En pleno verano y con un calor de justicia, muchos consumidores se preparan para poner en práctica todos los consejos populares para frenar una inminente subida de la factura de la luz. Sin embargo, en sendas ocasiones, el principal enemigo es el propio inmueble. Tanto es así que invirtiendo un poco de dinero en la casa sus propietarios se podrían llegar a ahorrar hasta 1.000 euros en las facturas de luz y gas al cabo del año.
Ahorrar en casa: la calificación energética como aliada
Para muchos usuarios la calificación energética de su propio inmueble es una auténtica desconocida. Si no hemos vendido o alquilado una propiedad en los últimos dos años, es normal que nos suene un poco a chino. Sin embargo, esta medida nos permite tener una idea bastante ajustada del consumo energético que requiere nuestro hogar.
Aunque a muchos consumidores les vale con mirar sus facturas y adaptar sus rutinas para evitar consumir más de la cuenta en las fechas clave, hay aspectos que por sistema pasamos por alto. Es aquí donde entra en juego el certificado energético, más como chivato que como una simple evaluación de la casa.
Para hacernos una idea, un certificado energético es la revisión completa de nuestro hogar para detectar qué nivel de energía necesitamos para tener una casa confortable. Pero este dato, aunque es importante si queremos adquirir un nuevo inmueble (o alquilarlo), poco más nos aporta. Lo que es realmente útil y nos puede hacer ahorrar son las recomendaciones adjuntas. Y es que el profesional que haga la inspección nos debe señalar aquellas debilidades por las que estamos perdiendo dinero, como un mal sellado de las ventanas o una caldera antigua que consume más de la cuenta.
Como cabe esperar, este servicio no es gratuito. Aun así, existen comparadores en los que podemos ver los precios de los profesionales que hay en nuestra zona y seleccionar el que más nos convenga. Y es que el coste del certificado energético no es único, pues varía en función de la propia competencia de la zona y de las tasas que haya que sumarle según la comunidad autónoma.
¿Cómo ahorrar más de 1.000 euros al año con reformas básicas?
En este punto es donde más de uno se pregunta si realmente merece la pena el ahorro que se puede conseguir en las facturas frente al gasto que implica lograr el certificado. Pues bien, para hacernos una idea, estaremos contratando un servicio que puede rondar los 100 euros (en función de la comunidad y el propio profesional que nos atienda) frente a un ahorro de hasta más de 1.000 euros en las facturas de luz y gas. ¿Es una buena inversión? Desde muchos puntos de vista, sí.
Veamos un ejemplo más claro. Si tenemos una vivienda valorada con una B (segunda mejor nota), consumimos alrededor de 300 euros/año; sin embargo, este mismo inmueble tasado con una G (la peor calificación posible) nos hará consumir unos 1.500 euros anuales.
A sabiendas de estas cifras solo queda resolver una duda: ¿qué reformas son las más habituales para conseguir estos ahorros? Está claro que pasar de una G a una B requiere una inversión fuerte, pero tampoco necesitamos tanto para empezar a notar una mejoría en los recibos de luz y gas. Así, por ejemplo, entre las recomendaciones más habituales están la renovación de la caldera por una que consuma menos o la actualización de las ventanas.
Tomando estas dos propuestas podemos lograr que la calificación G suba a una letra F, lo que conllevaría un ahorro de 500 euros anuales.
¿Existen ayudas para hacer reformas?
Aunque solo hablamos de renovar las ventanas o actualizar la caldera, tal vez no podamos asumir el coste que implica. Es más, es posible que estas mejoras ocupen las últimas posiciones de nuestra lista de prioridades. Sin embargo, debemos saber que existen ayudas para llevarlas a cabo.
Bajo el nombre de Plan Renove, muchas comunidades autónomas ofrecen ayudas para realizar reformas de hogar en busca de mejorar la eficiencia energética de los inmuebles. Por ejemplo, existe el Plan Renove de ventanas en el que se contempla desde la instalación de marco y ventana, hasta el doble acristalamiento o la sustitución del cristal actual. Del mismo modo, hay un Plan Renove de calderas, de electrodomésticos e incluso de aparatos de aire acondicionado. En todos los casos las ayudas varían en función de la comunidad y se van otorgando desde principios de año, normalmente siguiendo el orden de inscripción.
En definitiva, son subvenciones para tener en cuenta a la hora de meternos en reformas que, de primeras, no son demasiado económicas pero que nos pueden ayudar a ahorrar mucho a la larga. Y es que de poco sirve contar con una de las mejores tarifas de luz y gas, si luego perdemos toda la energía.