Para los amantes del orden y la perfección, convivir con niños puede convertirse en una pesadilla. Los pequeños no suelen comprender que las paredes no son una pizarra, ni que lápices y ceras son sólo para dibujar sobre papel. Para mantener la casa a salvo de los niños existen materiales como el papel lavable o las pinturas sintéticas cuyo coste no supera 200 euros; también, revestimientos de corcho, y distintos tipos de aglomerados que se encuentran a partir de 300 euros. Soluciones fáciles de limpiar, creativas y mucho más económicas que tener que pintar de nuevo las paredes casa.
Pinturas lavables
Una de las opciones más sencillas y baratas para conseguir mantener las paredes a salvo es el uso de pintura altamente resistente al lavado. Se trata de pinturas de látex o plásticas, que permiten eliminar las manchas fácilmente porque tienen una terminación lisa y uniforme que impide que la suciedad penetre en las capas más profundas. De esta manera, facilitan la eliminación de cualquier tipo de suciedad sin tener que frotar. Para lavarlas conviene utilizar un paño suave, humedecido con jabón líquido y agua. La diferencia entre este producto y las pinturas no lavables es que estas últimas, al ser porosas, absorben con mayor facilidad las manchas.
Para calcular la cantidad de pintura necesaria se ha de tener en cuenta que por cada 20 metros cuadrados se necesitan unos cuatro litros de pintura. Si se pasan dos manos deberá doblarse la cantidad de producto con lo que el coste final es cercano a los 100 euros.
Los especialistas coinciden en que las pinturas lavables son una buena opción tanto para el cuarto de los niños, como para el baño, el pasillo y la cocina gracias a su fácil limpieza. Dentro de los dos acabados de pinturas que existen, el satinado y el mate, es recomendable optar por el mate ya que evita los reflejos molestos y evidencia menos las imperfecciones de las paredes.
Papeles resistentes
El uso de papel pintado es muy recomendable para la habitación de los niños, ya que es muy fácil de limpiar. Sin embargo, los papeles son menos higiénicos que las pinturas y cuestan un poco más ya que se necesita una mayor cantidad de papel para cubrir las paredes. Por ejemplo, para una habitación de 12 metros cuadrados se necesitarán tres rollos de papel. Si cada rollo estándar cubre unos cinco metros cuadrados, el coste final rondará los 150 euros. Los más aconsejables, por su resistencia y duración, son los de tipo vinílico, material que tiene las características del plástico y que puede adquirirse ya preencolado.
La pintura lavable es una de las mejores opciones porque es barata, sencilla de aplicar y de muy fácil mantenimiento
Los rollos de papel pintado suelen tener una medida de 53 centímetros de ancho por 10,05 metros de largo. Antes de realizar la compra, lo ideal es efectuar el cálculo de la superficie que se desea empapelar. Es recomendable adquirir suficiente papel ya que si faltara, puede resultar complicado encontrar exactamente el mismo papel, a no ser que sea del mismo lote. El mantenimiento es muy sencillo: Se lava con agua y detergente, y se seca inmediatamente con un trapo. De esta forma, se evita que quede agua sobre la superficie y se despegue el papel.
Revestimientos rígidos
Otro modo de conservar las paredes inmaculadas es utilizar el laminado decorativo, que se obtiene a partir de la superposición de hojas de papel impregnadas con resinas polimerizadas bajo presión y elevada temperatura. Es altamente resistente al desgaste, a los impactos, al calor y a la corrosión de agentes químicos de uso doméstico. Como consecuencia, es un buen material para las habitaciones de mayor uso. Este material logra combinar el aspecto del papel con el acabado de la melamina. Su lavado se realiza con cualquier producto doméstico de limpieza o simplemente con un jabón neutro y un poco de agua.
Además, existe otro material resistente a las manchas: el aglomerado con revestimiento. Fabricado a partir de elementos fibrosos básicos de madera prensados en seco, presenta una estructura uniforme y homogénea, y una textura fina que permite que sus dos caras y sus cantos tengan un acabado perfecto. Se trabaja prácticamente igual que la madera maciza, e incluso se pueden fresar y tallar sus cantos. El precio medio de aglomerado es de 290 euros cuatro placas de 1,30 metros x 3,50 metros. Su limpieza también es sencilla, se hace del mismo modo que la de los laminados decorativos, con jabón neutro y agua.
Placas o planchas de corcho
Las planchas de corcho están diseñadas en diferentes tamaños y espesores, y pueden utilizarse para encuadernaciones, revestimientos, aislamiento térmico o sonoro, etc. Las hay de distintos tamaños, desde 9 euros el metro cuadrado, y se aplican sobre la pared con cualquier cemento de contacto.
Su aspecto otorga al ambiente un estilo rústico y cálido y, además, tiene la ventaja de actuar como aislante térmico y acústico. No sólo es un material práctico, sino que es muy útil a la hora de imaginar variantes en la decoración. Fácilmente se le pueden adherir fotos, dibujos y telas que se pueden cambiar y así renovar a menudo el ambiente. En este caso, la higiene y el mantenimiento se realizan cambiando los elementos adheridos cada vez que se estime que es necesario.