Todas las bombillas y lámparas a la venta en España deberán incluir un nuevo etiquetado que indique el consumo y la eficiencia energética del producto, tras la entrada en vigor, el pasado 1 de septiembre, del nuevo sistema introducido por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Los distribuidores tienen 14 días hábiles para adoptar la medida. Esta decisión complementa la puesta en marcha de la etiqueta energética para electrodomésticos, introducida ya en marzo; un recurso más para intentar abaratar el consumo en la factura de la luz.
Frigoríficos, congeladores y vinotecas, lavadoras y lavasecadoras, lavavajillas y pantallas electrónicas incorporaban desde marzo un renovado sistema de etiquetado para que el consumidor contara con información relevante y actualizada sobre el consumo de cada electrodoméstico y su eficiencia energética.
Ha llegado el momento de aplicar este mismo sistema de etiquetado a lámparas y bombillas que sean vendidas tanto en tiendas físicas como en Internet. Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), casi el 12 % del consumo energético de los hogares procede de distintas fuentes de iluminación. Por ello, el Gobierno ha tomado la decisión de extender el nuevo etiquetado a lámparas y bombillas, en favor de una toma de decisión más consciente a la hora de comprar y calcular la iluminación necesaria en cada estancia.
¿En qué consiste el nuevo etiquetado para bombillas y lámparas?
Hace medio año, el nuevo etiquetado de los electrodomésticos eliminó las clases energéticas A+, A++ y A+++, regresando a una escala de clasificación más racional, que ahora oscila entre la A y la G. En este nuevo rango:
- la letra A se asigna a los productos de menor consumo y mayor eficiencia energética.
- la G a los de mayor consumo y menor eficiencia energética.
Este será el sistema que desde ahora se aplique también a bombillas y lámparas.
Imagen: Miteco
Además de la escala alfabética sobre consumo y eficiencia, el etiquetado de bombillas y lámparas incorporará un código QR que, al ser escaneado, aportará al comprador las características y datos específicos de cada modelo dentro de una nueva base de datos a escala europea denominada EPREL (European Product Database for Energy Labelling). El objetivo final es evitar sorpresas desagradables en la factura de la luz por un consumo demasiado elevado debido a falta de información sobre las características del producto.
Hasta el 15 de septiembre, el consumidor podrá seguir encontrando la etiqueta antigua en algunas fuentes de iluminación. Más allá de esta fecha, y hasta el 31 de mayo de 2022, la etiqueta antigua solo se encontrará en productos discontinuados que no se seguirán produciendo.
¿Cuál es el objetivo del cambio de etiqueta energética?
En los últimos años, según el Gobierno, las categorías suprimidas A+ y superiores habían experimentado una exuberancia irracional de modelos en el mercado. En esa antigua clasificación, los nuevos desarrollos tecnológicos —más innovadores y eficientes— no encontraban visibilidad a ojos del consumidor ni podían diferenciarse de forma adecuada en la escala de letras existente. La nueva organización alfabética se encarga de corregir este contratiempo. El reescalado de la clasificación energética tendrá en cuenta la innovación tecnológica en la fabricación de aparatos eléctricos y dejará espacio a los futuros desarrollos tecnológicos en las clases más eficientes, A y B.
La nueva clasificación viene determinada por el desarrollo, a nivel europeo, de nuevas metodologías de ensayo sobre la eficiencia energética de los aparatos eléctricos. Es importante subrayar que un aparato clasificado hasta ahora como A+++ puede pasar a etiquetarse como clase B, C o incluso inferior en función de la aplicación de estas nuevas normas de ensayo.
Se trata de un instrumento más, junto con los aparatos para ahorrar energía y otras iniciativas, para reducir una tarifa eléctrica cada vez más insostenible para muchos hogares en el último año.