Desde que hace poco más de 120 años se inaugurara en Nueva York la primera central eléctrica, la dependencia de esta energía es cada vez mayor. Durante el pasado mes de enero se superaron cinco veces en España los récords de demanda de energía eléctrica, hasta llegar a 43.708 megavatios (MW), que se demandaron en un instante del 27 de enero. ¿Por qué se han dado estos máximos? ¿Estamos preparados para afrontarlos? ¿Por qué no se produjeron apagones? ¿Seguirán elevándose estas cifras?
Picos de consumo
En enero, los récords de demanda de potencia instantánea se han batido cinco veces. El día 10 fueron 40.080 MW y el máximo se fue superando los días 11, 25 y 26, hasta alcanzar el día 27 los 43.708 MW. Muchos más megavatios que los que se consumieron por ejemplo, el 4 de enero, 36.840 MW, un total de 6.868 MW menos. Como resultado final del mes, el incremento respecto a enero de 2004 ha sido cercano al 15%, según datos de Red Eléctrica de España.
Los expertos consultados, Red Eléctrica de España, Comisión Nacional de Energía, Iberdrola, CIRCE y Greenpeace, coinciden en resaltar que estos máximos han sido causados por las olas de frío polar y siberiano que cubrieron de nieve toda la península. Esto provocó que en los hogares se demandara más energía eléctrica para generar calor y soportar mejor el tiempo adverso. Al contrario de lo que se podría creer por las circunstancias climáticas, el consumo de las empresas no contribuyó especialmente a que se alcanzara el récord, dado que éstas siguen un ciclo productivo marcado y apenas incrementan su consumo de energía por la meteorología. Es más, según explican en la Comisión Nacional de Energía (CNE), las empresas que más electricidad utilizan reducen su producción en estas fechas porque el kilovatio es más caro que en otras épocas del año.
Por tanto, el aumento se explica en gran medida por el consumo doméstico de electricidad, especialmente el de los aparatos eléctricos para producir calor, que son ineficientes, según Carlos Bravo de Greenpeace. “Nuestro sistema energético es tan poco eficaz que se tiene que elevar el consumo en estas fechas y no debería ser así. Es absurdo usar electricidad para calentar agua o producir calor. Las estufas eléctricas por ejemplo consumen demasiado, de 2 a 4 kilovatios/hora. De esta forma se despilfarra mucha energía, porque en la generación, sobre todo si ha tenido lugar en centrales nucleares o térmicas, se pierde energía y después en el hogar muy poca de la electricidad utilizada por el calefactor se transforma en calor”. La alternativa que propone Bravo para hacer más eficiente la generación de calor en casa es recurrir a calefacciones de gas, solares o una combinación de ambas.
Vivimos en un país que en su mayor parte disfruta de temperaturas templadas o altas y donde una ola de frío provoca que se empleen todas las calefacciones disponibles. Es habitual que quienes disponen de sistemas para producir calor que utilizan gas natural o fuel recurran como complemento a un calefactor eléctrico o a un brasero para mantener la comodidad, como apuntan desde la CNE. “Estamos acostumbrados a vivir todo el año a temperaturas de 24 grados centígrados. Además, muchas viviendas no están preparadas para soportar tanto frío. En Andalucía, que viven no a 24 grados sino a 26 grados, muchas viviendas no tienen calefacción central ni los mismos equipamientos que pueden tener las del norte, más habituadas al tiempo invernal”, apunta José Sanz, jefe de proyecto del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE).
Además del frío, otro factor determinante en los máximos de demanda de electricidad es la actividad económica. Cuando se trabaja, el consumo es mayor.
¿Y los apagones?
En el verano pasado y en otros inviernos, el sistema eléctrico fue víctima de varios apagones. Sin embargo, ahora que el consumo de energía eléctrica se ha disparado no se tiene noticia de ningún apagón reseñable. ¿Por qué ahora no?
En este mismo momento, con una potencia instalada de 66.784 MW, gracias a la creación de nuevas centrales de ciclos combinado y parques eólicos, se puede asumir sin problemas un máximo de demanda de energía eléctrica de 43.708 MW. “El sistema eléctrico español no funciona al cien por cien porque no es necesario. Es aconsejable dejar un margen de un 10% entre el consumo de energía y la potencia instalada. El excedente actual es más que suficiente, por eso aunque haya máximos de demanda no se producen apagones por falta de energía eléctrica”, explica Carlos Bravo.
Los apagones llegan por otras causas. En el camino que lleva la energía eléctrica desde las centrales hasta los enchufes de los hogares, primero recorre las redes de alta tensión, cuya función es distribuir la electricidad hasta otras redes más pequeñas y cercanas a ciudades, pueblos o polígonos industriales, que se conocen como redes de distribución. La abrumadora mayoría de los apagones se produce por fallos en estas últimas. Según aseguran en la CNE, se han tomado medidas para mejorar la red de distribución desde los últimos grandes apagones, aunque desde Greenpeace afirman que las de Cataluña y Andalucía, entre otros lugares, se encuentran en mal estado a causa de la falta de inversiones para mejorarlas.
José Sanz aporta un dato relevante sobre los apagones. “Las máquinas que trabajan en todo el proceso eléctrico lo hacen en verano a temperaturas altísimas -de 40 a 45 grados- y sobrepasan la temperatura normal de funcionamiento, mientras que en invierno, con temperaturas de 0 grados funcionan a la perfección”.
Cómo funciona el mercado de la electricidad
En el modo de vida occidental la energía eléctrica es cada vez más imprescindible y se emplea para un mayor número de funciones. En 2004 el consumo aumentó un 3,5% respecto al año precedente y un 21,6% entre 1999 y 2003, según datos de Red Eléctrica. Desde Iberdrola recalcan que, en general, los hogares se encuentran más equipados y se consume más, lo que unido a la mayor población provoca que aumente la demanda. ¿Cómo se prepara el sistema eléctrico para seguir asumiendo más máximos de demanda?
Red Eléctrica elabora todos los días una previsión de la demanda. El mercado de la electricidad tiene una característica que lo diferencia de los demás: la electricidad se genera sin parar y no se puede almacenar. Desde 1998 el mercado se encuentra liberalizado y está operado OMEL (Operador del Mercado Ibérico de Energía – Polo Español S.A.). Las compañías eléctricas compiten entre sí y venden determinadas cantidades de energía al precio que consideran oportuno, en las diferentes horas del día.
Mientras, los consumidores cualificados, que son los que tienen que superar determinados niveles de consumo, realizan ofertas de compra directamente y los demás consumidores las efectúan a través de las empresas suministradoras de electricidad. La suma constituye la demanda de electricidad y para cubrirla se eligen las ofertas de venta más baratas, que determinan su precio. Por su parte, los consumidores sólo pueden elegir el suministrador.
Una vez que se han casado las ofertas, se sabe en todo momento cuáles son las centrales de generación que van a cubrir la demanda y en qué cantidad, ya que se debe producir la energía que se necesita en cada instante. También hay centrales de generación preparadas tanto para producir más energía como para dejar de generarla si la demanda se reduce.
Más centrales y eficiencia
Desde Iberdrola apuntan que es necesario construir centrales porque “el consumo seguirá aumentando, y no sólo el doméstico sino también el industrial, que es un 60% del total”. Por su parte, José Sanz añade que también se deben potenciar los sistemas de energías renovables y la generación distribuida, es decir, instalar pequeños generadores cerca de ciudades, pueblos o empresas, con lo que además aumentaría la capacidad de transporte de la red eléctrica.
En esta línea, se puede aprovechar la energía eólica marina, con aerogeneradores situados en el mar y no en tierra. “En países como Inglaterra o Dinamarca se usan y la electricidad se produce de forma continua, lo que supone un potencial gigantesco”, sostienen en Greenpeace.
Sin embargo, tan importante como construir nuevas centrales resulta incentivar un uso eficiente de la energía, de modo que reduciendo el consumo se mantenga el nivel de bienestar de los hogares. Los expertos coinciden en que el principal inconveniente para lograr ese objetivo es el gasto extra que deben asumir los consumidores para aislar la casa y comprar electrodomésticos eficientes. Por esta razón, desde hace algunos años se han empezado a implantar por normativa unos requisitos mínimos de eficiencia energética en el diseño de los edificios. Por su parte, desde la CNE puntualizan que el concepto de la eficiencia afecta sobre todo al sector industrial. “El sector servicios y el doméstico tienen menos posibilidades de tener un consumo de energía eléctrica eficiente. Si en una casa hay que encender una luz, se enciende y con la calefacción igual”.
De todas formas, el IDAE, la Comisión Nacional de Energía e Iberdrola y el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), animan a seguir estos consejos para ahorrar energía en las casas ya construidas:
- Utilizar electrodomésticos más eficientes
- Aislar la casa para evitar fugas de calor. Una temperatura durante el día de entre 19 y 21 grados, y por la noche entre 15 y 17 grados es confortable para la mayoría de las personas.
- Sustituir los sistemas eléctricos de calefacción y producción de agua caliente por otros métodos.
- Aprovechar al máximo la luz solar
- Apagar las luces en las habitaciones que no se estén utilizando
- Sustituir las bombillas incandescentes por lámparas de bajo consumo
- No tener todo el día encendida la televisión si no se está viendo
- Utilizar el frigorífico adecuadamente. Según el IDAE, este electrodoméstico consume el 19% de la energía eléctrica que se utiliza en los hogares. Es importante mantener la parte trasera limpia y dejar sitio para que circule el aire. No introducir alimentos calientes.
- Usar olla a presión
- Lavar la ropa siempre que se pueda con los programas de baja temperatura y a plena carga.