Las persianas son un complemento interior del hogar que, además de tamizar la luz natural, tienen su protagonismo en el aislamiento térmico y acústico de la vivienda. Por este motivo, a la hora de decantarse por un u otro modelo, aparte de mantener la estética exterior, también es recomendable tener en cuenta su eficacia.
El sistema de persianas enrollables es el más usado y más habitual en la mayor parte de los hogares españoles. Es un sistema compacto que ocupa muy poco espacio, permitiendo bien la bajada y la recogida manual o bien su automatización.
Cajón. Se trata del espacio donde se ubica la persiana ya recogida y enrollada. El modelo de obra, empotrado en la pared, es el más tradicional, aunque tiene el inconveniente de que aísla menos que los compactos. Los compactos disponen de un cajón incorporado a la persiana y a la ventana. Destacan por su diversidad de materiales:
– Aluminio. Es un material poco demandado. Si el cajón está previsto que vaya fuera de la vivienda, resulta la mejor opción, dado que es más resistente a las adversas condiciones climatológicas.
– PVC. Resultan resistentes por su doble pared, y también permiten un cierre hermético, dando lugar a un perfecto aislamiento térmico y acústico. Su mayor desventaja reside en que sólo pueden ser colocadas en el interior del hogar.
– Mixtos. Conformados por una aleación de aluminio extrusionado y PVC. En términos decorativos son muy vistosos por su gran uniformidad cromática.
Con cualquiera de estos tres materiales se potencia la insonorización y el aislamiento térmico a través de un relleno de poliuretano, en especial con cajas dobles de PVC.
Guías. Se trata de los canales por donde se deslizan las persianas, bien bajándolas o bien subiéndolas. Están aseguradas a la pared, por lo que, al mismo tiempo, refuerzan el aislamiento térmico y sonoro. También sobresalen por su adaptabilidad a cualquier tipo de ventana, tanto en tamaño como en color.
Lamas. Hacen referencia a cada uno de los listones que conforman la propia persiana. Como sucede con el cajón pueden instalarse bien en el interior o bien en el exterior de la ventana, en función del material con el que estén confeccionadas.
– Madera. Es un material en desuso. Aunque entre sus ventajas sobresalen la robustez y su fácil adaptación de color, entre sus desventajas están la necesidad de barnizarlas una vez al año, la presencia de parásitos como la carcoma y su complicada tarea de reemplazo en caso de rotura o deterioro.
– PVC. Dado que su coste económico es reducido son las más demandas, en especial para las viviendas de nueva construcción. Reforzadas con poliuretano adquieren mayor resistencia. Sin embargo, este tipo no es el más conveniente para lograr un buen aislamiento, además que suelen decolorarse con los efectos de los rayos solares. Sus grandes ventajas son que se limpian con suma facilidad y las lamas se pueden reemplazar y reponer sin mayores dificultades.
– Aluminio extrusionado. Está compuesto por listones de aluminio en forma de lama. Este tipo de material resulta el más resistente del mercado. Una de sus grandes ventajas reside en el sistema autoblocante, que impide que la persiana sea forzada a la hora de levantarla, por lo que es un modelo muy indicado para viviendas unifamiliares o pisos bajos.
– Aluminio laminado. Resultan más resistentes que las de PVC y no se decoloran con el sol. Con el poliuretano extendido son muy aislantes a nivel térmico. Como contrapunto está que su desmontaje resulta más complicado.