La oferta de albergue temporal para animales de compañía cuyos servicios e instalaciones satisfagan a los clientes es escasa en España. Aunque la mayoría de los dueños de mascotas desea viajar con su animal favorito, hay ocasiones en las que las condiciones del viaje lo desaconsejan. Esto sucede al emprender viajes lejanos que obligan a enlazar vuelos y cuando ciertas leyes extranjeras complican la admisión de animales dentro de sus fronteras, por ejemplo en las Islas Británicas, cuya normativa legal obliga a demostrar con seis meses de antelación la inexistencia de anticuerpos de la rabia en la mascota. En estas circunstancias, no queda más remedio que buscar un lugar en el que dejar a los animales. No es tarea fácil. No todas las residencias cumplen la normativa ni el nivel de calidad exigido por los dueños; las que lo hacen, tienen casi siempre el cartel de “completo”. La escasez de plazas en estos centros obliga a hacer reservas con mucha antelación (a veces superior a 60 días), sobre todo si la fecha solicitada coincide con vacaciones estivales, fiestas navideñas o festividades locales. Además, dejar al perro o gato supone hacer frente a un desembolso de entre 6 y 15 euros diarios.
Las condiciones
La oferta de servicios en el cuidado de animales es amplísima, pero no todos son de calidad. Y los propietarios de mascotas exigen unas condiciones básicas, entre las que cabe destacar la limpieza de las instalaciones, los cuidados y atención profesional al animal, una supervisión veterinaria, el alojamiento en jaulas individuales, alimentación de calidad y servicio de entrega y recogida a domicilio. Además de lo básico, muchos propietarios desean que su animal se encuentre “como en casa”, por lo que buscan alojamiento cubierto, e incluso instalaciones con aire acondicionado en periodo estival y calefacción durante los meses invierno; el nivel de exigencia de algunos, llega hasta reclamar cámaras web que permitan al dueño visionar al animal desde la pantalla de un terminal de ordenador desde cualquier destino. ¿Cómo encontrar un centro que reúna estas características? Habitualmente, las residencias se recomiendan en clínicas veterinarias o se llega a ellas a través de páginas web: todoperros.com, residenciasanimales.com, territoriomascota.com… Otras veces, la elección se basa en el tradicional “boca a boca” de otros dueños que aseguran una elección lo más carente de riesgo posible.
Respaldo veterinario
El lugar seleccionado debe contar con el asesoramiento y supervisión de un veterinario. A priori, esta condición resulta obvia, ya que para que estos llamados “núcleos zoológicos” (instalaciones para el mantenimiento temporal de animales domésticos de especies no productivas, establecimientos para la venta de animales y establecimientos para la práctica de la equitación) puedan iniciar legalmente su actividad deben contar con la autorización legal pertinente, previa inscripción del centro en el Registro de Núcleos Zoológicos de su comunidad autónoma. La licencia es obligatoria cuando el titular del negocio pretenda acoger un número de perros superior a cinco. Para obtenerla se exigen dos requisitos:
Instalaciones adecuadas para albergar animales.
Respaldo obligatorio veterinario que responda del programa del tratamiento de animales, así como de la higiene y profilaxis del centro.
A pesar de estas medidas de previsión, la realidad no se adecua en muchos casos a lo establecido legalmente, como explica Beatriz Chacón desde la Clínica Veterinaria San Martín. Lo cierto es que en más casos de lo deseable, los propietarios de estos centros residenciales optan por mantener a los animales agrupados en la misma jaula en grupos de cinco o seis, separándolos sólo si se producen peleas entre ellos. Así, los animales conviven sin separación alguna, se mezcla a perros de gran tamaño con otros más pequeños, no se tiene en consideración las razas… Uno de los principales riesgos de la aglomeración y el contacto excesivo de los animales es que, si las medidas de higiene establecidas o el control de vacunación de los animales no son suficientemente estrictos, los animales pueden contraer la denominada “tos de las perreras”. Este mal provocado por un virus presenta unos síntomas similares a los causados por la gripe humana: tos, fiebre y decaimiento, y se contagia por vía aerógena. Tras un período de incubación de siete a 15 días, el dueño acude al veterinario con el convencimiento de que su mascota ha tragado o tiene algo clavado… Aunque se trata de una enfermedad que puede combatirse fácilmente administrando un antipirético para luchar contra la fiebre, podría evitarse con la vacunación completa de todos los perros residentes.
Los centros deben contar con el asesoramiento y supervisión de un veterinario
La aparición de problemas gastrointestinales también puede estar originada por la estancia de la mascota en una residencia que no cumpla con todas las de ley. La causa reside, en la mayoría de casos, en una alimentación inadecuada o cambios de dieta. Ante este riesgo, muchas residencias optan por solicitar a los propietarios la dieta y el pienso correspondiente para los días de estancia. Al margen de que los dueños deseen llevar comida específica para su mascota, un centro de este tipo debe ofrecer piensos de calidad y respetar las dietas de cada uno de los animales que cobijen en sus instalaciones.
Las residencias cuentan con un seguro de responsabilidad civil, una póliza para cubrir la responsabilidad civil contraída por una mala actuación de cualquiera de sus animales o incluso ante la posibilidad de que algunos de sus profesionales en nómina sea denunciado. El seguro, obligatorio exclusivamente para algunas razas calificadas como peligrosas, oscila alrededor de 30 euros anuales dependiendo del tipo de raza del animal o de la cobertura de la póliza contratada. Si un centro cumple todas las exigencias legales, y también los requisitos que el dueño de la mascota considera indispensables, la única barrera que queda por saltar es la de la disponibilidad. Y no es un problema menor, ya que la gran mayoría de las residencias de calidad están siempre ocupadas y las plazas deben reservarse con mucha antelación, sobre todo si la fecha solicitada coincide con vacaciones estivales, fiestas navideñas o festividades locales.
Los precios
Dejar a un animal en un centro es oneroso, pero lo cierto es que los dueños no escatiman en gastos, ya que un coste menor en el hospedaje de la mascota puede repercutir en una alimentación de inferior calidad, o en un cuidado menos exigente. El precio de estos cuidados, en general, suelen establecerse por noche y animal, e incluir la alimentación y los paseos diarios. Algunos centros incrementan el coste de la estancia si deben procurarle una dieta alimenticia especial o dispensarle una medicación prescrita, e incluso por ejercitar a la mascota al aire libre.
La tarifa de residencia gira en torno a los 15 euros por animal en Madrid o Barcelona (22 euros por dos, y en torno a los 30 euros por tres perros, dependiendo del tamaño y raza del animal). Hay una tarifa especial para perros de caza, y algunas ofertas de fin de semana (no se prevén para los meses de verano). La mayoría de los centros residenciales aplica descuentos en el precio final por estancias superiores a los 15 ó 30 días, o al acoger a animales pertenecientes a un mismo dueño si residen en la misma jaula. Algunos centros, además, comienzan a ofrecer “tarjetas de fidelidad” con las que premian la repetición de elección del centro con una o dos noches de hospedaje gratuito.
La tarifa de residencia gira en torno a los 15 euros diarios por animal en Madrid o Barcelona
El lugar de residencia de dueño y mascota también decide el precio final. Así, en Extremadura la media es de 6 euros por día por perro o gato; en Cantabria el precio asciende a 7 euros; 9 euros en Andalucía, 11 en Galicia… hasta llegar a los 15 euros por perro (63 por fin de semana) y 10 por gato (54 fin de semana), en Madrid y Barcelona. 15 euros diarios en temporada media, que pueden incrementarse hasta 18 euros en los meses estivales, vacaciones de Semana Santa y fiestas navideñas. Para los animales que residen de forma permanente ?sobre todo, perros- se establece una cuota mensual aproximada de 200 euros.
A todo lujo
Además de lo básico, y para seducir a clientes más exigentes acostumbrados a procurar a su mascota un mimo exquisito, algunos centros ofrecen un trato personalizado. Las residencias más lujosas cuentan con servicio de peluquería y acicalamiento, baños, desparasitaciones externas e internas, hilo musical, venta de accesorios, criadero de razas exclusivas, atención profesional las 24 horas del día, limpieza y desinfección diaria del hábitat de la mascota, y hasta análisis de material fecal, servicio veterinario propio 24 horas y pienso especial de gama alta con gran palatabilidad. También disponen de caniles independientes, con desagüe y bebedero automático, cama diseñada con madera especial antihumedad y calefacción en suelo con control individual, juguetes, pantalla fluorescente para visibilidad nocturna, así como amplios parques de recreo con arena de río para procurar la máxima limpieza y desinfección en las zonas comunes, vigilancia permanente del recinto, e incluso circuito cerrado de televisión o sistema de alarma conectada con central de seguridad. Para no dejar ni un detalle al azar, tienen instalaciones automáticas antimosquitos, instalaciones especiales para el hospedaje en periodo de celo y partos, e incluso cuidados de posparto, lactancia, postoperatorio y cuidados especiales de convalecencia. Otros centros incluyen en su oferta de confort y bienestar masajes, terapias naturales, hidroterapias o bañera de hidromasaje junto con una amplia oferta estética canina y felina: corte de uñas, limpieza de oídos y de glándulas anales. Para garantizar que el animal realice actividad física, hay residencias con polideportivo, piscina y pista de juegos, especial servicio de musculación en espacio para actividades físicas, piscina de baño y chapoteo y rehabilitación en gimnasio o piscina.
Ante la escasez de plazas en las residencias, cobra fuerza la figura del “canguro” a domicilio
El catálogo de ofertas se completa con servicios de educación y adiestramiento: desde el asesoramiento y consejos de educación básicos hasta la promesa de solucionar problemas de conducta, modificación de conductas inadecuadas, cursos de formación para dueños, cursos para cachorros, jóvenes y adultos, terapia de sociabilización, cursos para formar adiestradores profesionales, servicio de reciclaje o servicio de etología (psicología canina). Por otro lado, se imparten cursos de adiestramiento y obediencia, y hay grupos de “agility” (deporte que consiste en que los perros, conducidos por sus guías sean capaces de superar obstáculos. Se practica como ocio o de forma competitiva haciendo que el perro bordee obstáculos siguiendo un orden determinado en un determinado límite de tiempo) y “handling” (preparación de animales para su presentación en exposiciones de belleza). Otros servicios adicionales que sólo ofrecen algunas residencias son guardería de día (09:00 a 18:00 horas), informe diario por correo electrónico o mensaje telefónico, cámara web que permita el seguimiento continuado del cuidado del animal por parte de su dueño, servicio de adopción de mascotas asociado a protectoras de animales, servicio funerario (tramitación de papeleo, sacrificio, incineración y retiro de cenizas) o de agencia de encuentros entre animales para su cruce o servicio a empresas de perros actores.
Canguro a domicilio
Ante la escasez de plazas en las residencias, una solución alternativa que empieza a cobrar fuerza es el cuidado al animal en el propio domicilio. La atención de mascotas en su propia casa establece diferencias entre perros y gatos. En el primer caso, el servicio se cubre con tres paseos al día de unos 20 minutos de duración, y el canguro se compromete a lavar los platos de la comida y agua de la mascota a diario. Si la mascota es un gato, la visita será dos veces al día y se le cambiará la arena y suministrará agua, alimento, arena o medicamentos en la dosis previamente acordada con el cliente. En ambos casos, el servicio se completa con una llamada informativa al cliente al final del día para informar del estado de la mascota. La tarifa media es de 30 euros por día para perros y 20 euros por día para gatos.
El “dog walking” o servicio de paseadores de perros se publicita en la prensa, páginas web, Facebook… y ya se solicita en las áreas metropolitanas de ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona, ciudad que reúne un mayor número de clientes. Los paseadores de perros profesionales, importados de ciudades como Buenos Aires, Nueva York o Toronto, aseguran, por 5 u 8 euros la hora, salidas diarias, semanales o mensuales, recogen al animal en su domicilio y ofrecen correas y hasta collares de repuesto, agua, y teléfono móvil para procurar una conexión constante con los clientes que así lo deseen. Además de pasear al animal, lo transportan en vehículos especiales, recogen las heces, lo llevan al veterinario o peluquería, e incluso le dan un baño si así se solicita.