Las altas temperaturas pueden que nos hayan hecho plantearnos la conveniencia de instalar un sistema para reducir el calor del hogar. Antes de decidir cuál es el método que más se ajusta a nuestra disponibilidad económica y necesidades, veamos algunas de las diferentes ofertas en tipos de aire acondicionado:
1.- Ventiladores: con un precio muy razonable (desde 30 euros) y un gasto de electricidad mínimo son recomendables para estancias bien aireadas y sombreadas. No enfrían el aire, solamente lo ponen en circulación. De esta forma consiguen que la sensación térmica que percibimos baje unos pocos grados y nos ayudan a transpirar mejor, evitando la sudoración. En el mercado hay ventiladores que en invierno, gracias a unas resistencias eléctricas, pueden servir como calefactores.
2.- Evaporadores: se encuentran desde 150 euros. Tienen poca capacidad para enfriar el aire y lo hacen por un proceso de evaporación mediante el que le añaden humedad, por lo que es recomendable para climas secos y cálidos. Cuando la temperatura exterior es muy alta, de 40 o más grados, son poco eficientes. Su gran ventaja es que no precisan instalación.
3.- Aire acondicionado: a partir de 500 euros. Los hay portátiles, fijos y ‘split’. Los portátiles son los más baratos. Su inconveniente es que deben situarse cerca de una ventana para expulsar el aire caliente a través de un tubo. Su ventaja es que no precisan instalación. Los fijos constan de una unidad interior fija a la pared y un condensador exterior. Precisan instalación. Los ‘split’ son similares a los fijos pero reparten el aire por diversas estancias mediante conducciones que requieren instalación y en muchos casos, obra.
4.- Bombas de calor. Las hay desde 600 euros y son similares al aire acondicionado, con la gran ventaja de que en invierno sirven también como calefacción. Por tanto son un auténtico equipo de climatización para cualquier clima y época del año.