Las lámparas fluorescentes se suelen colocar en lugares en los que se necesita luz artificial durante muchas horas al día. Por ello, es importante conocer cómo evitar un gasto innecesario de energía eléctrica y, por tanto, cómo ahorrar en el recibo de la luz.
Existen en el mercado unos dispositivos llamados balastros ( reactancia + condensador + arrancador ), que sirven para estabilizar la descarga en el interior del tubo. De esta manera se consigue una mayor eficacia luminosa en las fluorescentes que con las reactancias. Los balastros electrónicos se comercializan para lámparas estándar, con tubos de 26 mm y 16 mm.
Las ventajas de los balastros frente a las reactancias son claras, ya que se ahorra alrededor de un 25% de energía y las fluorescentes tienen una vida útil un 50% superior. Además, las lámparas se encienden como una bombilla, evitando el molesto parpadeo típico de las fluorescentes.
El precio de estos mecanismos está entre los 30 y los 60 euros pero, si el uso de las lámparas es de muchas horas al día, se trata de una buena inversión. Conviene tener en cuenta que la amortización de un balastro se sitúa en las 5.000 horas de uso.