Empresas que utilicen grupos electrógenos, profesionales de la agricultura, la pesca o la ganadería, comunidades de vecinos e, incluso, particulares pueden abonar el consumo de gasóleo bonificado en las estaciones de servicio autorizadas sin necesidad de llevar dinero en efectivo o cheques gasóleo. Ello es posible gracias a las tarjetas de «Gasóleo Bonificado», una forma de pago que permite a su titular, además, adquirir cualquier importe de carburante, sin la necesidad de ajustarse a cantidades prefijadas.
Sin comisiones
La tarjeta, totalmente gratuita (no conlleva ningún tipo de coste en su emisión ni en las transacciones), es un medio de pago cómodo que evita los trámites de tener que acudir a la entidad financiera para comprar los cheques de gasóleo bonificado. Además, en la mayoría de ocasiones, es posible elegir la modalidad de pago que mejor se adapte a las necesidades del titular de la tarjeta, ya sea el pago inmediato de la compra realizada, o bien abonando al final de cada mes el consumo de gasóleo sin intereses. En este aspecto se asemeja a otras tarjetas que también contemplan este sistema de pago, pero en el caso de las tarjetas de gasóleo bonificado, el cargo de cada operación se produce de forma inmediata contra el saldo de la cuenta vinculada. Entre sus ventajas destaca que permite tarjetas beneficiarias, y es admitido por todas las estaciones de servicio en las que se pueda adquirir este tipo de combustible.
El titular recibe una factura única que le permite simplificar la gestión y control de sus gastos de gasóleo bonificado
Este medio de pago que ya comercializan de manera mayoritaria cajas y bancos se distingue fundamentalmente porque el usuario dispone de una completa información sobre su consumo, y su titular recibe una factura única que le permite simplificar la gestión y control de sus gastos de gasóleo bonificado. La factura incluye un desglose especial del IVA para facilitar su declaración, y además se emite un extracto en el que aparecen reflejadas todas las operaciones realizadas con la tarjeta, detallando producto, cantidad, fecha, importe y estación de servicio en la que realizó la operación. En caso de pérdida o de robo, simplemente se debe notificar la incidencia con la mayor brevedad posible contactando con la entidad emisora para quedar exento de cualquier responsabilidad que se derivase de este hecho. Por otro lado, con el fin de obtener una mayor seguridad se permite limitar en cada tarjeta el importe máximo de compra por operación.
Otra de las particularidades que ofrece este producto tan específico es que sus comprobantes de compra reflejan hasta el más mínimo detalle. Tanto si la operación se realiza a través del terminal electrónico como si se hace de forma manual -en caso de que la transacción no se pudiera llevar a cabo por motivos técnicos-, la validez del comprobante es la misma y su firma implica la conformidad con el importe y los productos en él reflejados.
Entidades emisoras
La gran mayoría de entidades financieras emiten esta tarjeta. BBK, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Caixa del Penedés, Caja Astur, Caja Badajoz, Caja Duero, Caja Cantabria, Caja Murcia o Caja Navarra son algunas de las que la comercializan actualmente, aunque cada una ofrece servicios específicos, como las modalidades de pago, la emisión de regalos (vales que puede cambiar por regalos, la mayoría promocionales) e, incluso, nuevos sistemas de seguridad para proteger de prácticas fraudulentas a sus clientes. Algunas entidades incluyen entre sus servicios un seguro para el caso de pérdida o sustracción de la tarjeta. También se puede consultar el saldo de la cuenta o ingresar dinero a través de la red de cajeros, y hay entidades emisoras que ofrecen un servicio de asesoramiento personal e información de las condiciones vigentes al contratar la «Tarjeta Gasóleo Bonificado».
Algunas tarjetas son emitidas por empresas de carburantes, y en este caso su uso contempla descuentos adicionales en el consumo de gasóleo bonificado
En algunos casos quien se encarga de la emisión de estas tarjetas no es una entidad financiera, sino las propias empresas que distribuyen este tipo de carburante, como ocurre en el caso concreto de Cepsa y Repsol. Para obtener una de estas tarjetas, además de cumplimentar el contrato, se ha de presentar un impreso de garantía en el que el usuario puede utilizar como garantía un aval que puede solicitarse en los bancos y cajas de ahorro, o un depósito en la cuenta de la empresa emisora a través de una transferencia por el importe indicado. La elección de esta última modalidad reporta, además, descuentos adicionales en los consumos de este carburante.