Se dice que un “best-seller” es como un virus que se extiende hasta propagar una epidemia. Es lo que le pasó a Paulo Coelho, a Agatha Christie, a Stephen King… Todos ellos han ayudado a fomentar la lectura o compra de libros entre un público muchas veces poco lector. Y lo único que les une, además de gigantescas operaciones de márketing en la mayoría de los casos, es su habilidad para conectar con los intereses de amplísimas capas de población. La realidad es que entre el infinito escaparate de títulos, los best seller son los más vendidos y los más demandados. ¿La razón? Puede ser fruto del prestigio del autor, del márketing con el que se ha vendido la obra, o del boca-boca originado por el éxito de sus anteriores títulos. Pero, ¿existe una receta mágica para que un libro se convierta en superventas en todo el mundo de la noche a la mañana? Publicidad, oportunidad y conexión con el lector son los factores que influyen, aunque no siempre son decisivos para que una determinada obra se convierta en un superventas.
Maquinaria publicitaria
Una buena dosis de humor combinada con unos g de misterio y algunas gotas de romanticismo. No existe una receta única para lograr que una obra se convierta en un superventas, sino una suma de factores muy diversos, entre los que la maquinaria propagandística tiene, la mayoría de las veces, mucho que ver. Pero no siempre es así. Muchas veces, las operaciones de márketing fracasan y en otras ocasiones surgen novelas que, contra todo pronóstico y prácticamente sin ayuda, logran colocarse en los escaparates de todas las librerías. Es lo que sucedió en los casos de la escritora inglesa J.K. Rowling con su primer “Harry Potter”, o al entonces desconocido Dan Brown cuando publicó su éxito mundial “El Código Da Vinci”.
La crítica culta suele rechazar esta literatura al considerarla como fácil y destinada al consumo masivo
Desde que surgió el género de los superventas en la década de los años 20 del siglo pasado, muchos se preguntan si los “best-sellers” nacen o se hacen. Algunos sostienen que antes nacían y ahora, en plena globalización, se hacen. Otros opinan que hoy día también hay obras que alcanzan el “top ten” por sus cualidades literarias y artísticas. No es el caso de la crítica culta, que suele rechazar este género literario por considerar que promueven una literatura fácil y destinada al consumo masivo en la que lo más importante es el nombre del autor, el prestigio de la editorial, el lanzamiento del libro y el momento en el que se hace dicho lanzamiento.
Amenos, oportunos y clásicos en la forma
Lanzar un libro en el momento oportuno es uno de los factores que puede ser decisivo para que se convierta en un éxito. En el mercado editorial español hay tres momentos esenciales en los que, acompañados de una enorme maquinaria propagandística, se suelen promover el nacimiento de los “best-sellers”: El Día del Libro (23 de abril), la Feria del Libro de Madrid (entre mayo y junio) y la Navidad, precedida por la entrega del prestigioso Premio Planeta. Es entonces cuando las grandes editoriales despliegan toda su artillería y publicitan sus ofertas más importantes en librerías, periódicos y suplementos culturales.
Lanzar una obra en Navidad, en el Día del Libro o en la Feria del Libro de Madrid es una garantía de convertirla en un “best-seller”
Otro factor determinante son las listas de los libros más vendidos. Dichas listas no sólo funcionan como indicador de ventas para las editoriales, sino que también son un instrumento publicitario que permite a los lectores de novelas comerciales conocer con rapidez qué títulos les pueden resultar interesantes. Aunque hay que tener en cuenta que los mecanismos de elaboración de listas en España se basan en los datos de librerías y editoriales, cifras difícilmente contrastables.
¿Cultura o mercancía?
La creciente cultura del “best-seller” ha convertido la presentación de cada nueva obra en un espectáculo más. En la actualidad, lo más importante es dar a conocer el libro en cuestión, y el tono de las críticas es lo de menos, ya que lo esencial es que se hable de la obra, puesto que el secreto para que un libro se convierta en un “best-seller” es el número de ventas y la difusión que puede lograr a nivel planetario, lo que no implica necesariamente que la obra sea de una calidad literaria excelente. Pero tampoco conlleva siempre lo contrario. De hecho, obras de gran valor artístico como “El nombre de la rosa” de Umberto Eco, o “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar, han adquirido la categoría de superventas.
A pesar de que no existe una fórmula mágica para convertir una novela en un éxito de ventas, Albert Zuckerman, expresidente de la agencia literaria Writers House sostiene en su obra “Cómo escribir un best-seller”, que existen conceptos sociológicos y literarios comunes en este tipo de libros:
- Las historias se desarrollan en lugares exóticos, de manera que el lector aprende nuevas costumbres y tradiciones.
- Cuentan con un argumento muy actual.
- Describen detalladamente los lugares en los que transcurre la acción.
- Los personajes principales son excepcionales pero no héroes, son más humanos y dejan entrever sus debilidades.
En cuanto al escritor, según Zuckerman, éste debe saber muy bien para quién escribe y dominar la mayor información posible sobre los gustos de ese futuro lector, que suele entender la literatura como una mera fuente de entretenimiento y, por eso, el escritor de este tipo de obras suele pasar de fragmentos con una acción vibrante a momentos de paz y sosiego, alternándolos con una dosis de intriga. A estos componentes hay que añadir un valor añadido: el final siempre suele ser feliz.