La crisis hace que miles de familias tengan serias dificultades para llegar a fin de mes. ¿Es buena idea mudarse a una ciudad más barata? Vivir en una población grande no siempre es una ventaja. En líneas generales, los expertos señalan que, a medida que aumentan de tamaño, las localidades tienden a ser más caras, al menos en cuestiones tan fundamentales para el ciudadano medio como la vivienda y los productos básicos. En el otro extremo, y aunque esta regla no siempre se cumple, lo habitual es que las ciudades más pequeñas sean más baratas para vivir. La pregunta, por lo tanto, está clara. Si se tiene la oportunidad, ¿es conveniente intentar irse a vivir a una ciudad más barata? Puede ser una buena solución al quedarse sin empleo, si se tienen expectativas de estar en breve en paro o no se quiere hacer frente a precios más altos en vivienda, consumo, o transporte.
Falta de movilidad
Los españoles son, entre los ciudadanos de la Unión Europea, unos de los más reacios a movilizarse geográficamente por motivos laborales. Sin embargo, esto podría haber empezado a cambiar. La causa hay que buscarla en la crisis económica y el consiguiente aumento del desempleo. Hasta hace poco, el principal requisito que exigían los trabajadores para cambiar de domicilio e irse a otra ciudad más pequeña era un incremento de salario. Ahora, con el aumento de la tasa del paro, son numerosos los profesionales que se trasladarían si se les ofrece un trabajo o la certeza de un nuevo empleo más seguro.
A medida que aumentan de tamaño, las localidades tienden a ser más caras
En época de crisis, encontrar o conservar el puesto laboral es la prioridad para la mayoría. Sin embargo, las ventajas pueden ser muchas si se tiene en cuenta que, además, en estas ciudades se tendrá una mayor calidad de vida, menos gastos en vivienda y productos básicos más baratos.
Criterios para elegir
Las ciudades más pequeñas son en general más baratas que las grandes urbes. Éste es un factor importante, pero no el único, al decidirse por un cambio de residencia. Al tomar una decisión de este calibre, hay que tener en cuenta estos factores:
El nivel salarial. Los salarios que se pagan en las grandes ciudades son, en general, superiores a los de las pequeñas. Las posibilidades que ofrece una ciudad grande en cuanto a empleadores, diversidad de puestos ofertados, perfiles demandados, paquete retributivo global ofrecido por el empleador (salario y condiciones laborales) son aspectos que generan en el candidato que busca un empleo la expectativa de mejorar su retribución global y de decantarse por una ciudad grande sobre una pequeña para vivir.
La promoción profesional. No se trata sólo de lo bien o mal pagado que esté el trabajo en un momento concreto, sino de las expectativas de mejora futura. Las posibilidades en una ciudad grande (aunque sea más cara) son superiores. A este respecto, los expertos dicen que el factor determinante al decidir estará en función de las posibilidades de desarrollo de una carrera profesional, de acuerdo con la formación y conocimientos adquiridos en estudios de postgrado, posibilidades que están mucho más limitadas en una ciudad pequeña.
Para los licenciados universitarios, o jóvenes con estudios medios que buscan un primer empleo, es un factor determinante que les impulsa a tomar la decisión de trasladarse a una ciudad grande en búsqueda de oportunidades reales de promoción profesional. Esto no quiere decir que siempre haya más oportunidades y mejores sueldos en las ciudades grandes, ya que también hay sectores, empresas o situaciones personales para las que pueden resultar más ventajosas determinadas ciudades pequeñas.
El factor «calidad de vida»
Disfrutar de un buen nivel salarial y mayores posibilidades de promoción hace que muchas personas prefieran instalarse en una ciudad grande, aunque sea más cara. Ambos factores predominan entre las personas jóvenes que se incorporan al mercado laboral o que están en los primeros años de su carrera profesional. Sin embargo, hay otro factor que muchos empiezan a manejar al tomar una decisión: la calidad de vida.
A medida que las circunstancias personales cambian y pasan los años, son numerosas las personas dispuestas a valorar en menor medida las oportunidades de promoción para dar más importancia a los aspectos que contribuyen a disfrutar de una mayor calidad de vida y que serán más fáciles de conseguir en una ciudad pequeña.
Los partidarios de las ciudades pequeñas manejan tres argumentos fundamentales:
Disfrutar de una mayor calidad de vida. Vivir en una ciudad pequeña conlleva menos estrés, ya que al estar más cerca del lugar de trabajo no es necesario madrugar tanto ni perder el tiempo en atascos. Son ciudades más tranquilas, con menos coches, menos ruidos y menos contaminación.
Vivir con menos o simplificar la vida. Es una corriente surgida en Estados Unidos que recibe el nombre de “downshifiting” y que significa arreglárselas con menos o simplicidad voluntaria. Es una especie de “antiyupismo” que propone disminuir el trabajo para mejorar la calidad de vida: renunciar a elevados ingresos y gastos suntuosos.
Menor coste de la vivienda y precios más bajos. Estos factores se valoran cada vez más al decantarse a favor de una ciudad pequeña.
Un modelo mixto
Otra posibilidad consiste en vivir en una ciudad más barata y tener la fuente de ingresos en una ciudad grande. Es una solución que aprovecha las ventajas de ambas posibilidades y elimina sus respectivas desventajas. Ésta es una práctica que todavía no está muy generalizada, pero se intuye que se extenderá. Este modelo mixto tiene distintas versiones:
El teletrabajo. Algunas empresas fomentan entre sus plantillas la opción del teletrabajo. De esta manera, ciertos empleados pueden desarrollar su jornada laboral desde su casa durante varios días a la semana, con las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías (telefonía móvil, Internet, videoconferencia…).
Profesionales autónomos. Hay muchos tipos de profesionales autónomos cuyos principales clientes están en las grandes urbes, pero que pueden realizar el trabajo desde su casa. Ello les permite vivir en una localidad más barata y trasladarse a la gran ciudad de forma puntual para reuniones, entrega de trabajos, recogida de material, etc. La mejora de las comunicaciones por carretera y tren hacen más factible esta posibilidad.