Aunque realiza otras funciones por las que cabría rendirle homenaje (descongelar, cocinar), el microondas convirtió en rápido y cómodo lo que antes de su aparición constituía un auténtico engorro: calentar los alimentos. Tan modesta función le ha impedido protagonizar a este pequeño aparato el papel estelar reservado a la lavadora automática y el frigorífico, que no tanto el lavavajillas, en el cambio de organización de las tareas y mejora de los tiempos de trabajo en los hogares, pero el microondas quizá sea uno de los electrodomésticos más apreciados por las familias. Y, sobre todo, uno de los más usados por todos sus miembros.
Rápido y cómodo
Velocidad, limpieza, calentamiento selectivo del alimento, ausencia de contacto con superficies calientes y reducción de costes. Éstas son las razones por las que este electrodoméstico que se introdujo en las cocinas norteamericanas a finales de los años 60 y más tarde, hacia los 80 y con cierta timidez, en las españolas, se nos antoja poco menos que imprescindible en la actualidad. Su reducido tamaño y su fácil manejo, apto para todas las edades, han hecho que este aparato se gane el cariño de todos los miembros de la familia. La razón es que, gracias a la diversidad de sus prestaciones, raro es el día en que no se recurre al microondas para calentar la leche durante el desayuno o el plato previamente cocinado a la hora de su consumo o se descongelen los alimentos que por un descuido no sacamos el día anterior del congelador o ante la llegada de una visita que se queda a comer. Por una u otra razón, el microondas se ha convertido en un electrodoméstico más para el cocinado y descongelado de los alimentos, lo que ha contribuido a que se modernizara en los últimos años ampliando sus prestaciones, y presentándose en varios tamaños y modelos. Los técnicos de CONSUMER EROSKI facilitan las pautas esenciales para elegir un microondas útil y eficiente, de acuerdo a las necesidades de cada uno.
- Microondas sin grill. Apropiado para quienes usan el microondas para calentar y descongelar alimentos, también permite el cocinado de platos. Los hay por menos de 100 euros si el panel de manejo es mecánico, aunque su precio puede llegar hasta los 200 si es digital. El manejo de los microondas digitales requiere cierta pericia, mientras que los mecánicos son más intuitivos, pues su puesta en funcionamiento se hace con mandos que se colocan en distintas posiciones, según el programa.
Las dimensiones internas condicionan la capacidad real del horno, y en general son menores de lo anunciado
- Microondas con grill. Para quienes empleen el microondas también para dorar o gratinar platos. Son los más demandados: por un poco más de dinero, ofrecen más prestaciones. Sus funciones: calentar, descongelar, cocer, dorar alimentos, gratinar y asar. Desde 215 hasta 360 euros.
- Microondas “combi”. Son horno y microondas en un mismo aparato y cuestan desde 400 hasta 800 euros. Su principal ventaja es el ahorro de espacio, pues son dos electrodomésticos en uno. Su elección permite prescindir del horno convencional. Su inconveniente es que no se pueden utilizar las funciones horno y microondas a la vez: si se está asando el pollo no hay manera de calentar la leche. Y en materia de seguridad térmica algunos de estos “combi” son mejorables, ya que durante su uso se sobrecalientan por encima de los límites admisibles, tanto las puertas como la parte superior del aparato. Siempre que se tenga espacio en la cocina, mejor tener el horno aparte; y, en su caso, comprar un microondas con grill.
Las medidas: importantes por dentro y por fuera
Las medidas del aparato y la disposición del espacio de la cocina son determinantes en la elección final. Y aunque hay microondas de todos los tamaños, hay que tener en cuenta que los “combi” son los más grandes y los que más espacio necesitan para su instalación, mientras que los microondas sin grill son más pequeños. Además del tamaño del microondas hay que sumarle otro espacio, el que debemos reservar para su correcta ventilación. Por eso, debemos tomar medidas del lugar en el que se va a colocar y adquirir el electrodoméstico una vez que se haya comprobado que se ajusta a la ubicación pensada. Sin embargo, éstas no son las únicas medidas en las que basaremos la decisión. Sus dimensiones internas devienen tan importantes como las externas por mucho que pasen desapercibidas hasta que, en el momento de usarlo por primera vez, no demos cuenta de que no entra el recipiente elegido para calentar, cocinar o descongelar.
Estas dimensiones internas condicionan la capacidad real del horno, en general menor de la que anuncian los fabricantes si el diámetro es inferior a 28 centímetros, no podrá utilizar un gran número de fuentes de tamaño estándar para microondas. El tamaño apropiado del interior del microondas depende de la cantidad de alimentos que se desee cocinar al mismo tiempo, y del número de personas que lo vayan a usar. La capacidad está especificada en litros, y se refiere al volumen interno, a lo que cabe encima del plato giratorio. Lo habitual es encontrar microondas con una capacidad de entre 19 y 24 litros, aunque su uso real es algo inferior. No obstante, algunos aparatos ofrecen la posibilidad de quitar el plato o de inmovilizarlo, por lo que el espacio interior para su aprovechamiento puede aumentar.
Tan importantes como el espacio interno y externo del aparato son la altura máxima y el diámetro del plato giratorio, que permite una distribución homogénea de las ondas. Se recomienda descartar las bases pequeñas porque dificultan, o imposibilitan, el uso de fuentes o bandejas grandes. Ante la opción de comprar un microondas con rejilla o sin ella, hay que tener en cuenta que las rejillas dan la posibilidad de cocinar los alimentos al grill y calentar dos platos al mismo tiempo. De ahí que algunos aparatos incluyan dos tipos de rejillas.
Ahorre energía, ahorrará dinero
El microondas no debe consumir más potencia de la necesaria. La potencia del aparato es, junto al tiempo de funcionamiento, lo que determina cómo va a descongelarse, calentarse o cocinarse un alimento. A mayor potencia, el microondas trabajará con mayor rapidez. Ahora bien, una potencia de entrada muy elevada puede dar lugar a un consumo innecesario, con la consiguiente falta de eficiencia. Lo más común es que el microondas sea de 800 vatios y que, en caso de incluir grill, alcance 1.000 vatios.
Se aconseja utilizar la máxima potencia del horno para calentar líquidos, aunque no para cocinar
En general, se aconseja utilizar la máxima potencia para calentar líquidos, no así para cocinar. Si se desea es elaborar un plato, lo mejor es un calentamiento constante, suave y durante más tiempo. Así, no sólo se consigue un consumo moderado sino que el resultado es más saludable, ya que someter un alimento a una fuerte potencia lo seca en exceso, hasta el punto de que puede perder parte de sus nutrientes. Por el contrario, el microondas es perfecto para recalentar la comida, pues apenas se desperdicia energía: no se calienta el recipiente, sino el contenido. Por último, y aunque extensible a todos los electrodomésticos, el primer paso para ahorrar energía es decidirse por un microondas eficiente, uno que incluya la etiqueta A o A++. Y no está de más recordar que un aparato que no está apagado del todo gasta energía: el consumo de los microondas en stand by puede suponer casi 29 kWh año, unos tres euros.
Un envase apropiado para no desperdiciar energía
Es fácil encontrar envases pasivos para microondas como el vidrio, cerámica, papel, cartón y plástico que no interfieren con las microondas, mientras que hay otros envases activos elaborados en delgados fragmentos metálicos entre láminas de cartón o poliéster metalizado que inciden en el calentamiento del alimento y mejoran la uniformidad del mismo. Estos últimos son útiles para calentar y cocinar alimentos como lasañas, pizzas, patatas fritas y en los que hay que alcanzar una elevada temperatura como las palomitas de maíz. En concreto, los recipientes que pueden usarse son los que no absorben las microondas, es decir, los de plástico específicamente diseñados para microondas, vidrio y cerámica suelen incluir una etiqueta específica donde indica su uso para microondas. Los metales, en cambio, reflejan las ondas, por lo que no están recomendados para su utilización en este electrodoméstico. Además, hay que advertir de que en algunas vajillas de cerámica -con adornos o dibujos- pueden haberse utilizado pinturas con componentes de algún elemento metálico y, en consecuencia, dañar el aparato. Tampoco está indicado el uso de utensilios de madera porque se resecan y se estropean. Por otro lado, conviene ser precavido con determinados envases de plástico que se adquieren a un precio muy reducido y no llevan esta etiqueta, ya que se ha demostrado que algunos plásticos, al calentarse, pueden desprender parte de sus componentes y resultar tóxicos.
Cómo lograr una buena descongelación
Aunque su principal prestación es la de calentar alimentos, descongelar es la segunda opción más utilizada, sobre todo por su rapidez, lo que contribuye a que la flora microbiana no tenga tiempo de reproducirse. Para conseguir una buena descongelación debe fijarse la temperatura del microondas en modo “descongelar”, a poca potencia y durante el tiempo adecuado. La clave está en fijar la mínima potencia y tiempo e ir mirando el estado del alimento. La potencia del microondas marcará la aplicación que podemos utilizar:
- Al 100% de potencia se puede cocer o calentar un alimento con rapidez.
- Al 75% de potencia se puede cocer al baño maría y cocinar productos más delicados.
- Al 25% de potencia se puede descongelar.
- Al 15% de potencia se mantiene caliente el alimento.