El juego online es una adicción imparable, y no entiende de género. Trabajos como el informe ‘Juventud y Juegos de Azar‘, del Instituto de la Juventud (Injuve), insisten en que tradicionalmente los hombres han tenido siempre una mayor predisposición al juego. Pero según estimaciones de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), un 30 % de las adicciones al juego recaen en mujeres. Otro de los fenómenos inseparables de la ludopatía online viene hoy en día de la mano de las omnipresentes casas de apuestas, muchas de ellas a menos de 500 metros de centros escolares. De ahí que ante este creciente negocio empiecen a reclamarse medidas para ponerle coto, como abordamos a continuación.
El margen del juego –diferencia entre las cantidades jugadas y los premios otorgados– es el indicador más destacado para analizar las ganancias de este negocio. Analizamos las cifras durante una década (de 2007 a 2017) de los juegos tradicionales (máquinas hostelería, bingo y casinos), como también, los datos de las casas de apuestas y de los juegos online desde su autorización, en 2008 y 2012, respectivamente.
Imagen: Consumer
Fuente: Informe anual Datos del Mercado Español de Juego (2017), de la Dirección General de Ordenación de Juego.
Juegos online preferidos: un negocio en auge
En el caso del juego online, en solo seis años, el crecimiento en millones de euros del margen del juego no para. De los 115 iniciales en 2012 a los 560 millones en 2017 que se distribuyen de la siguiente manera por tipos de juego:
- 179 millones en apuestas deportivas en directo. El jugador puede apostar durante el tiempo de celebración del partido.
- 123 millones en apuestas deportivas convencionales. El plazo para apostar se cierra antes del evento.
- 86 millones en máquinas de azar.
- 35 millones en póquer torneo. Por una cantidad de dinero, el jugador obtiene una cantidad de fichas determinada. Todos los jugadores comienzan con las mismas fichas.
- 24 millones en póquer cash. El valor de las fichas equivale a dinero real. Para equilibrar las mesas, se impone un límite mínimo y máximo de fichas.
- 36 millones en ruleta en vivo. Retransmisión en directo de una partida real en un estudio o casino.
- 28 millones en ruleta convencional. El sistema es totalmente electrónico, y se simula una ruleta con todos los detalles.
- 22 millones en blackjack.
- 12 millones en bingo.
- 13 millones en otros.
Imagen: top10-casinosites
El debate de la regulación
La multiplicación de las casas de apuestas crece en todas las localidades españolas, en capitales de provincia y en zonas rurales. Al mismo tiempo, desde asociaciones vecinales y colectivos de profesores de secundaria se insta a las autoridades a crear un marco regulatorio similar al de los estancos o las farmacias. La regulación y supervisión de las casas de apuestas corresponde a cada comunidad autónoma. Desde las asociaciones de afectados destacan la dificultad de establecer una estimación real del número de locales, dadas las diferentes licencias de las que suelen hacer uso.
Su proliferación, sobrerrepresentada en las zonas más vulnerables o su cercanía a centros de secundaria, se encuentra en permanente debate, al igual que su presencia publicitaria. Guillermo Ponce, psiquiatra especializado en adicciones, destaca, además, el papel legitimador de los anuncios, ligados a estrellas del deporte y a la mayoría de equipos de la Primera División, disipando en el espectador la percepción de riesgo de la actividad.
Por su parte, desde la Dirección General de Ordenación del Juego, dependiente del Ministerio de Hacienda, la web informativa Jugar bien apela desde 2013 al “juego responsable” como medida de prevención. Una perspectiva no compartida por los expertos en ludopatía. “Quien debe asumir la carga de la responsabilidad es la Administración, controlando la oferta, la publicidad y el acceso a estos servicios. Es un mensaje inaceptable a muchos niveles, sobre todo, porque niega la capacidad adictiva del juego y favorece una serie de distorsiones cognitivas que van a ser claves en el desarrollo de la adicción, como el círculo vicioso de la culpa, centrado en la irresponsabilidad y que hace más difícil su tratamiento”, apunta Guillermo Ponce.