Entre las fórmulas para ahorrar en las facturas de la luz y el gas, los expertos señalan la importancia de la eficiencia energética del hogar. Pero, ¿por qué es vital contar en casa con la mejor eficiencia posible? ¿Qué significa este término y en qué puede beneficiar al consumidor? En este artículo se explica cómo ahorrar 1.700 euros al año gracias a la eficiencia energética del inmueble. Además, se describen los nuevos productos y hasta las hipotecas “verdes” que es posible contratar para las viviendas eficientes.
Casi 1.700 euros de ahorro al mejorar la eficiencia energética del hogar
Para ahorrar luz y gas en casa se pueden desconectar algunos aparatos a la red eléctrica, utilizar las funciones «eco» de los electrodomésticos o incluso ducharse en el gimnasio. Sin embargo, por muchos esfuerzos que se hagan, de poco sirven si la vivienda es el principal enemigo.
Si hace tiempo que se reside en la misma casa, probablemente ya se conozcan sus puntos flacos: unas ventanas que no cierran bien, la caldera es antigua, los suelos cerámicos resultan muy fríos en invierno… Estos pequeños detalles son los que hacen que la eficiencia energética del piso sea baja. Y en consecuencia, se acaba gastando más energía de la necesaria para que sus habitantes estén cómodos. Las ventanas y puertas que no sellan bien hacen perder el 25% de la energía térmica. Más escandaloso resulta tener un mal aislamiento en las propias paredes, pues conlleva que se pierda un 35% de la energía.
Esto en dinero se traduce en que un hogar con la peor calificación posible (G) consume casi 2.100 euros anuales en energía, según datos de Ecobservatorio. En cambio, basta con tener una calificación C (la tercera mejor) para gastar solo 635 euros, es decir, que supone 1.452 euros de ahorro. Subir un escalón más, y alcanzar la calificación B, sería un ahorro de casi 1.700 euros al final del año.
Préstamos verdes para reformas desde el 2% TAE
Vistas estas cifras, invertir en mejorar la calificación energética del hogar merece la pena. Y es que así no solo se rebajará el consumo, sino que se vivirá con mayor comodidad. Pese a ello, es normal que muchos se pongan nerviosos solo con pensar en poner la casa patas arriba con las obras, por no hablar de la inversión de dinero que conlleva.
Para facilitar las cosas, algunos bancos se están animando a lanzar préstamos «verdes». Bajo este apelativo hay créditos que financian desde reformas eficientes hasta coche eléctricos. ¿Son interesantes o son más baratos los préstamos convencionales?
Sin contar con los enfocados a vehículos verdes, los préstamos para mejorar la eficiencia energética tienen un interés más bajo y menos comisiones. Es decir, el interés será menor cuanto mejor sea la calificación de la vivienda. Por ejemplo, si la nota de la casa es baja, pueden aplicar un interés del 7% TAE; mientras que, si saca la mejor calificación posible, el interés se reduce hasta el 2% TAE.
Por supuesto, al solicitar este crédito se debe aportar la documentación que avale la calificación actual del inmueble y el presupuesto de la reforma que se quiere hacer para mejorarla.
Hipotecas verdes para casas eficientes
Los bancos no solo ofrecen préstamos al consumo para ayudar a que el hogar sea eficiente en energía. Si aún no se posee una casa o la propia necesita una reforma integral, hay que tener en cuenta que existen las hipotecas «verdes».
En este caso, el principal factor diferenciador es que el tipo de interés que aplican va asociado a la calificación energética de la casa que se quiere comprar. Así, se pueden encontrar hipotecas con un tipo variable de euríbor más 1,26% para viviendas calificadas con la letra G, mientras que para la mejor nota (A+) ofrecen euríbor más 1%. En definitiva, apostar por un piso más eficiente rebaja el coste del préstamo.
Trucos de bajo coste para ser más verdes
Poner a punto la casa es una decisión importante, ya que una reforma puede suponer un buen pellizco. No obstante, existen medidas sencillas con las que empezar a ser más eficientes y que no requieren una gran cantidad de dinero. Una de ellas es utilizar bombillas LED, que consumen mucha menos energía y dan más luz.
Por otro lado, con un buen uso de los electrodomésticos también se consigue gastar menos energía. Para lograrlo se puede recurrir a trucos muy conocidos (limpieza, no poner comida caliente en la nevera, no abrir el horno en plena cocción…), pero lo más efectivo es emplear el modo «eco». Además, con lavavajillas o lavadoras, entre otros aparatos, se debe ser responsables con la cantidad de ropa o cacharros que se quiere limpiar. Y es que poner poco hará gastar más de la cuenta, pero poner demasiado generará que el electrodoméstico requiera más energía para mover el agua, por no mentar que no limpiará tan bien.
Y no hay que olvidar que España es un país que otorga ciertas ventajas, pues recurrir a la luz natural durante el día no solo permite rebajar el recibo de la electricidad, sino que puede hacer que la temperatura de la habitación suba unos grados sin necesidad de radiadores. Y es que, con el sol del que se disfruta aquí, ¿por qué no sacarle más partido?
En resumen, de cada uno depende acabar pagando más en la factura de la luz y el gas. El consumo corre por cuenta propia, pero no se debe perder de vista que tener la vivienda en las mejores condiciones posibles también repercutirá en los recibos año tras año.