Quizá sea una perogrullada, pero los colchones son más importantes de lo que en un principio podría parecer en la vida diaria y, sobre todo, en la salud. Encontrar el colchón que asegure un cómodo descanso por las noches evita posteriores problemas de espalda, cansancio crónico, etc.
Los fabricantes y especialistas recomiendan cambiar los colchones de casa cada cierto tiempo, de media cada diez años aunque este plazo puede cambiar en función de las características del colchón. No es una tontería: los colchones y somieres se deforman por el uso constante. Es obvio que, tarde o temprano, habrá que cambiarlos pero cuanto más esmero se ponga en su cuidado, más tarde se hará necesario este gasto adicional.
Es aconsejable cambiar los colchones, como media, cada diez años
El mantenimiento y la limpieza de los colchones son importantes en la medida en que están en contacto directo con el cuerpo. Por ello, procede seguir unas reglas básicas para conservarlos en buen estado. Entre otras, airearlo con cierta asiduidad y girarlo para evitar su deformación, aunque también es conveniente realizar su limpieza empleando el aspirador periódicamente, como mínimo una vez al mes, para retirar y eliminar los restos de ácaros y de polvo.
Hay que voltear y girar el colchón regularmente para retrasar que se deforme. Esto es así porque los colchones actuales están compuestos de muchas capas y relleno. Si no se cambia nunca la posición del colchón, este acabará por acomodarse al cuerpo y se convertirá en un agente perjudicial para la espalda.
Con el fin de evitar que los olores se adhieran al colchón un truco muy efectivo consiste en espolvorearlo con bicarbonato, ya que este elemento es un desodorante natural. Hay que dejarlo secar durante un rato, para luego eliminarlo con el aspirador.
Si el colchón presenta alguna mancha, la solución idónea para quitarla es aplicar una pasta, a base de agua y almidón, sobre la zona. Después, frotar hasta que penetre en el colchón y dejarlo secar.