El lavavajillas es uno de los electrodomésticos que más energía consume: representa el 1% del gasto eléctrico del hogar. Aún así, utilizar un friegaplatos, además de suponer un importante ahorro de tiempo, resulta más económico que lavar a mano los platos.
El 90% de la energía que consume el lavavajillas lo hace en el proceso de calentar agua
Algunos factores a tener en cuenta para conseguir una utilización responsable y eficiente de este electrodoméstico, así como ahorro de energía son:
- La etiqueta de eficiencia energética. Por norma general, los lavavajillas de fabricación más moderna gastan mucha menos energía que los antiguos. Tiene mucha importancia la etiqueta energética, la elección de un electrodoméstico de clase energética A supone un ahorro sustancial respecto de la clase G, que es la menos eficiente.
El tamaño. Siempre se debe decidir en función del número de platos que se necesita lavar a diario, al acumular la vajilla sucia dentro del aparato se obtienen malos olores y la suciedad se reseca por lo que resulta más difícil de lavar.
Opción de media carga. Este programa ahorra un 30% de agua y energía respecto a la carga completa, aun así resulta más económico utilizar el aparato a carga completa. Es preferible remojar los platos para que no se resequen y aguardar a tenerlo lleno. Es importante que el aparato disponga de un ciclo de media carga, para los casos en los que no se pueda esperar.
El calentado del agua. El 90% de la energía que consume el lavavajillas lo hace en este proceso. Es por ello por lo que este electrodoméstico debería dar a elegir entre varias temperaturas de lavado, y si los platos no están muy sucios debemos escoger las más bajas.
Los ciclos económicos de lavado. Algunos modelos poseen esta opción que permite reaprovechar el calor del lavado para el posterior aclarado y secado. El ahorro que se consigue es importante. En el caso de no disponer de esta posibilidad, es posible apagar el aparato, abrir la puerta cuando termine el programa de lavado y dejar que los platos se sequen por sí solos.
Los aparatos bitérmicos. Su ventaja radica en que poseen dos tomas independientes de agua: una para el agua fría y otra para el agua caliente, que se toma de la caldera de gas o del calentador. Se consigue reducir el tiempo de lavado y ahorrar energía.
El reciclado. Hay que exigir que en su proceso de fabricación se utilicen materiales reciclados, y que el fabricante sea respetuoso con el medio ambiente. La actual normativa exige a los fabricantes que al entregar al consumidor un electrodoméstico nuevo recojan el viejo para proceder al reciclado de sus componentes.