Los humidificadores son aparatos que sirven para dar una mayor humedad a la estancia de la casa en que se colocan. Se trata de un sencillo sistema que consiste en un recipiente de agua, dotado de un sistema que la libera en forma de vapor.
Estos pequeños dispositivos se emplean generalmente en la época invernal para conseguir que las habitaciones adquieran la adecuada humedad que les resta la calefacción, lo que es sinónimo de bienestar. Además, es frecuente su aplicación de forma terapéutica para combatir faringitis o resfriados comunes.
La humedad aconsejable en una vivienda se sitúa entre un 40 y un 60%, por lo que es interesante colocar en casa un higrómetro para conocer estos valores. El riesgo de contraer infecciones respiratorias y alérgicas disminuye notablemente si tenemos la humedad indicada.
Los vaporizadores o humidificadores son de dos tipos:
–Humidificador ultrasónico. Es un vaporizador que, mediante un sistema de vibraciones ultrasónicas, crea una atmósfera nebulosa. El mayor inconveniente de este tipo de humidificadores es su elevado precio y sus ventajas radican en que, al desprender partículas de agua pequeñas, alcanzan antes las vías respiratorias inferiores que los de tipo caliente. Otra ventaja es que no existe riesgo alguno de quemaduras.
–Humidificador caliente. Es más sencillo que el anterior, puesto que funciona calentando el agua de un recipiente por medios eléctricos y la convierte en vapor. Su principal ventaja, además del precio, es que no necesita agua destilada, ya que se puede emplear con agua del grifo. El principal inconveniente es el riesgo de quemaduras.
A la hora de utilizar estos aparatos, ya sean de un tipo o de otro, conviene tener en cuenta algunas medidas de seguridad e higiene como son:
–Limpiarlos dos veces por semana si se usan a diario. Para una correcta limpieza se debe utilizar un cepillo para eliminar todos los restos sólidos que pueda tener el depósito.
–No utilizar detergentes y aclarar bien todas las piezas para evitar que se disperses sustancias nocivas al aire.
–Es preferible el uso de agua destilada, en el caso de los ultrasónicos imprescindible, y se debe cambiar a diario.