La limpieza de la vivienda después de una gran obra supone una importante inversión no sólo de tiempo sino de dinero. Muchos responsables de gremios ya advierten de que el llamado «polvo de obra» no desaparece hasta pasados seis meses. Por eso, muchos inquilinos optan por limpiar ellos mismos las zonas más sucias, y repetir la operación semana a semana, alquilar determinados utensilios semiprofesionales o contratar este servicio a empresas especializadas que en un día hacen una limpieza integral del hogar eliminando el polvo, las manchas del suelo, la pintura de los cristales y las impurezas de los enchufes y radiadores. De esta manera, el coste de volver a dejar la vivienda reluciente puede variar de unos 10 euros con los que se compra un quitamanchas potente, hasta los 1200-1800 euros que cuesta contratar a un grupo de personas con maquinaria y utensilios profesionales.
Diversidad de productos
Pese al cuidado y precauciones que adopten los obreros para tratar de manchar lo menos posible, el suelo suele ser la zona que más se ensucia durante una obra. Manchas de pintura, barniz, cemento o yeso son las más frecuentes y, para tratarlas, cada una de ellas requiere del uso de un producto con determinadas propiedades. Sin duda, la opción más económica es hacer la limpieza uno mismo. Por esta razón es fundamental determinar el tipo de suciedad y elegir el químico más adecuado.
Con este fin, hay varios productos efectivos que contribuyen a que desaparezcan las manchas de cemento, cal, yeso, óxido y residuos calcáreos de superficies resistentes (suelos, baldosas, ladrillos y azulejos), como el decapante ácido, los anticalcáreos (8,50 euros), el quitacemento y el desincrustante (9 euros). En cambio, si se trata de eliminar restos de pinturas, esmaltes, ceras, aceites y barnices, lo indicado es utilizar un buen disolvente, como la acetona. Por último, para eliminar de las manchas de grasa, una alternativa recomendable son los desengrasantes multifunciones: quitamanchas (7 euros), limpiacristales, (15 euros) y multifunciones ( 6,50 euros), que actúan sobre superficies lavables y limpian sin necesidad de frotar.
Tecnología al servicio de la limpieza
Si los productos comunes que se pueden adquirir en el mercado no logran combatir la suciedad, ya sea porque las marchas están muy impregnadas, o porque la superficie a limpiar es demasiado extensa para hacerlo de forma manual, la tecnología puede ser la mejor opción.
Al igual que ocurre con los productos anteriormente mencionados, a la hora de elegir la maquinaria destinada a la limpieza se debe tener en cuenta el tipo de suciedad a tratar. Para eliminar el polvo en suelos lisos (como parquets o baldosas) lo recomendable es usar un aspirador, mientras que para suelos rugosos, patios grandes y áreas exteriores lo mejor es una escoba automática.
Los residuos sólidos -piedras, papeles, puntas, clavos- se pueden quitar con una escoba semiprofesional o una hidrolimpiadora. En caso de barrer superficies sin polvo una escoba manual brinda buenos resultados. Para limpiar manchas no incrustadas en el suelo es preferible usar una rotativa y un aspirador de agua, para lugares estrechos, o una fregona para zonas más amplias.
Todas estas herramientas resultan fundamentales para la limpieza cotidiana de un hogar y pueden adquirirse por poco dinero:
- Aspirador: 50-500 euros.
- Hidrolimpiadora pequeña: desde 100 euros.
- Vaporeta: desde 200 euros.
- Barredora inalámbrica: desde 50 euros.
Máquinas en alquiler
Cuando las superficies se encuentran muy manchadas o dañadas, la aplicación de los productos químicos y el uso de determinados electrodomésticos pueden no ser suficientes. En estos casos, se requiere de una maquinaria más sofisticada, cuyo coste -siempre superior a los productos de fácil adquisición-, no merece la pena pagar para casos muy puntuales como puede ser el fin de una obra. De este modo, las compañías de alquiler nacen como otra alternativa más.
Los precios varían según las máquinas requeridas y la cantidad de días de contratación (hay empresas que ofrecen descuentos de acuerdo con los plazos que se soliciten). En estos locales, una decapadora puede alquilarse por unos 5,50 euros diarios; una abrillantadora de suelos se consigue por entre ocho euros y 18 euros; una hidrolimpiadora cuesta unos ocho euros; un desatascador de tuberías, 9 euros y una aspiradora de sólido y agua, unos 12,50 euros. Pero mucho menos accesible resulta alquilar una barredora profesional, ya que la de estilo manual cuesta 1.000 euros y la de conductor (a batería o motor a gasolina) 3.500 euros.
Contratar una empresa
El sector de servicios de limpieza en España está formado por una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas -unas pocas de ámbito nacional-. Según datos de la Asociación Multisectorial de Empresas, Madrid integra al mayor número de compañías -el 17% del total-, seguida de Cataluña -con el 15%- y Andalucía -con el 14%-. Aunque sus mayores clientes son responsables de edificios, fábricas y colegios, cada vez son más demandadas por particulares -con poco tiempo y mucha prisa para vivir en el piso recién reformado- que recurren a ellas.
La principal ventaja que se obtiene al contratar una empresa de estas características es la garantía de contar con profesionales de sobrada experiencia y maquinaria industrial, lo que certifica la calidad y los resultados del trabajo en muy poco tiempo. Hay que tener en cuenta que los costes varían de acuerdo al trabajo, ya que técnicos de la compañía visitan la vivienda y elaboran un presupuesto totalmente personalizado. En él tienen en cuenta los metros de la casa, el número de ventanas, limpieza o no de persianas, paredes y tipo de pintura (eliminar el polvo de una pared con gotelé es más caro), y elementos externos como cristales de miradores y limpieza de balcones. La contratación de una de estas empresas para adecentar un piso de 100 metros cuadrados aproximadamente oscila entre los 800 y 1400 euros, IVA incluido. A cambio, un equipo de cuatro personas con maquinaria profesional durante una sola jornada de ocho horas se encargará de llevar a cabo la limpieza de las zonas contratadas.
Hay ocasiones en que una mancha ofrece una singular resistencia a cualquier tratamiento que se le realice. En estos casos, no está de más probar los viejos métodos caseros, que no por arcaicos dejan de ser efectivos. A continuación se enumeran algunos ‘consejos de la abuela’:
- Marcas de cal en cristales: Pueden eliminarse con ácido o quitacementos.
- Manchas en el suelo: Se pueden quitar con bebidas gaseosas, agua de selz o agua oxigenada.
- Manchas en una superficie de aluminio: Se quitan con una mezcla de agua jabonosa y amoníaco.