¿Es importante llevar una buena economía familiar?
Una economía familiar saneada es la base de una vida tranquila, sin sobresaltos. Aunque siempre puede haber imprevistos, llevar una contabilidad minimiza los efectos negativos de gastos inesperados. Y, además, permite gastar y ahorrar para satisfacer necesidades futuras.
No cabe duda de la importancia de tener una economía familiar bien ordenada. Algunas de sus ventajas más evidentes son las siguientes:
👉 Visibiliza los gastos
Tener las cuentas de la casa bien organizadas nos hace ser conscientes de cuánto gastamos y, de este modo, saber de dónde recortar llegado el caso.
👉 Evita deudas
Tener en orden las finanzas familiares evita el sobreendeudamiento. Si sabemos con qué ingresos contamos en realidad, solo se gastará lo que nos podamos permitir y sea necesario.
👉 Permite planificar gastos futuros
Al organizar las cuentas, podemos saber con cuánto contamos para poder afrontar gastos futuros y previsibles, como la universidad de los hijos, la ortodoncia o las vacaciones.
👉 Favorece el ahorro
Conocer en qué gastamos el dinero que ingresamos cada vez nos hace ser conscientes de muchos gastos inútiles. También, saber cuánto tenemos en realidad y cuánto necesitamos tener, lo que favorece la cultura del ahorro.
Cómo llevar la contabilidad familiar
¿Cómo podemos hacerlo? Registrarlo todo es una de las claves para empezar a tener unas finanzas en buen estado; es decir, elaborar un presupuesto detallado. Aunque hay más pautas para organizar la economía del hogar. Te contamos todas a continuación:
✅ Elaborar un presupuesto
Para tener una visión objetiva de por dónde entra y sale tu dinero, tienes que anotar todos tus ingresos y hacer un seguimiento pormenorizado de los gastos.
No es difícil, y no es necesario poseer conocimientos previos de contabilidad, sobre todo si utilizamos programas online diseñados para administrar las finanzas domésticas. Con ayuda o por cuenta propia, el presupuesto debe incluir:
🔹 Ingresos
Es imprescindible conocer todas las fuentes de ingresos: nóminas, dividendos, renta de un alquiler, etc. Y, además, saber su periodicidad y si varían a lo largo de los meses.
🔹 Gastos
En este apartado hay que incluir todos los gastos fijos (luz, agua, alquiler o hipoteca, colegios, paga de los niños, abono transporte…), los impuestos —el mes que se deba abonar— como el IBI, tasa de residuos, etc., sin olvidar también los gastos eventuales, como un regalo o un libro.
- Dentro de los gastos, hay un subapartado: los gastos hormiga. Estos son pequeños y casi imperceptibles gastos que se hacen a diario, sin apenas ser conscientes: un café, chicles, un snack… que, sumados, suponen al mes más dinero del que imaginamos.
Una vez hecho esto, podremos analizar cómo y cuándo se producen los gastos, y cómo se reparten por meses. Así será más fácil organizar la contabilidad familiar.
🔹 Provisión para emergencias
El presupuesto debería tener en cuenta también la posibilidad de que haya imprevistos. Y, así, se debería consignar un apartado para tener acumulado un «colchón» destinado a cubrir emergencias como la reparación de un electrodoméstico, por ejemplo.
🔹 Dinero destinado al ahorro
Asimismo, debería incluirse una partida de dinero destinado al ahorro, siempre que sea posible. En teoría, según los expertos, se debería dedicar el 10 % o 20 % de los ingresos al ahorro, pero en épocas de crisis no siempre es posible hacerlo. Aun así, hay que intentar destinar siempre algo para hacer hucha.