El ingenio para ahorrar en las facturas de luz y del gas natural crece. Desde la llegada de la tarifa eléctrica por horas y sus subidas constantes, parece poco atractivo depender de esta energía. Pero la luz permite tener calentador de agua, cocina e incluso calefacción en casa, por lo que con ella es posible librarse de los costes fijos del gas natural. Entonces, ¿se podría ahorrar dinero si se quita el gas de natural en el hogar? En este artículo se desgranan las claves para saberlo.
Ahorrar dinero sin tener gas natural en casa: los gastos fijos
Hay muchos trucos para ahorrar en luz y gas. Pero en muchas ocasiones el principal problema no reside en la forma de consumir, sino en los precios fijos de estos servicios. El caso más claro está en la potencia de la luz, que incrementa en torno a unos 40 euros anuales la factura en función de los kilovatios (kW) contratados.
No obstante, aunque la electricidad es una energía que tiene unos costes elevados, no se puede prescindir de la luz. En cambio, es posible hacerlo con el gas natural. ¿Merece la pena? Todo depende de cuánto se consuma. Pero si se tiene en cuenta que el principal problema de las facturas son los precios fijos, la respuesta probablemente sea que sí.
Un ejemplo. Hoy la tarifa regulada (TUR) cobra entre 62 y 123 euros anuales por tener el servicio (al que habría que añadir los impuestos, el consumo y el alquiler del contador). Por este mismo importe, se podrían utilizar entre 430 kWh y 850 kWh de luz (en base a la tarifa regulada de precio fijo de la electricidad).
Por lo tanto, tal vez no sea tan descabellado apostar solo por una fuente energética. Eso sí, no hay que olvidarse de que esto conlleva dos problemas: habrá que hacer reformas y si hay una incidencia eléctrica, se estará en un apuro.
Eliminar el gas natural de casa: la cocina y el calentador de agua
Si el consumidor se plantea con seriedad eliminar el gas natural de la vivienda, debe hacer un balance de todo lo que hay que cambiar en casa.
La cocina es una de las habitaciones que tocará atacar para modificar los fogones de gas por la placa de luz. Aunque de primeras ya agobie la inversión que conlleva, por otro lado se compensa. Son más seguras, no requieren de revisiones y son más sencillas de limpiar. Y decantarse por la opción de inducción supone que el tiempo de cocción será más rápido y, por tanto, se consume menos.
El otro vértice que se debe tener en cuenta es que el gas natural es el sistema que se tiene para calentar el agua. Pero hoy en día se puede elegir entre el calentador de gas (butano o natural) y el eléctrico. La principal diferencia es que con el de luz se tiene agua caliente al instante y sin límites. En cambio, esto implica que cada vez que detecte que el agua está fría, se conectará para calentarla. ¿Entonces? En este caso, la opción del gas natural será la más económica.
Pero todo problema tiene su solución. Si se está empeñado en suprimir el contrato de gas, se puede controlar el consumo del calentador eléctrico con temporizadores o enchufes inteligentes. Su coste es muy bajo y permitirá decidir cuándo se quiere que el aparato se conecte para tener agua caliente, es decir, justo en las horas en las que en realidad se necesita.
Calefacción más barata: ¿gas natural o electricidad?
Cierra el triángulo el elemento clave: la calefacción central con radiadores de agua caliente. En este caso no se puede suprimir con tanta facilidad el gas natural, ya que este tipo de instalación de climatización requiere de esta energía para su buen funcionamiento.
Por el contrario, si la vivienda está equipada con bomba de aire (frío y calor), es posible plantearse la idea de depender solo de la electricidad. Lo mismo sucede si se tiene suelo radiante o pequeños calefactores eléctricos.
¿Qué es más barato? El precio del gas natural es más bajo que el de la luz. No obstante, no es decisivo. Pero en un país donde el frío no dura demasiados meses, hay que sopesar otros valores antes de tomar la decisión, como el tamaño de la vivienda o las características de la región donde se vive. Y es que no costará lo mismo calentar un piso de interior en una zona seca que en una casa baja junto al mar. De igual forma, tampoco se necesitará la misma energía en un piso de 50 metros cuadrados que en un dúplex con el doble de superficie. Por ello, se deben tener en cuenta la climatología de la ubicación, así como el tamaño y condiciones de la vivienda.
¿Cuándo conviene eliminar el gas natural?
La casa se puede nutrir únicamente de electricidad sin demasiados problemas. Pero requiere tiempo de reformas e inversión de capital. Y ¿compensa al bolsillo? Todo depende del consumo real que se haga y del tamaño del hogar si se necesita aclimatarla.
Para salir de dudas, lo más fácil es revisar las facturas de gas y ver cuánto se consume al cabo del año y cuánto se paga por el servicio en sí. A partir de aquí, uno se puede hacer una idea de cuánto podría pagar si esos kWh fueran de luz (aquí no hará falta añadir el resto de los costes fijos, puesto que ya se asumen). Si el precio final, teniendo ambos servicios por separado, sale más barato que siendo todo luz, no compensará ponerse a hacer reformas. En caso contrario, habrá que sopesar si se rentabiliza pronto la inversión inicial de la reforma.