya que escribir.
Pero no menos importante es enseñar a los menores a cuidarlos. A menudo, al revisar los manuales de los estudiantes se puede ver, además de subrayados, pintadas en las fotografías o anotaciones graciosas que poco tienen que ver con el temario. Si se les enseña a preservar el material, hacer los destacados o los comentarios a lápiz para que después se puedan borrar, podrán heredarlos los más pequeños.
A través de ciertas páginas web es posible alquilar libros para el curso académico
Esto no solo ocurre en el núcleo familiar, también es frecuente contar con los libros de los amigos e, incluso, crear con ellos una pequeña red de intercambio, de forma que el material que aún se pueda utilizar pase de unos niños a otros.
Algunos colegios tienen depósitos de manuales usados que pueden pedirse prestados para el presente curso académico. Por eso, antes de adquirirlos, hay que acudir al centro escolar e informarse sobre iniciativas de este tipo.
Si la familia logra hacerse con todos los ejemplares que necesita de manera gratuita, se habrá ahorrado una importante cantidad de dinero. Cuando esto no sucede, aún quedan otras posibilidades para pagar menos.
Los padres pueden consultar los anuncios de los tablones de las bibliotecas, los colegios e institutos, donde se avisa sobre la compraventa de libros de texto de segunda mano. Pueden aprovechar para adquirir uno mucho más barato que en la tienda y, a la vez, ponerse en contacto con otras personas que necesiten el manual que ellos ya no usarán, con lo cual el gasto en un título se compensa por el ingreso que supone la venta de otro.
Una alternativa diferente es alquilarlos. A través de ciertas páginas web es posible arrendar los libros para el curso académico, lo cual permite utilizarlos durante todo el año a mitad de precio. Estos mismos portales compran a particulares el material sobrante, así que el ahorro puede ser de hasta el 90%.
Si no queda más remedio que comprar los libros, conviene comparar precios en varias librerías
Si no hay más remedio que adquirir el libro, es aconsejable acudir a varias tiendas o centros comerciales para comparar los precios, porque la diferencia puede llegar a ser bastante elevada. También conviene valorar los descuentos en otros productos que prometen algunos establecimientos al comprar los manuales. En determinados comercios, se acumulan puntos o se hacen vales descuento para hacerse con la ropa o los útiles del colegio.
2. Material escolar
Antes de adquirir cuadernos, mochilas, carpetas o estuches, hay que revisar el material escolar de cursos pasados. Es probable que aún se puedan usar algunos artículos y no sea imprescindible comprarlos. Después, se puede hacer una lista detallada con lo que se necesita para evitar hacerse con algunos de más. El ahorro, a menudo, está en pequeños detalles.
Las marcas blancas ayudan a gastar menos y tienen una calidad similar a la de productos mucho más caros. Comprar calidad a bajo precio es posible. Pero para lograrlo hay que educar a los niños en el consumo responsable. Es normal que quieran tener mochilas con personajes de dibujos animados o estuches de última moda, pero estos artículos son mucho más caros. Si comprenden desde pequeños que pueden tener estos caprichos pero de forma muy limitada, supondrá un ahorro ahora y en el futuro.
Se puede comprar material barato si se educa a los menores en el consumo responsable
También es relevante que los padres den a los estudiantes pautas para que utilicen el material educativo de manera correcta, que lo cuiden y no lo rompan. De vez en cuando pueden revisar los libros, los cuadernos y otros útiles para comprobar que sus hijos cumplen con lo que les han enseñado.
3. Ropa y calzado
En septiembre, uno de los grandes quebraderos de cabeza lo causa la adquisición de ropa y calzado para el curso académico. Los niños crecen rápido y, al volver de las vacaciones de verano, muchas prendas ya no les valen.
Cuando hay varios hermanos, si la ropa -ya sea de calle o de uniforme- no está en malas condiciones, puede pasar de los mayores a los pequeños, como se ha hecho siempre, lo cual alivia el presupuesto familiar. A menudo, cuando los niños dan un estirón dejan las prendas nuevas y, si no hay hermanos menores, los padres se las ofrecen a los hijos de sus amigos, algo que los receptores pueden aprovechar para ahorrar en la vestimenta de invierno.
Cuando se vaya a comprar, si hay dudas entre dos tallas, se debe optar por la más grande porque enseguida les estará bien. Si se elige la pequeña, hay mayor riesgo de que la prenda se quede casi sin usar.
Sí compensa, en productos como ropa interior, calcetines o camisas, apostar por los descuentos, los 2×1 o la adquisición de paquetes con varios artículos a un precio más reducido.
4. Transporte escolar
En función de la distancia a la que se ubique el colegio, los niños podrán acudir al centro a pie o se verán obligados a trasladarse en otros medios, como el autobús municipal o el interurbano, el automóvil de sus padres o la ruta escolar.
Siempre que sea posible, es preferible que vayan a pie, bien solos o acompañados por sus padres o cuidadores. Además de hacer ejercicio, supone un ahorro, ya que no es necesario gastar dinero en ningún medio de transporte.
Si las distancias son cortas, los niños pueden ir al colegio a pie
En algunas ciudades, el autobús urbano está subvencionado para familias numerosas o para menores e, incluso, es más barato en el horario de entrada a los centros educativos. Conviene conocer estas ayudas porque aminoran el desembolso en transporte.
Las rutas que recogen a los pequeños en distintos puntos también son más baratas y suponen la comodidad de dejar al estudiante en el colegio. Por el contrario, quienes montan los primeros tienen que hacer un largo recorrido con numerosas paradas. Hay que informarse sobre las subvenciones para el transporte escolar, puesto que el ahorro en este concepto es considerable.
Cuando no funcionen este tipo de autobuses o no sea cómodo para los menores, se puede recurrir al coche particular, aunque es la opción más cara. Para paliar el gasto en combustible -que a lo largo del año es elevado-, se pueden hacer turnos con otros padres del vecindario para llevar a los pequeños o compartir el vehículo y los gastos que supone usarlo.
5. Comedor
Ya sea por los horarios laborales de los padres o por simple comodidad, muchos niños se quedan en el comedor escolar. Hay que sopesar si es más barato que los pequeños se alimenten en casa o que lo hagan en la escuela. Si hay varios menores en la familia, quizá sea mejor que acudan a su domicilio, aunque esto no siempre es posible. Si esta opción compensa y los padres no tienen la posibilidad de darles de comer en la vivienda, se puede pedir ayuda a otras personas, como los tíos o los abuelos, algo que reducirá bastante la factura.
En cuanto al almuerzo para el recreo, siempre es recomendable que lo lleven preparado de casa y que no sea bollería industrial, sino fruta o bocadillos. El ahorro en este caso también es saludable.
Una de las decisiones que se toman a principio de curso es a qué actividades extraescolares se apuntará a los pequeños. La oferta es muy variada y también sus precios. Está bien dejar a los niños que elijan los cursos a los que quieren asistir, pero también han de tener claro que no lo podrán dejar tras el primer mes.
No se debe ceder a caprichos de precio muy elevado porque, además del desembolso que suponen, se les transmite la idea de que en el futuro pueden conseguirlo todo. Hay que tener en cuenta el coste de las actividades y, en la medida de lo posible, evitar las más caras. Muchos colegios organizan cursos después del horario escolar a un precio asequible.
Pero los menores también deben jugar a su aire y tener tiempo para el ocio porque, en ocasiones, tienen unos horarios estresantes de clases, que no siempre les benefician.