De entre todos los servicios contratados por los consumidores, el suministro de la electricidad es el peor valorado. Al menos así lo demuestra el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). No obstante, según se aprecia en las cifras publicadas, la percepción sobre las compañías eléctricas ha mejorado en el último año, pues el número de hogares que se mostraban insatisfechos ha pasado de un 26% a un 19,5%. ¿Tendrá algo que ver la flexibilidad de los nuevos planes que ofrecen? En este artículo se explica qué es la discriminación horaria flexible y cómo permite ahorrar luz.
¿Pagar menos luz con la discriminación horaria?
Si durante el día el usuario trabaja y su mayor gasto energético lo realiza por la noche, una tarifa de la luz con discriminación horaria le dejará ahorrar un buen pellizco a final de mes. Pero ¿qué pasa cuando los horarios no son los convencionales? Esta es la pregunta que ha debido salir en más de una reunión en las grandes comercializadoras y por la cual ahora ofrecen una nueva tarifa más flexible.
En la actualidad, se puede acceder a una modalidad que permite escoger las ocho horas diarias en las que se quiere que se aplique un precio más bajo. Así, en el caso de trabajar por las noches, es posible beneficiarse de una reducción del coste del kWh durante las horas que se pasa en casa. Es más, también se da la posibilidad de repartir las horas económicas en dos grandes bloques de cuatro horas, de modo que se pueden ajustar aún más a las propias necesidades.
Otra propuesta a la que es posible acogerse ofrece elegir dos horas al día en las que el consumo no tenga coste. La promoción resulta más agresiva que el plan anterior, puesto que el precio del kWh durante el resto de las horas es más bajo y, además, durante las horas promocionadas no se paga nada. No obstante, sí que exige ser más metódicos para poner el lavavajillas, la lavadora, el horno u otros aparatos durante ese par de horas.
¿Cómo pagar menos por la luz? De franjas horarias a días completos
De entre las tarifas de la luz que se pueden contratar, la que cuenta con discriminación horaria resulta muy interesante si el consumo se hace solo durante una parte de la jornada. Ahora bien, ¿y si el mayor gasto se deja para los sábados y domingos, cuando no se trabaja? Para quienes aprovechan el fin de semana para poner lavadoras o les gusta pasarlo viendo películas en el sofá, también existe un plan específico.
Al igual que con la discriminación horaria, la comercializadora eléctrica propone dividir la semana en dos bloques: de lunes a viernes, por un lado, y sábado y domingo, por otro. De esta forma, el kWh que se consuma durante el fin de semana costará un 57% menos de lo que se abona entre semana.
La otra opción para pagar menos por la luz que se puede contratar da la posibilidad de elegir un día a la semana en el que el consumo no tenga coste. Una vez más, la oferta es muy llamativa y el precio de las horas no promocionadas es bajo, por lo que es una solución interesante si el usuario se mentaliza para poner los electrodomésticos de alta demanda (lavadora, secadora…) un único día, con la ventaja de poder elegir ese día sin restricciones.
En cualquier caso, ninguna de las dos tarifas exige permanencia, por lo que, si no se le saca partido, se puede cambiar sin que se aplique una penalización.
¿Y si se parte el año en dos segmentos?
Las compañías eléctricas están apostando por adaptar el sistema de la discriminación horaria a campos más amplios, con lo que abarcan más perfiles de consumo. Existen tarifas que dejan desde elegir las ocho horas en las que pagar menos, hasta algunas que ofrecen costes reducidos los fines de semana. Pero hay quien ha ido más allá y ha puesto sus miras en las segundas residencias.
Con el buen tiempo, más de uno ya empieza a plantearse pasar los fines de semana en el apartamento de la playa. Esto implica comenzar a recibir facturas eléctricas cada vez más elevadas. ¿Existe alguna tarifa que permita frenarlas? Las eléctricas han contemplado esta situación y para cubrirse las espaldas ofrecen dos posibilidades: los planes de invierno y los de verano. Ambos funcionan igual, aunque uno brinda la tarifa reducida del 15 de junio al 15 de septiembre, mientras que el otro la activa del 1 de diciembre al 1 de marzo. Estas propuestas no tienen sentido para la vivienda principal, pero sí resultan atractivas para segundas residencias en las que el aire acondicionado o la calefacción pueden generar una factura elevada.
En definitiva, las compañías están apostando por planes más flexibles y, si el consumidor es pícaro, puede ahorrar bastante dinero aprovechándolos. Y es que, independientemente del tipo de plan que elija, el coste del kW en la franja económica es un 50% más económico que el normal.