¿Cuánto dinero cuesta cocinar? La respuesta no es tan evidente como parece. Por un lado, se debe sumar el precio de cada ingrediente. Y, por otro, hay algo que no se puede oler ni tocar, pero que añade muchos euros al cálculo final: el consumo energético de los fogones. Entonces ¿qué es más económico para cocinar: el gas, la inducción o la placa eléctrica convencional? Los expertos en ahorro energético analizan a continuación este dilema, además de aclarar qué opción es la menos contaminante.
La cocina es la habitación de la casa que más energía gasta, dice el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE). Según la ‘Guía Práctica de la Energía‘ elaborada por este organismo dependiente del Ministerio de Industria, un hogar medio consume cerca de 4.000 kilovatios por hora (kWh) al año. Y, ¿preparado para el susto? Solo el frigorífico, la vitrocerámica, el horno y el lavavajillas acaparan más del 30 % de esta cifra.
Si le gusta cocinar, pero teme el día que le llegan las facturas, puede que esté cometiendo algún error que haga engrosar su consumo de energía en los fogones. Y no es solo cuestión de bolsillo: disminuir su gasto de energía mientras cocina también ayuda a proteger el planeta y reducir su huella ecológica.
¿Gas, inducción o cocina eléctrica?
«Las cocinas más eficientes son las de gas, seguidas por las cocinas de inducción y las vitrocerámicas; y las que menos energía consumen, las eléctricas con resistencia», apunta Pablo Barrenechea, responsable de Ecología y Desarrollo
La vitrocerámica es una cocina con una placa de vidrio situada entre la fuente de calor y la cazuela. Por su parte, las cocinas eléctricas convencionales utilizan una resistencia que acumula calor y calienta el cristal y la olla. ¿Y cómo funcionan los fuegos de inducción? Estos usan un campo electromagnético que transmite el calor directamente al recipiente, sin tener que calentar entre medias el vidrio. Esta facultad las convierte en placas muy eficientes, en especial, en cocciones rápidas como las frituras.
Entonces, ¿qué fuego permite cocinar por menos dinero? Aquí va una pauta general que conviene recordar: en general, las cocinas eléctricas son menos eficientes que las de gas. «Las cocinas más eficientes de todas son las que funcionan con gas, seguidas por las cocinas de inducción y las vitrocerámicas. Y, por último, las menos eficientes son las cocinas de resistencia eléctrica, que son las que más energía consumen», afirma Pablo Barrenechea, responsable del área de Servicios Sostenibles de la fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes). De hecho, en España, las cocinas de gas son las más utilizadas, presentes en alrededor del 30,83 % de los hogares, según el informe ‘Consumos del Sector Residencial en España‘, del Ministerio de Industria y Energía.
¿Y cómo se traduce este gasto de energía a cifras concretas? Barrenechea saca la calculadora y pone el ejemplo del coste energético de calentar un litro de agua en cada fuego: «Mientras que para calentar un litro de agua de 15 ºC a 90 ºC con una encimera eléctrica son necesarios 0,20 kWh, una placa de inducción usará 0,14 kWh y una de gas solo 0,13 kWh«.
Lo que también está muy claro es que las menos eficientes de todas son las vitrocerámicas eléctricas convencionales. Según el IDAE, cambiar esta placa por una de inducción reducirá el precio de cocinar en su casa cerca del 20 %. ¿Y qué hay del coste en origen? Los equipos más baratos son los eléctricos y la vitrocerámica, seguidos por los de gas y de inducción (los más caros).
Imagen: AntonMatyukha
El gas es más barato, ¿pero protege el planeta?
«Cambiar su vitrocerámica eléctrica convencional por una de inducción reducirá el precio de cocinar en su casa cerca del 20 %», según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía
Nadie lo niega: la vitrocerámica eléctrica convencional es barata, fácil de limpiar y más segura que el gas. Pero también es la manera más ineficiente de cocinar, por la elevada pérdida de calor residual. La mejor opción para ahorrar dinero mientras se cocina es el gas natural o el butano, reconoce el IDAE. Y entre los tres tipos de cocinas eléctricas (convencionales, vitrocerámica o inducción) gana la inducción, ya que cocina con menos energía, permite calentar de forma más rápida y con menor pérdida de calor.
Las placas de inducción tienen un coste elevado, pero se amortigua con el tiempo, pues esta cocina consume hasta un 20 % menos de energía que las vitrocerámicas eléctricas convencionales, dice el IDAE, ya que calientan directamente el recipiente.
¿Y cuál contamina más?
Y cuando se trata de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) -gas relacionado con el cambio climático-, ¿cuál es la mejor opción? Aquí todavía gana el gas, ya sea para calentar vitrocerámicas o en los fuegos con bombona tradicional. «Las cocinas de gas también son las más eficientes en cuanto a la emisión de CO2. En una cocina de gas natural tan solo se emiten unos 200 gramos de CO2 por cada kWh, frente a los 450 gramos que produce la vitrocerámica y los 360 gramos de las placas de inducción», añade Barrenechea.
Mientras que las emisiones de CO2 a la atmósfera de las cocinas de gas se producen durante la quema directa del gas en la cocina, la contaminación en el caso de los fogones que funcionan con electricidad tiene su origen en las centrales térmicas necesarias para generar la energía.
Entonces, ¿quién gana? ¿Vitrocerámica o gas? «Si tenemos en cuenta la calidad de uso, precio y emisiones, indicaría que el gas es una buena opción», dice el experto de Ecodes. Cuando lo que se quiere es cocinar por menos dinero, gana el gas. Y cuando se trata de proteger el medio ambiente, en principio, también. Pero el impacto sobre el planeta de los fuegos eléctricos en sus tres modalidades podría reducirse de forma importante, e incluso mejorar al gas, si aumenta la participación de las energías renovables en la generación de la electricidad.
¿Cómo reducir su gasto y las emisiones de CO2 en la cocina?
Para cocinar es más eficiente utilizar los electrodomésticos en el siguiente orden: microondas, cocina con olla a presión y horno. También hay que tener en cuenta que el fondo de los recipientes sea ligeramente superior a la zona de cocción, a fin de que no rebase la llama en las cocinas de gas natural aprovechando al máximo, de esta manera, el calor de la cocina.
Además, es importante no olvidar algunos hábitos al cocinar para reducir las emisiones. Para hacerlo en sistemas que utilizan la energía eléctrica, resulta mejor emplear cazuelas con fondo grueso difusor. «Esto permite lograr una temperatura más homogénea en todo el recipiente y aprovechar al máximo el calor», apunta Barrenechea. Y recuerde tapar el recipiente, ya que ahorrará hasta un 25 % de energía. El calor residual de las cocinas eléctricas, excepto las de inducción, también puede aprovecharlo: no olvide apagar el fuego unos minutos antes de finalizar el cocinado.
¿Y qué hacer cuando cocina con el horno? Este electrodoméstico es uno de los que más energía demandan por hora. Así que el consejo es utilizarlo solo si es necesario. Y es importante no abrirlo innecesariamente, ya que cada vez que lo hace, pierde al menos un 20 % del calor acumulado en su interior. ¿Otros consejos para ahorrar con el horno? Cocine varios alimentos a la vez, aproveche su capacidad al máximo y no lo precaliente cuando quiera realizar una cocción superior a una hora. ¿Más? «Apague el horno un poco antes de finalizar la cocción: el calor residual será suficiente para terminar el cocinado del alimento», concluye Barrenechea.
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En vitrocerámica convencional o placa de inducción, siempre procure que las ollas, sartenes y cacerolas que tenga la intención de usar tengan un diámetro igual o ligeramente superior al de la zona de cocción. Así podrá lograr un ahorro de un 20 %, según la compañía eléctrica Iberdrola. También es recomendable utilizar la olla a presión: se tarda menos en cocinar y se puede ahorrar hasta un 50 % de energía.