Con la llegada del invierno las temperaturas descienden y las facturas de la electricidad o el gas se disparan debido al uso y, a menudo, abuso de la calefacción.
En todas las zonas de la casa no es necesaria la misma temperatura
Por ello, cuando llegan los días fríos hay que repasar las medidas que ayudarán a mantener el hogar caliente sin derrochar electricidad.
Lo primero es cerciorarse de que la casa está debidamente aislada para reducir al mínimo la pérdida de calor. Habrá que aislar especialmente las paredes que dan al exterior, el techo, sobre todo si vivimos en el último piso, y poner en las ventanas acristalamiento doble o masilla para sellar las rendijas. Por la caja de las persianas puede también entrar aire frío por lo que es importante aislarlo y cerrar cualquier resquicio.
Temperatura ideal: entre 18 y 22 ºC
Con la casa suficientemente aislada se puede empezar ya a pensar en los gestos diarios que contribuirán a mantener el calor. La temperatura ideal oscila entre los 18 y 22 grados, por lo que es un derroche conectar los radiadores si la temperatura es superior. Una conducta tan habitual como derrochadora es estar en casa en manga corta con la calefacción al máximo. Hay que hacer el esfuerzo de abrigarse en vez de subir la temperatura.
En invierno es muy importante prestar atención a las ventanas y las persianas para aprovechar la luz natural como fuente de calor. En esta época del año el Sol está más bajo por lo que penetra más en las habitaciones. Por tanto, habrá que ventilar la casa no más de 10 minutos en el momento en el que sus rayos estén entrando por la ventana. Hay que descorrer las cortinas que dan al sur y evitar poner plantas que obstaculicen la entrada de calor. En cuanto oscurezca es conveniente cerrar las persianas.
Uso inteligente de la calefacción
Si tenemos radiadores independientes, hay que pensar que en todas las zonas de la casa no es necesaria la misma temperatura. Por tanto, lo lógico es limitar su uso en las zonas de tránsito, habitaciones de invitados o incluso en el baño. En las áreas que más se quiera calentar, es fundamental acordarse de mantener sus puertas cerradas.
En caso de tener calefacción central habrá que hacer un uso inteligente del termostato, bajando la temperatura por las noches y cuando no estemos en casa, pero no del todo porque se gasta mucha energía al volver a poner en marcha el sistema.
Para optimizar el funcionamiento de los sistemas de calefacción es imprescindible su mantenimiento correcto. Si los filtros de la caldera se obstruyen, la eficiencia disminuirá notablemente.
Por último, una vía por la que se derrocha la electricidad en invierno es el agua caliente. Aunque pueda resultar muy apetecible, hay que evitar la tentación de abusar de los baños calientes y recordar que después de una ducha con agua muy caliente la sensación de frío crece.