El cuidado del cabello a diario resulta imprescindible para lucirlo sano y el uso de un buen acondicionador ayuda a la hora de determinar su aspecto y tacto. Este tipo de productos forman parte cada vez más del lavado habitual del pelo, ya que facilitan su peinado y desenredado, y a su vez actúan protegiéndolo frente a agentes externos como pueden ser el sol, el viento o la calefacción.
Las cremas suavizantes son cosméticos destinados a compensar la falta de sebo natural. Recubren el tallo capilar y cierran las escamas proporcionando de esta forma brillo y suavidad. Están formadas por una base cremosa que contiene tensoactivos catiónicos y otros componentes como proteínas y lípidos o grasas naturales, que son básicamente aceites naturales tales como el aceite de oliva, de almendras o de maíz.
Normalmente la frecuencia de uso del suavizante va unida a la asiduidad con que lavemos el cabello, incluso puede utilizarse a diario. No obstante, no hay que excederse en la cantidad, basta con el tamaño de una nuez para el pelo corto y el doble para el largo. El uso abundante de estos productos puede proporcionar un efecto rebote negativo. Además, debe aplicarse desde la mitad del pelo hasta las puntas.
Por su parte, la mascarilla puede usarse cada tres días o bien una vez a la semana, siempre dependiendo de las necesidades de cada cabello. Aunque según la época del año, especialmente en verano, cuando el pelo está más castigado es posible utilizarla todos los días.
Este cosmético se encarga de reconstruir la parte exterior, la cutícula y la capa hidrolipídica ayudando a que el pelo refuerce sus defensas naturales. Así, gracias a la mascarilla el cabello recupera la fibra y la densidad dando un aspecto de cuerpo y volumen. Debe aplicarse una dosis después de haber eliminado la humedad de la cabeza, mantenerla durante 5 o 15 minutos y aclarar con abundante agua hasta hacerla desaparecer por completo.
Un tratamiento distinto para cada pelo
La utilización de este tipo de productos reparadores del cabello depende en gran medida del las características del mismo, puesto que cada pelo tiene un tratamiento distinto. Hoy en día, la mayoría de los acondicionadores son buenos pero se suele fallar a la hora de elegir los idóneos para el tipo de cabello y su forma de uso.
El cabello seco suele mostrarse mate y sin brillo al carecer de la humedad necesaria y, por consiguiente, necesita un gran aporte de hidratación frecuente. Es aconsejable aplicar siempre cremas suavizantes especiales para pelo seco con aceites hidratantes como el de oliva o el de almendras y utilizar una mascarilla natural nutritiva todas las semanas para reequilibrar la humedad necesaria y dotar al cabello de sedosidad y brillo.
Por contra, el cabello graso tiene un aspecto más brillante debido al exceso de grasa, lo que hace que se apelmace y se vuelva lacio. Este tipo de pelo necesita lavarse muy a menudo, preferiblemente con un champú astringente que regule la producción de grasa, para tener un aspecto limpio. Aunque eso sí, tanto el champú como la crema suavizante no debe acercarse a la raíz del pelo al lavarlo.
Por último, el cabello normal requiere menos cuidados que los anteriores, basta con usar a menudo un acondicionador suave, sobre todo en las puntas, y ponerse una mascarilla una vez al mes.
No obstante, si el cabello está muy estropeado es recomendable aplicar una mascarilla diariamente hasta que el pelo se regenere, aunque si no está muy dañado será suficiente con usarla dos veces por semana, ya que un exceso de estos productos puede ejercer un efecto perjudicial.