Imagen: Jason Roberts
Personalizar una casa o una estancia, hacerla más habitable, más cómoda y buscar soluciones imaginativas y prácticas en las diferentes estancias de una vivienda. Un diseñador de interiores puede resolver estas cuestiones y conseguir además que las espacios de una casa resulten más atractivos para quienes habitan en ellas. No obstante, hay que tener en cuenta que el decorador no es ningún mago, y que el cliente debe trabajar en equipo y colaborar con el profesional contratado.
En un primer momento, el cliente debe especificar con toda la exactitud que pueda qué quiere conseguir con la reforma que pretende realizar. De este modo, es importante que antes de consultar al profesional, el dueño de la casa tenga claro qué tipo de diseño quiere implantar en su hogar y qué necesidades tiene. Asimismo debe conocer quién utilizará la estancia, qué actividades se desempeñarán allí, cuanto tiempo se pasará en dicha habitación, etc. No es lo mismo un cuarto que se va a dedicar principalmente al descanso que un despacho o un habitáculo para los juegos de los niños, ya que las condiciones de luz, el mobiliario y la decoración en general serán muy diferentes.
Por otra parte, es importante que el propietario del inmueble vea reflejada en la obra su estilo. Para ello puede asesorarse previamente sobre los colores que más le gustan, tipo de mobiliario, etc. en diversas publicaciones especializadas. En este sentido, uno de los consejos más importantes que facilitan los decoradores de interiores es guardar una copia del modelo elegido o que más se acerque al deseado. Una muestra visual puede facilitarle enormemente su labor.
Anteproyecto y proyecto de trabajo
Una vez que el cliente ha expuesto sus necesidades, gustos y preferencias para decorar su casa, el decorador de interiores comenzará su trabajo. En primer lugar diseñará un anteproyecto del tipo de obra que se podría realizar en la vivienda. Tomará medidas de la casa y de sus estancias y a partir de ahí realizará sobre el plano diferentes distribuciones. De este modo, el decorador presenta el anteproyecto con diferentes opciones de reforma a los clientes para que se decanten por una de ellas con un presupuesto aproximado. El él se especificarán todas las obras a realizar (electricidad, pintura, fontanería, etc.) y, si se desea, también especificará en un apartado el tipo de mobiliario más afín con el diseño final. La responsabilidad de solicitar todos los permisos de obra y los diferentes seguros es también del decorador de interiores. Finalmente, el proyecto será aprobado por el Colegio Profesional de Decoradores y después de ese trámite este profesional ya podrá hacerse cargo de la dirección de la obra. En principio será él quien contrate a los gremios, supervise su trabajo y administre la reforma.
Presupuesto
Normalmente los estudios de decoración cobran, por una parte, el anteproyecto de la obra y, por otra, el proyecto. Si finalmente el cliente se decanta por su empresa, es muy probable que le resten del presupuesto final el correspondiente al anteproyecto, mientras que si el interesado se decanta por otra empresa, tendrá que pagar igualmente los costes del anteproyecto.
Hay que tener en cuenta que el presupuesto se hace por partidas, se desglosan todos los costes: electricidad, pintura, mobiliario, fontanería etc. Es importante que el cliente vea cuánto cuesta cada trabajo y que tenga claro a qué corresponde cada precio. El decorador cobrará un porcentaje del total del presupuesto, que normalmente suele oscilar entre el 10% y el 15% del total. Así, en el caso de una reforma que cueste unos 35.000 euros, el decorador cobraría 5.200 euros aproximadamente, que se añadirían al presupuesto inicial de la obra. A estos gastos se añadiría el 16% de IVA, y en algunos casos los honorarios que el decorador estime por la elección de los muebles (que suelen estar en torno al 2%).
Siempre resulta interesante consultar la opinión de varios profesionales si se quiere realizar una reforma en casa contratando los servicios de un decorador de interiores. Es recomendable solicitar un mínimo de tres presupuestos diferentes y que todos ellos especifiquen el precio de los materiales y la mano de obra, así como si están o no incluidos los impuestos, el trabajo en festivos o los gastos de desplazamiento. Estas son las cuestiones que más problemas generan entre decorador y cliente.
El presupuesto debe incluir a su vez el nombre, apellidos, denominación social, identificación fiscal y teléfono de la empresa que realizará la reforma. Deben quedar bien detalladas las calidades, características, así como las fechas aproximadas de inicio y fin de obra y la compensación en caso de que se supere la fecha límite. Todo ello debe quedar reflejado en un contrato, firmado por ambas partes. A la hora de pedir la factura, hay que asegurarse de que la hacen con IVA, de este modo se podrá reclamar y hacer uso de la garantía de seis meses si fuera necesario.