Lavar las gafas y secarlas con productos adecuados que no rayen sus cristales, quitárselas con las dos manos y sin forzar las varillas y nunca manipular las lentes de contacto con uñas y manos sucias son algunos consejos que es conveniente seguir por parte de quienes utilizan estos correctores de la visión. Estos cuidados hacen que duren más, lo que supone una importante fuente de ahorro. Pero, eso sí, ¡nunca se debe ahorrar en salud! Por ello, ante el menor signo de no ver bien, hay que graduarse y adaptar las gafas y lentillas a las necesidades del usuario.
En España, el 53,4% de la población emplea algún sistema para corregir su visión. En concreto, casi 25 millones de españoles utilizan gafas o lentillas, según datos de la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico. Su precio medio ronda los 100 euros, aunque el uso de cristales progresivos o una montura de mayor calidad las encarecen notablemente. Por ello, mantenerlas en perfecto estado el mayor tiempo posible ayudará a ahorrar. ¿Cómo hacerlo? Si se quiere que las gafas o las lentes de contacto duren como nuevas mucho tiempo, se deben tener en cuenta los consejos que se indican a continuación.
1. Lavar gafas y lentillas con productos adecuados
Las gafas no pueden limpiarse de cualquier manera, ya que son muy frágiles y sus cristales pueden dañarse con facilidad. Como señala el optometrista Ramón García, «hay que sujetar la montura del mismo lado del cristal que limpiemos«. Si se sostiene un lado y se limpia el contrario, se hace mucha tensión en el puente y se puede romper.
Se deben poner los cristales bajo el grifo y dejar caer agua sobre ellos. Después, hay que lavar con las yemas de los dedos con una pequeña cantidad de jabón neutro y aclararlos bajo el grifo. A continuación, se secan los cristales con un papel suave. La montura también debe secarse bien para evitar que se oxiden bisagras y tornillos.
Aunque lo mejor es el agua, también pueden limpiarse los cristales con los trapos de microfibra que vienen en el estuche de las gafas, con espráis específicos o con un poco de alcohol y un trapo suave, como se indica en el siguiente vídeo.
El caso de las lentillas es distinto, ya que no se pueden lavar con agua ni dejarse a la intemperie. Para su cuidado, hay que utilizar compuestos específicos que se venden en ópticas y farmacias.
2. Lentillas, siempre con manos limpias
El momento de colocarse o quitarse las lentes de contacto es muy importante. Nunca se debe hacer sin tener las manos limpias. De ese modo se evita que el polvo y la suciedad se peguen a las lentillas, pues, además de dañar los ojos, las estropearían. Sus uñas también tienen que estar limpias y cuidadas: si están muy largas o afiladas, pueden romperlas.
3. Gafas y lentillas, ¡en su estuche!
Las gafas -y sobre todo las lentes de contacto- deben guardarse siempre tras su uso en su correspondiente estuche.
El de las lentillas, en concreto, debe estar siempre impecable, libre de polvo y suciedad. Conviene limpiarlo con agua caliente una vez a la semana y cambiarlo cada seis meses. Si no, pueden propagarse gérmenes y bacterias y habría que cambiar de lentes de contacto, con el consiguiente gasto.
Las gafas también deben guardarse siempre en su estuche original, el que la tienda entrega con ellas. Si es rígido, mejor. Así estarán protegidas de golpes y suciedad y se evita la posibilidad de que se rayen los cristales o se dañe la montura.
4. Gafas: boca arriba y sin calor
Al quitarse las gafas, hay que hacerlo siempre con las dos manos y sin forzar las varillas. Además, al plegarlas, los cristales deben quedar mirando hacia arriba, pues, en caso de dejarlas con los critales hacia abajo, estos se pueden rayar.
Tampoco es conveniente colocarlas en el escote de la camisa o llevarlas colgando de un cordón, ya que al darse un golpe o chocar con algo, las gafas se romperían o rayarían.
Otro consejo importante es no acercar las gafas a una fuente de calor ¡y nunca olvidarlas en el coche a pleno sol! El calor dilataría sus materiales y podrían deformarse.
5. Lentillas: ¡atención a las piscinas!
El sol y el agua de las piscinas son causantes de numerosas conjuntivitis en verano, sobre todo entre quienes tienen lentillas, recuerda el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas. Pero además de provocar problemas de salud, el agua de las piscinas está repleta de productos químicos que pueden cambiar la curvatura de las lentes de contacto. También habría que volver a la óptica a reponer las lentillas, si se pierde una durante un chapuzón.
Por estas razones, lo más recomendable es meterse en el agua sin lentes de contacto. Pero si se hace y se quieren mantener como el primer día, se debe usar siempre unas gafas de natación que las protejan.