Coches, vestidos de novia y de fiesta, trajes, limusinas, proyectores… En los últimos años, han proliferado las compañías que alquilan todo tipo de productos. Algunos clientes prefieren esta opción, en auge debido, sobre todo, a causas de índole económica. Destaca un consumidor distinto, con hábitos cambiantes, que busca nuevas perspectivas en la manera de concebir sus gastos y limita sus proyecciones en el tiempo.
«Transumers»: no adquieren, alquilan
El mundo de la moda ha acuñado un nuevo concepto para definir a un tipo distinto de consumidor: «transumers». La denominación alude al perfil del cliente del siglo XXI, para quien alquilar tiene cada vez menos riesgos y es más interesante. Hay diversas razones que pueden explicar por qué hoy, en determinados casos, la compra pasa a un segundo plano. Más de 3.000.000 de españoles tienen contratada una hipoteca. Para muchos, cuando la liquidez escasea resulta más práctico arrendar. Con esta opción, además, se accede a productos que, en su mayoría, no se conseguirían de otra forma.
La nueva etiqueta social se refiere a estos consumidores como personas motivadas por la necesidad constante de nuevas experiencias, la búsqueda de entretenimiento y el ansia de descubrir. Así describe estas tendencias la empresa holandesa Trendwatching. Son personas cuyo estilo de vida es transitorio, libre de las molestias de la propiedad permanente y para quienes el disfrute cobra importancia.
Las condiciones
La fianza puede llegar a triplicar el valor del alquiler, pero si el producto se devuelve en buen estado, el importe se libera
La oferta del mercado es amplia y las condiciones de pago varían. Se aceptan tanto las transferencias bancarias como los abonos con tarjeta de crédito, el medio más utilizado en compras o alquileres a través de Internet. Se abona el alquiler, los gastos de transporte y el IVA. Por el pago con tarjeta, hasta que el artículo es devuelto se retiene una fianza (preautorización), similar a la que exigen las empresas de alquiler de coches. Ésta puede llegar, en algunos casos, a triplicar el valor del alquiler, pero si el artículo se devuelve en buen estado, el importe se libera y el contratante no realiza ningún pago extra.
Los precios dependen del tiempo de usufructo: el coste diario disminuye a medida que el periodo de alquiler aumenta. En el caso de obras de arte, el precio se fija a partir de un porcentaje del valor de la obra en el mercado.
Lo tradicional, trajes para bodas
Comprar un vestido de novia supone un desembolso medio de 1.000 euros, pero se pueden alquilar trajes de calidad desde 180 euros
Las compañías con más experiencia en este sector y un mayor número de clientes son las de alquiler de trajes de novia y otros accesorios para celebraciones. Comprar un vestido supone, en el menor de los casos, un desembolso cercano a los 1.000 euros. En su lugar, ciertas tiendas rentan diseños actuales, con confecciones de gran calidad, desde 180 euros. El coste medio es de 300 euros, aunque si se prefiere un traje de diseño o alta costura, el desembolso es algo mayor.
Los hombres pueden vestir un esmoquin por 60 euros y un chaqué por 100 euros. Los complementos también se alquilan. Corbatas, camisas, pajaritas, gemelos, tocados, velos o coronas pueden convertirse en un detalle «de ida y vuelta», en lugar de un recuerdo para toda la vida.
Arte en alquiler
Algunas propuestas destacan por alquilar arte. Funcionan de manera similar a las empresas de alquiler de joyas. Sus clientes habituales son gestorías, despachos de oficinas, hoteles, organizadores de eventos y pisos piloto. Desde 35 euros, se alquila por un mes la obra de jóvenes creadores. El precio incluye un seguro que queda sujeto al lugar donde se ubique. Si el sitio cambia, éste pierde su validez.
El arte abstracto y contemporáneo es el más demandado. El coste de las obras es proporcional al periodo de alquiler. A medida que aumenta, sube también el porcentaje que se cobra. Por una semana de arrendamiento se paga el 7% del valor de la obra; por un mes, el 12%; por tres meses, el 25%; y por seis meses, el 35%. Este último es el tiempo máximo de alquiler que permiten la mayoría de las empresas, como «Pinderart», que dan la opción de comprar las piezas.
Nuevas empresas, nuevos mercados
La lista de artículos de alquiler se completa con muebles, bolsos, accesorios, despachos e, incluso, vacaciones, yates, tablas de surf, caravanas o bicicletas.
Se pueden alquilar muebles, bolsos o tablas de surf
Los accesorios de moda para la mujer son los productos más demandados. Un bolso de un conocido diseñador que cuesta en una tienda 1.400 euros, se puede alquilar desde 95 euros semanales.
Las joyas son otro bien en auge. Algunas empresas las alquilan a través de Internet, donde se puede acceder al catálogo con los precios según modelo y tiempo que se desee alquilar.